Antón Costas. presidente del Círculo de Economía

"¿Y por qué el Senado no puede estar en Barcelona?"

  • El catedrático de Economía Política en la Universidad de Barcelona opina sobre algunas de las propuestas económicas de Podemos, algunas claramente rebajadas.

Antón Costas, catedrático de Economía Política en la Universidad de Barcelona, ingeniero industrial y columnista, opina sobre dos de las propuestas económicas de Podemos, algunas claramente rebajadas. "En nuestras sociedades ya están implantados muchos de los elementos constitutivos de lo que se llamaría renta básica, y habría que sumar al conjunto la sanidad y la educación gratuitas. Por otra parte, adelantar la edad de jubilación no me parece razonable cuando aumenta la esperanza de vida. Quizás ahí también cambien de idea".

-Igual le parece metafísico, pero, ¿tiene efecto en la economía catalana la perspectiva de la independencia ? 

-No hay indicadores de inversión o tipos de interés que manifiesten inquietud en los mercados. Que exista preocupación en el mundo empresarial sí es obvio. De todas formas, no estoy seguro de que sea acertado hablar de una perspectiva de la independencia. A la consulta [del 9-N], cuyas condiciones eran favorables, ha ido un tercio del censo. La variedad de los catalanes es muy grande, y no creo que la aspiración independentista sea mayoritaria. Sí es mayoritaria la voluntad de expresar la opinión sobre una serie de cuestiones.

-¿Tampoco se han resentido los mercados españoles de las empresas catalanas?

-De momento no. Los mercados de capitales, los inversores y los flujos comerciales demuestran que no se toma en consideración el malestar catalán como una opción ni definitiva ni consolidada por la independencia, lo cual no implica que no haya cambios en el futuro. En general, y es un sentimiento mayoritario en Cataluña, tenemos la convicción de que este malestar encontrará una salida legal.

-Es sorprendente que pese al resultado de la cuasiconsulta CiU y ERC la consideren un éxito.

-La vida política catalana tiene muchos matices, a veces quizás demasiado sutiles. No se pueden meter en el mismo carro las ambiciones de ERC y CiU. Los matices están en que si uno escucha a lo largo de estos dos años a Artur Mas, no habla nunca de independencia sino de permitir que los catalanes voten -a partir de ahora en un referéndum legal y pactado-. En Cataluña hay un malestar de fondo, como lo hay en España, y tiene componentes diferentes. El nacionalismo catalán no es un efecto de la crisis porque tiene un largo recorrido histórico, pero una gran parte de la expresión independentista sí, pero es un independentismo funcional, no una estación de término sino de paso. En la medida en que la vida política encauce ese malestar y la economía mejore un poco, una parte de ese independentismo funcional revertirá.

-El papel que Podemos está jugando en España lo juega la secesión en Cataluña. Es una forma de expulsar la indignación.

-Sin duda es así en parte. Pero es probable que Podemos acabe también en el Parlament. De la misma forma en que España encuentra su vía de expresión en la desafección de la política tradicional, la vía natural en Cataluña es un anhelo de mayor soberanía.

-¿Cómo se perfecciona el encaje de la cuña catalana en el todo hispano?

-Tenemos un problema español que es ese malestar social fuerte, con una desigualdad enorme y un deterioro de las condiciones de vida y las expectativas de futuro, y también hay malestar con el funcionamiento del Estado de las autonomías que exigirá cambios legales y constitucionales. El caso catalán tiene componentes comunes y específicos. En la medida en que haya respuestas, es posible encontrar un encaje, y eso daría lugar a dos referéndums: sobre la reforma de la Constitución y sobre el Estatut resultante. Es una doble salida en paralelo.

-El pacto fiscal estará siempre sobre la mesa. Pero pacto no es sinónimo de concierto.

-El concierto foral es una especificidad muy singular que tuvo lugar en un momento determinado de la historia reciente española. Mi percepción es que no se pide tanto un concierto vasco como un modelo de financiación que sea más equilibrado y justo y contenga solidaridad, con resultados que nunca serán los vascos. Al concierto vasco hay que atraerlo a la solidaridad.

-Un elemento añadido sería incorporar a catalanes a las instituciones clave del Estado.

-Y a andaluces. Sólo hay dos organismos potentes fuera de Madrid. La Escuela Militar de Zaragoza y la Judicial de Barcelona. En Alemania veo que el Estado está presente a lo largo del territorio. ¿Y por qué el Senado no puede ubicarse en Barcelona? ¿O el Constitucional en Valencia? No reivindico la dispersión sólo para Cataluña.

-Vista la variedad de resultados en el cálculo de las balanzas fiscales, parecen casi un género literario.

-Es una buena conclusión. Las balanzas son el resultado de una técnica de medir flujos de ingresos y servicios recibidos. Hay varias metodologías que dan resultados diferentes porque tasan cosas diferentes. No es un problema sólo catalán: se quejan los valencianos, los madrileños y los propios andaluces. Un país moderno y civilizado tiene capacidad para encontrar soluciones que serán parciales y deberán renegociarse cada cierto tiempo. No deberíamos verlo como una anomalía española sino como un rasgo característico del federalismo. 

-El universo macro dice que mejoramos. La economía real lo desmiente rotundamente.

-El capitalismo es maníacodepresivo y tiene crisis recurrentes, como las gripes de cada año. Pero de vez en cuando las tiene fuertes, asociadas a burbujas financieras. La mejora macroeconómica no se refleja en las condiciones de vida. Tenemos que atender a esas personas que se quedan en la cuneta y no estarán en condiciones de incorporarse al tráfico cuando la crisis pase. Necesitamos una política más sofisticada. La austeridad y las reformas hay que hacerlas sin que produzcan más desigualdad. Ben Bernanke aclaró cuándo EEUU saldría de la crisis hace cuatro años: cuando el paro baje del 6,5%. Ya están por debajo del 6%.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios