La Línea

Sólo tres estancos sobreviven al contrabando de tabaco de Gibraltar

  • La ciudad ha pasado de contar con 12 establecimientos a tres para una población de casi 65.000 habitantes Los estanqueros dicen que la situación es malísima y que pierden dinero

Los fumadores que adquieren los paquetes de tabaco en los estancos de La Línea están en peligro de extinción. El contrabando ha provocado el cierre de nueve de los doce establecimientos que existían hace tres décadas en una ciudad con 64.704 habitantes.

Actualmente en la ciudad sólo quedan tres estanqueros que aseguran que su futuro no es nada halagüeño. En la calle Real, la avenida Menéndez Pelayo y la plaza de toros están los tres puntos de venta que sobreviven. En Algeciras en menos de un kilómetro a la redonda desde la Plaza Alta hay el mismo número de estancos.

Frente al coso linense Catalina Corral, más conocida como Lina, apostilla que se sobrevive con un salvavidas. "Aquí se pierde dinero", indica mientras su tío y antiguo propietario recuerda que su estanco abrió las puertas en 1970. "El tabaco que sale de contrabando ha hundido a todos. Eso y los que han dejado de fumar. El hambre con las ganas de comer", aseveran. Según la propietaria las ventas no han bajado un 50% sino un 100%. "Desde hace cinco años a esta fecha ha sido impresionante", desvela.

Corral no pone pegas a que la gente pueda sacar un cartón al mes pero no más. "No ponen remedio y esto se nota no sólo en La Línea. Un estanquero de Estepona me comentó el otro día que no vende ni a los quiosqueros porque tienen un amplio stock", alega mientras un cliente sostiene que el contrabando afecta a toda Andalucía. En este estanco aseguran que se pierde dinero todos los meses. "Hay que pagar impuestos y si tuviéramos un dependiente no habría para pagarle un sueldo y el seguro", señalan.

Con un amplio establecimiento, el número 12, lo que más se vende ahora es tabaco de picadura. "Aunque Gibraltar también lo vende y ya lo estamos notando. Para el cliente trae más cuenta, es más barato y fuma menos. Aquí si se vende es Chesterfield, Fortuna o Ducados", atestiguan insistiendo en que un estanco hoy día no es un negocio.

En el estanco de Menéndez Pelayo la situación no es mejor. La mujer que despacha reconoce que la situación está muy mal. Revela además que si entra una persona por un paquete de Marlboro y le dice que vale 4,65 euros se queja y se marcha a cualquier esquina donde lo encuentra por un euro y medio más barato. "Los precios del tabaco los marca el Estado", añade. A este establecimiento acuden clientes fijos y los que están de paso.

En la calle Real está el tercero de los estancos que permanecen abiertos en La Línea. Tiene el número uno y es propiedad de Gavira. La administradora y gerente de la empresa, Isabel Gavira, dice que la situación del estanco es malísima. "Cuando mi padre abrió el Okay en el año 1961 con su visión comercial y de futuro pensó en los drugstore y montó el estanco para dar más servicios a los clientes", recuerda insistiendo en que mantenerlo abierto se debe a algo estrictamente "sentimental".

Del contrabando, la propietaria asegura que podrá con los estanqueros y que nadie les echa una mano. "Esto sólo se arreglaría si vendiéramos el tabaco en La Línea libre de impuestos", reivindica. La dependienta del estanco que hay dentro del Okay explica que tienen clientes fijos y los que compran productos que no hay en Gibraltar como los cigarrillos Sombra.

Según el Comisionado para el Mercado del Tabaco, los ingresos han bajado en un 35% el primer trimestre de 2013 con respecto al de 2012. Y en el Campo de Gibraltar roza el 45%. El presidente de los estanqueros de Cádiz, José Bermúdez, insiste en que el Estado "debe dar un paso adelante y cortar el contrabando. No entendemos cómo el Gobierno no resuelve este problema cuando el Estado es el gran perjudicado y está dejando de ganar millones de euros al año por culpa del contrabando", defiende.

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