Javier gil. coordinador provincial de cruz roja en cádiz

"Primero sonríen, besan el suelo y luego dicen gracias"

  • Dice que a alguien que decide dedicar su tiempo a los demás "no se le endurece el corazón". Pide que, "entre todos", se gire la mirada a África.

Javier Gil (Jerez, 1976) se hizo voluntario de la Cruz Roja en 1992 en su ciudad natal, y continuó su labor en Pamplona, donde fue vicepresidente de la institución navarra. Ha sido vicepresidente nacional de Cruz Roja Juventud en España, y desde 2007 es coordinador en la provincia de Cádiz. "Me movía la inquietud de ayudar a los demás" dice, y piensa que esa entrega a los demás es "algo que el ser humano lleva innato" y es lo que impulsa a otros al voluntariado, y lo que lleva a la "satisfacción de saber que se ha contribuido a mejorar tu entorno, tu ciudad...".

-Yo no sé si, después de atender tantos casos trágicos en el Estrecho el corazón se endurece.

-Alguien que decide dedicar parte de su tiempo a los demás ya demuestra su imposibilidad de endurecerse ante las situaciones de vulnerabilidad de su entorno. Evidentemente es imposible la complicidad con ellos, con las personas que posiblemente sólo pasen por tu lado cinco minutos, pero la sonrisa, la mirada, el llanto, el abrazo… son reacciones humanas, y que se traducen en humanidad, todos ellos ingredientes que reblandecen el corazón más duro.

-Seguro que hay que hacerlo, pero me sigue pareciendo chocante ver a gente poniéndose guantes para tocar a otra gente.

-El voluntariado que participa en la actividad está formado para este tipo de atenciones, todo está protocolarizado. Por eso también sabemos cuáles y cuándo son oportunas las medidas de autoprotección, sobre todo en la atención sanitaria. La actitud del voluntariado que se ha visto en la tele y en las fotos, de cercanía y humanidad con estas personas, deja claro que el uso de guantes no es una muestra de temores infundados. Se utilizan cuando son necesarios, para la protección del voluntariado y de la persona que recibe la atención.

-¿Hay más preocupación ahora entre ese personal por el virus del ébola?

-El personal de Cruz Roja, dispone de la información necesaria sobre las medidas de autoprotección. No obstante, el riesgo de contagio de una enfermedad transmisible es mínimo, equiparable al que pudiesen tener atendiendo a población no inmigrante, ya que esta población es normalmente joven, ha salido de zonas de riesgo hace tiempo y es improbable que presenten enfermedades transmisibles que necesitasen de medidas extraordinarias.

-¿Qué es lo primero que dicen las personas que son rescatadas del mar?

-Se pueden decir las cosas de muchas formas y maneras, no siempre son palabras, la mayoría son gestos; mirar al cielo, besar el suelo, chocar las manos, sonreír… pero todas ellas llevan el contenido del agradecimiento. Lo siguiente ya son palabras de "gracias".

-¿Les han contado por qué cruzan?

-En Europa buscan oportunidades. Normalmente, en una atención de emergencia, apenas da tiempo de que nos cuenten sus sueños. En esos momentos, nos preocupa que se encuentren bien y  que entren en calor. Pero Cruz Roja no se queda ahí, y seguimos la atención no sólo en costas, también en primera acogida, en Centros de Acogida, atención social… a fin de cuentas, acompañando en el proceso migratorio.

-¿Son ellos conscientes del rechazo que provocan en parte de la población?

-¿Rechazo? Por suerte no es lo habitual encontrarnos con esa actitud por parte de la sociedad en general. Prueba de ellos es que la población de Tarifa estos días se ha volcado con nosotros. No voy a negar que existen personas, que todos podemos identificar en nuestro entorno, que muestran rechazo, pero es fruto del desconocimiento, o del temor.

-¿Y se han encontrado con alguien rescatado más de una vez?

-Sí. En algunas activaciones, nos hemos encontrado a personas que han tratado de cruzar el Estrecho varias veces, intentando llegar a Europa. Y algunos nos cuentan que lo harían de nuevo si fuera necesario.

-¿Y qué comentan los voluntarios en esas jornadas en las que se ha rescatado a centenares de personas?

-Para todos ha sido algo inusual, por supuesto. En la llegada masiva de los días 11 y 12 de agosto hemos compartido trabajo con los voluntarios del resto de las provincias andaluzas, que participan habitualmente en esta actividad en sus territorios. Pero todos coinciden en que lo que se llevan es la satisfacción del deber cumplido, de acompañar a estas personas.

-¿Cuál sería la solución para este drama repetido?

-Las migraciones son procesos muy complicados, y no tienen una única solución. Estos días han llegado personas de múltiples países, a los que les han empujado razones muy distintas: crisis alimentaria, falta de oportunidades, conflictos armados o sociales,  persecuciones por raza, credo, religión, políticas… Mejorar las condiciones de vida en sus países de origen no es sólo una solución a la migración, sino una necesidad humanitaria. Debemos entre todos girar la mirada hacia África.

-Pero ustedes también hacen una importante labor en España

-El mandato de Cruz Roja Española es aliviar el sufrimiento ajeno sea quien sea y en cualquier circunstancia, sin diferenciar por origen, ni religión, ni ideología. En los últimos años, nuestra actividad se ha volcado principalmente en la atención a las personas en exclusión social, no sólo con la entrega de productos de primera necesidad, sino también con la búsqueda de empleo, apoyo escolar... pero sin olvidarnos de seguir acompañando a personas mayores, a personas con discapacidad, a menores a víctimas de violencia de genero... Ya sabe, la Cruz Roja se reinventa todos los días.

-¿Le desconsuela pensar que el mundo no mejorará para que ustedes dejen de ser necesarios?

-Me niego a pensar que el mundo no mejora, y que no mejorará. Hace 150 años, cuando nació Cruz Roja Española, ya se percibió que el desafío sería duradero e importante. La sociedad ha atravesado caminos difíciles pero desde nuestro origen nos hemos mantenido, caminando hacia delante con pisadas firmes para conseguir mejorarla. Desgraciadamente seguimos en los campos de batalla.

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