El Real Madrid se estrelló una vez más en el campo que peor se le ha dado en los últimos 17 años, fue incapaz de superar a un rocoso Deportivo, y pagó con un gol en propia meta del portugués Pepe una derrota, que le condena a sufrir un nuevo varapalo y que puede animar de nuevo la Liga.

Los locales cedieron la iniciativa al rival, le asfixiaron en el centro del campo y evitaron que los blancos se sintieran cómodos en los últimos metros. El Madrid sólo pudo probar a Aouate con un balón colgado de Torres hasta el ecuador del primer periodo, momento en el que desistió parcialmente de su idea inicial para que el Deportivo tuviera mayor participación en el encuentro y pudiera despistarse en defensa.

Los coruñeses se entregaron en ataque a la velocidad de Wilhelmsson y a los destellos de Lafita. El Deportivo asumió una especie de calma tensa, convirtió el partido en un duelo táctico e impidió que los de Schuster estuvieran sueltos y sacaran a relucir sus virtudes.

Raúl no estuvo fino en el control tras una gran asistencia de Cannavaro que le habría dejado solo ante Aouate, y cuando parecía que el Real Madrid tenía el partido más a su favor, hizo aguas en defensa. Un ex madridista, Filipe Luis, se vengó de los blancos con una cabalgada por la banda izquierda y un centro envenenado que Pepe despejó hacia su propia portería.

A la desesperada, el Real Madrid imprimió un ritmo frenético para impedir que el Barcelona pudiera avivar la Liga en la jornada dominical, pero el Deportivo aguantó el pulso y consiguió una victoria que le acerca a la permanencia.