UD LOS BARRIOS-REAL BALOMPÉDICA

Ni la Unión es David, ni la Balona Goliat

  • Dos caras Los linenses suman su primer triunfo fuera pero no disipan dudas ante los barreños, que no dan su brazo a torcer, pero se quedan a medias Clave Los albinegros tiran de oficio con diez y en la última media hora apenas hay juego

La Balompédica salió victoriosa de un derbi comarcal al más puro estilo de la Tercera división pero, paradojas del fútbol, su parroquia abandonó el San Rafael envuelta en un sinfín de dudas mientras la de casa lo hizo muy orgullosa. Los albinegros llegaron a disfrutar de una renta de tres goles y cuando sus acérrimos presagiaban ya la goleada, la Unión primero volvió al partido y después le metió el miedo en el cuerpo a los de La Línea. De por medio, un escenario impracticable, en un estado realmente vergonzoso que abortó cualquier intento de juego, y un árbitro, que, como el auxiliar Álvarez López, no tiene talla para pitar en esta categoría.

La Balona restañó, con tres puntos, la herida que produjo cuarenta y ocho horas antes su primera derrota. Pero el equipo albinegro, incapaz de ajusticiar al rival por culpa de sus errores defensivos, sigue sin dar el golpe de autoridad que su gente le exige.

Sobre el campo, salvando honradísimas excepciones, no se escenificó la pelea entre un equipo que vive en el profesionalismo, que cobra por adelantado y que está gestado para pelear por las cuatro primeras plazas con otro que simplemente no tiene ni  la esperanza de cobrar y cuyo único objetivo es salvar la categoría. Todo fue mucho más parejo. Un balance preocupante para los visitantes, que se están conformado con muy poco, y extremadamente honroso para los de casa, que forman un grupo tan generoso en el esfuerzo como bisoño.

En los primeros minutos, cuando ambos bandos andaban estudiándose, se produjo la primera acción polémica. Un disparo de Bibi lo repelió con el brazo Olmo, que estaba dentro del área. El árbitro hizo caso omiso a las justificadísimas protestas de los gualdiverdes, que le reclamaban pena máxima.

La acción pudo cambiar el guión, pero el caso es que tres minutos después Copi ya avisó con un disparo desde fuera del área y en el 15' rentabilizó un error de Dani Gallardo al querer sacar la pelota. Biri le arrebató el esférico y comenzó a justificar su perdón con un centro medido a las entrañas del área, donde el algecireño fue certero.

El conjunto de la Villa acusó el mazazo. Titubeó. Y la Balona hizo valer su mayor experiencia y le encontró la línea de flotación. A los 17' Bubu se lució a un cabezazo de David Hernández, que fue, con mucho, el mejor jugador sobre el terreno de juego.

Dos más tarde Antonio Merino completó una galopada fantástica por su banda y aprovechó un desajuste de la defensa para enviar a Copi quien, desmarcado, hizo el 0-2.

Para entonces sólo existía la Balona. El propio Copi en el 22' acarició el hat-trick, pero su disparo se marchó fuera y en el 35' llegó el 0-3 en un córner que nunca debió haber cedido la defensa local, pero que Biri transformó en su segunda asistencia y David Hernández, en el 0-3.

Lo fácil era pensar que un equipo imberbe como la Unión, cuya defensa -con Espínola incomprensiblemente ausente- haciendo aguas por todos lados, estaba abocado a una tragedia. Pero la Balona es incapaz de matar un partido y en el 38' Juanjo metió el balón al borde del área chica y mientras todos miraban Álvaro Navarro acortó distancias (1-3).

Tras el descanso la entrada de Paquito dio mayor profundidad al costado derecho de la Unión. Un córner botado por el ex balono permitió a Adrián Vera apuntarse el dos-tres, rentabilizando la monumental torta que demuestran con insistencia los futbolistas de la Balona en las jugadas a balón parado.

A renglón seguido el propio Adrián Vera sujetó a Copi fuera del área y el algecireño se dejó caer como si le hubiesen disparado por la espalda. El árbitro se tragó la falta y mostró la segunda amarilla al ariete, que llevaba una hora loquito por dejar el campo y que se marchó del campo entre lágrimas. Otro error monumental del trencilla.

La Balona, que demostró haber aprendido la lección de San Fernando, empezó entonces, con uno menos, a administrar el partido. La entrada de Javi Gallardo dotó al equipo de equilibrio y la Unión no volvió a crear peligro.

Resulta difícil entender cómo con uno más y en desventaja, los de casa no tiraron por la calle de en medio y prescindieron de un zaguero para colocar un hombre más arriba.

El caso es que el derbi se volvió tosco. Parado. Como quería la artillería visitante, que hizo valer sus galones, su mayor experiencia para que no se jugase. El árbitro estaba más pendiente de los banquillos que del campo, donde apenas sucedía nada. La bronca en la grada. Y en el césped -por llamar a eso de alguna manera- la única que pudo marcar fue la Balona. Primero por medio de David Hernández, que se encontró con un paradón de Bubu, y ya al final Liam, desde la frontal.

Pero no hubo más. La Balona se sitúa a una victoria de la cuarta plaza y la Unión, en puestos de descenso. Pero el caso es que nadie acabó satisfecho del todo.

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