Gibraltar

La verja 'española' de Gibraltar

  • Muchos ignoran que que la valla que divide La Línea de la colonia fue una medida unilateral de las autoridades británicas en terreno español aunque desmilitarizado de forma provisional

Suele existir un continuado equívoco respecto del origen de la conocida como verja de Gibraltar. Del lado español de la misma, muchos de quienes abogan por una comunicación total con el pueblo gibraltareño, aluden a esa frontera impuesta como un castigo de los gobiernos españoles hacia quienes habitan en la colonia británica. Cuando se hacen afirmaciones de este tipo se ignora que esa línea divisoria fue una medida unilateral de las autoridades británicas, y que hoy quienes menos interés tienen en que desaparezca son la población gibraltareña y sus mandatarios.

España nunca reconoció una frontera porque ello era avalar la soberanía británica sobre istmo y denominó "verja" o "rastrillo" a la valla levantada por los ingleses. En consonancia con la política de no reconocer una división entre países la aduana se hallaba a 400 metros de la verja.

Habría que remontarse al Real Decreto de 1728 mediante el cual el gobierno español creó una zona neutral establecida desde los muros defensivos del Peñón hasta las líneas españolas que luego se transformarían en la Línea de Contravalación. Se trataba de crear un territorio desmilitarizado provisionalmente sin pérdida de soberanía española, pues no estaba contemplado en el Tratado de Utrecht.

Aunque no se trataba de un acuerdo entre los dos reinos, la parte británica aceptó la medida.

Las discrepancias de Gran Bretaña en establecer el punto de donde habría de partir la línea se hizo patente desde el principio, comenzando a extender la presencia militar en la zona. Ello, como señala el historiador gibraltareño Tito Benady, a pesar de que el Fiscal general del gobierno británico manifestara en 1774, "que la ocupación no daba derecho a soberanía".

Primero se trató de permitir un desahogo a las tropas, sin construcciones estables. Posteriormente, en el siglo XIX, la aparición de epidemias en el Peñón hizo, con la buena voluntad y beneplácito de los gobernadores españoles, que los campamentos de cuarentena se ubicaran en la zona neutral.

Quiso corregir España la situación creada, pues Gran Bretaña, una vez superadas las epidemias, no estaba dispuesta a abandonar el terreno cedido temporalmente por razones humanitarias. En 1863 trató de crear una Comisión de Límites, que no interesó a la otra parte. Así en enero del siguiente año el gobierno británico manifestó que la zona neutral partía desde la línea de centinelas que ya tenía establecida fuera de la población.

La ocupación se fue consolidando y a finales de ese siglo se construyó un hipódromo y una amplia zona ajardinada. Ya en el siglo siguiente, en 1908, los británicos comenzaron a levantar la verja que, justificada como control del contrabando, consolidó la apropiación del istmo. Desde el primer momento y a lo largo de 1909 España mostró su rechazo mediante comunicaciones diplomáticas.

En 1935 se construyó una pista de aterrizaje que, en plena guerra civil, fue ampliada. El general Franco protestó a través de su embajada en Londres. Sin embargo, cuando estalló la II Guerra Mundial, el ya vencedor de la contienda civil española no efectuó protesta alguna por el uso intensivo del aeropuerto para acciones bélicas, a pesar de que las baterías españolas habían derribado un avión y averiado otro. Una cuestión ésta no aclarada, pues Reino Unido se ha negado a desclasificar los archivos correspondientes.

Como ha quedado reseñado España nunca aceptó la frontera unilateralmente impuesta ni tampoco construyó una verja paralela. Tan sólo en 1954, el año de la visita de Isabel II al Peñón, colocó una puerta junto a la británica y estableció un puesto de control. Gran Bretaña elevó una protesta por estas medidas.

En 1969, el cierre del paso por parte del régimen de Franco tras la negativa de los británicos a negociar la descolonización acordada por la ONU, llevó a la separación del Campo de Gibraltar con el Peñón.

Después vinieron las declaraciones de Lisboa (1980) y Bruselas (1984), para procurar un entendimiento entre ambos países en el contencioso gibraltareño. En medio fue restablecido el paso peatonal (1982) y también a vehículos (1985), medidas unilaterales adoptadas por el gobierno socialista español.

De otro lado, la negativa del reconocimiento de frontera quedó sin sentido al tomar Gran Bretaña la decisión de quedar fuera del espacio Schengen, lo que transforma el paso en frontera exterior y obliga a la aplicación de la normativa europea en esta materia.

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