Vampiros, brujas, hombres lobo, zombis... Todos estos personajes, sobre todo en miniatura, tomaron ayer La Línea con motivo de la celebración de Halloween, una fiesta de origen celta que los países anglosajones, sobre todo Estados Unidos, a través de su influencia en la televisión han exportado a otros lugares del mundo.

Por la mañana los centros educativos se inundaron de disfraces y maquillajes lúgubres. Los colegios celebraron fiestas de disfraces y manualidades y alumnos de los ciclos medio y superior de Estética del Instituto Mediterráneo realizaron un taller de maquillaje en el que llevaron a cabo caracterizaciones muy conseguidas.

También se celebró una fiesta en el Centro Polivalente de Fegadi, donde los asistentes realizaron distintos talleres con el fin de decorar el centro. Participaron usuarios, residentes, familiares y el personal del centro, que se disfrazaron para desarrollar un amplio programa de actividades.

Ya por la tarde se celebraron en distintas sedes vecinales, como es el caso de la de Santiago, Conchal y Castillo, más fiestas en las que los niños fueron los protagonistas. En la sede de esta asociación la junta directiva preparó un escalofriante pasaje del terror que hizo disfrutar y a la vez aterrorizó a los pequeños de la barriada, que acudieron con sus disfraces en busca de diversión y caramelos.

Al caer la noche fueron los más mayores los que salieron a la calle ataviados con disfraces de estos personajes para acudir a fiestas organizadas por distintos pubs y discotecas.

También habrá disfraces y bailes latinos en el Palacio de Congresos todo el fin de semana con el Monster Latin Dance. Ayer comenzaron a llegar los primeros participantes, aunque el plato fuerte es hoy, a partir de las 11:00, con el acto más fuerte, llamado A la caza del lobo.

Halloween es una fiesta de origen celta que se celebra sobre todo en países anglosajones como Canadá, Estados Unidos, Irlanda o Reino Unido, y, en menor medida, en Latinoamerica y España. Sus raíces están vinculadas con la conmemoración celta del Samhain, que deriva de irlandés antiguo y significa fin del verano. Se trata en gran parte de un festejo secular, aunque algunos consideran que posee un trasfondo religioso. Los inmigrantes irlandeses transmitieron versiones de la tradición a América del Norte durante la Gran hambruna irlandesa.

El hecho de que esta fiesta haya llegado hasta nuestros días es, en cierta medida, gracias al enorme despliegue comercial y la publicidad engendrada en el cine estadounidense. La imagen de niños norteamericanos correteando por las oscuras calles disfrazados de duendes, fantasmas y demonios, pidiendo dulces y golosinas a los habitantes de un oscuro y tranquilo barrio, ha quedado grabada en la mente de muchas personas.