José María Gil-Vernet. Urólogo y cirujano

"Haremos cerdos 'mellizos' de los pacientes para que les donen sus órganos"

  • Fue el primero en realizar con éxito un alotrasplante de testículo en el mundo, y en España fue el pionero en los trasplantes de riñón y páncreas.

Llegar a los 94 años con la energía física, la lucidez mental y la amabilidad de José María Gil-Vernet (Barcelona, 1922) debería ser un derecho constitucional. Fue el primero en realizar con éxito un alotrasplante de testículo en el mundo, y en España fue el pionero en los trasplantes de riñón y páncreas. Pero el maestro no vive de las glorias pasadas y todavía sigue dando lecciones magistrales sobre cirugía, como la que impartió en la III Jornada Médico Quirúrgica de Urología celebrada esta semana en la Academia de Medicina de Sevilla. Cuando se cansa de trabajar, coge la escopeta y los perros y se va al campo.

-Su currículum como cirujano especializado en trasplantes es impresionante. ¿Qué queda por avanzar en esta disciplina?

-Hoy en día se puede trasplantar prácticamente todo, porque existen sistemas muy potentes para combatir el rechazo. Antes nos limitábamos a los trasplantes de riñón, páncreas, corazón e hígado, pero ahora, como usted tendrá noticia, también nos atrevemos con piernas, brazos... 

-¿Y cuál es, entonces, el gran reto?

-En un futuro conseguiremos fabricar un donante mellizo para cada enfermo, pero en versión animal. Estos animales podrán proporcionar órganos que no sean rechazados a los pacientes, incluso sin suministrarles inmunosupresores. 

-¿Qué tipo de animal?

-El cerdo, porque es el que tiene una mayor afinidad anatómica con el hombre. Además, es un animal abundante. Se conseguirá tarde o temprano y nos ahorraremos mucho en medicamentos. Tenga en cuenta que yo tengo un paciente al que le trasplanté hace 45 años un órgano de su hermano mellizo y no hizo falta ni una aspirina. Por supuesto, habrá que manipular genéticamente a estos animales.

-Hay algunos tecnólogos que dicen que, en el futuro, se podrán fabricar órganos en impresoras 3D.

-Imposible. Quizás se podrán fabricar cartílagos y huesos, pero no un hígado o cualquier otro órgano con un papel metabólico importante. No se podrá llegar a esto. Además, no habrá necesidad si, insisto, conseguimos esos animales mellizos de los que hablábamos antes. Lo de las 3D es ciencia ficción pura que le interesa a algunos investigadores para darse a conocer y obtener más medios. Hace mucho tiempo que se están vendiendo quimeras.

-Su especialidad es la urología. Es normal que las mujeres se revisen el pecho a partir de los 40 años, sin embargo los hombres no están tan concienciados respecto a la próstata.

-Los hombres deberían ir al urólogo incluso antes. Tenga en cuenta que el cáncer de próstata es más frecuente que el de mama. Por ejemplo: cualquier hombre que llegue a los cien años desarrollará un cáncer de próstata. Actualmente, es muy fácil detectar esta patología con análisis y, posteriormente, tratarla.

-¿Y siempre hay que pasar por el quirófano?

-Lo mejor es la cirugía. Hoy en día tenemos muy buen nivel. En la cirugía, en general, estamos llegando al techo. Sucede lo mismo que con la anatomía del hombre, cuyo conocimiento está completada desde hace dos siglos. Ya no hay más. 

-En el futuro, ¿operarán las máquinas?

-Ya existen máquinas como la Da Vinci que permite operar a personas con algo de temblor en las manos y aumenta la imagen de la zona donde se trabaja. Pero no olvidemos que la máquina está dirigida por el cerebro del individuo, que es el que sabe qué es lo que tiene que hacer. Además, las intervenciones con este artilugio son un poco menos traumáticas.

-También se intenta que la cirugía sea cada vez menos invasiva. 

-Sí, para eso se ha desarrollado la microcirugía, que es sumamente útil para lograr la perfección.

-Cuando era joven, ¿imaginó que se iba a avanzar tanto en esta materia?

-Probablemente, no. Los grandes avances en cirugía fueron la aparición de una buena anestesia, el desarrollo de los servicios de reanimación y, sobre todo, los antibióticos. Antes, fallaban muchas operaciones por la infección posterior, pero ahora ya no.

-Sin embargo, últimamente se alerta de la aparición en los entornos hospitalarios de bacterias que son altamente resistente a los antibióticos.

-Sí, eso es un proceso continuo. Las bacterias se hacen resistentes a los antibióticos y hay que descubrir nueva cepas de medicamentos que puedan con ellas. Aparecen nuevos tipos de infecciones que antes no se conocían y hay que solucionarlas con la investigación y el trabajo de todos los días.

-La disfunción eréctil es uno de esos problemas que, lógicamente, siempre han preocupado a los varones. ¿El problema se ha solucionado definitivamente con medicamentos como la Viagra?

-Esos medicamentos ayudan, evidentemente, pero no son definitivos y estamos algo estancados en el tema. Mejorarán con el tiempo. También están mejorando las técnicas quirúrgicas para que, con microscopios operatorios u otros medios audiovisuales potentes, en las operaciones de próstata no se dañen los nervios erectores y se produzca una impotencia.

-Usted fue el urólogo del rey Juan Carlos. ¿Qué tal la experiencia?

-Es una persona muy simpática y valiente. Antes de entrar en el quirófano estaba charlando de forma distendida y entró con mucho ánimo a la operación.

-Tiene más de 90 películas sobre cirugía, una herramienta pedagógica muy potente.

-Estas películas son esenciales para la enseñanza de la cirugía. Permiten seguir operaciones en vivo y verlas, posteriormente, todas las veces que uno crea necesario, observando pequeños detalles que no se pueden aprender en los libros. Esto es muy importante, sobre todo en África, América o Asia. He colgado las películas en una web para que los cirujanos de estos países se puedan beneficiar y aprendan a operar. Es un legado científico que creo que puede ayudar a muchísima gente.

-Usted pertenece a una saga de urólogos. Su padre fue muy importante en esta especialidad.

-Fue el único español que ha llegado a ser el presidente de la Internacional de Urología. Un investigador importantísimo que fue propuesto por los urólogos franceses e italianos para el Nobel en los años cincuenta, pero no se lo concedieron por la situación política de España de entonces.

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