La Balona consiguió ayer su cuarta victoria en serie. Lo hizo siendo fiel al guión que parece haberse autoimpuesto: indultar al rival durante todo el primer tiempo y acabar, si no pidiendo la hora, al menos con el ánimo achicado por el riesgo de ver volar dos puntos. Lo mismo que hace quince días ante el Jerez Industrial y, más aún, que el pasado domingo en Coria.

Con este resultado los albinegros se aferran a la cuarta plaza, arrebatada temporalmente el sábado por el Ayamonte, y cada vez tienen más a tiro su verdadero objetivo: el liderato.

El Recre B, por el contrario, pasó por el Municipal de La Línea sin pena ni gloria. No hubo ni un pequeño atisbo de aquel rival que, con Carlos Ríos a la cabeza, mereció aplausos la pasada campaña. Firmó un partido con muchos menos méritos de los que señala el marcador. Blandito atrás hasta decir basta, sin apenas una muestra de calidad individual y con su supuesto referente balompédico, Chus Hevia, en el limbo. Resulta complicado entender que este colectivo empezase el partido a sólo tres puntos del equipo de La Línea.

La Balompédica pudo, ante un rival inerte, ensañarse durante el primer periodo, en el que los cachorros del Decano no lanzaron una sola vez entre los tres palos. Todo lo contrario del equipo de casa, que ya a los dos minutos pudo ponerse por delante, pero Cristian se estrelló en Ángel. El meta fue, de largo, lo mejor de la escuadra visitante. Y seguramente del partido.

Ese primer tiempo fue un monólogo de un conjunto venido a más, que ahora sí que desprende que cree en lo que hace. La retaguardia adelantada pasaba factura a los de Quevedo, que se salvaron un par de veces en fueras de juego muy al límite, hasta que en el 21' Juampe rompió en velocidad y definió a la perfección entre las protestas de los zagueros visitantes. Estaba claro que su estrategia defensiva en el límite del riesgo acabaría por pasarle factura.

Con el rival tambaleándose por el golpe recibido fue el propio Juampe el que habilitó a David Hernández, que encontró premio al trabajo oscuro que realiza cada semana (2-0).

El partido no cambio de rumbo. La Balona jugaba a sus anchas, gustándose, con velocidad, haciendo circular el esférico a buen ritmo y disfrutando de oportunidades para algo, para mucho más que haber cerrado el resultado. David Hernández y Cristian tuvieron en sus botas las más claras. Ángel fue otra vez el obstáculo insalvable.

En el vestuario la Balompédica se ahogo en su convencimiento de que el partido estaba resuelto y se puso a echar la siesta. El que volvió al campo fue un conjunto sin el pulso, el ritmo y la intensidad del primer periodo. Y lo que es peor, sin su fútbol.

El partido entró en un insufrible encefalograma plano y, posiblemente influenciado por la temperatura ambiental, frío dentro y fuera del terreno de juego. Hasta tal punto de que, como ambos conjuntos llevaban accidentalmente el mismo escudo, a ratos recordaba a una pachanga de los jueves.

La Balona se contagió de la falta de pulso de su contrincante, y la situación se agravó cuando Escobar relevó a Cristian, que era el único que parecía seguir con ganas de fiesta. Es cierto que fortaleció el mediocentro con Carlos Guerra, pero dejó huérfano de juego a la banda en la que acopló a Ismael Chico. Y renunció a cualquier intento de despertar. Ni el esperado debut de Marcos consiguió variar la situación.

En el 67' Álvaro cabeceó el primer lanzamiento a puerta del Recre B en toda la tarde. No es que el filial despertase, pero al menos se desperezó y en el 72' Álex Zambrano hizo un auténtico golazo desde la frontal después de un saque de esquina. Era el primer balón que tocaba y el miedo se enredó en el cuerpo de la parroquia linense.

Apenas hubo más fútbol. Es verdad que el balón se paseó un par de veces por la zona de Camacho, pero ocasión, lo que se dice ocasión, sólo la tuvo Copi, que en el 88' se encontró sólo ante Ángel, al que dio la oportunidad de hacer su último paradón.