Tenis

Nadal agranda su leyenda

  • El español gana el Abierto de EEUU tras derrotar a Djokovic en cuatro sets y ya es el tenista más joven en ganar los cuatro torneos de 'Grand Slam'.

Rafa Nadal por fin ha podido morder el trofeo del único Grand Slam que le faltaba, el del Abierto de Estados Unidos, y ha entrado de esta forma en la leyenda del tenis, al ser uno de los únicos siete jugadores de todo los tiempos que han completado el póquer de los cuadro grandes torneos.

La pista central más grande del mundo, la Arthur Ashe, fue el escenario idóneo para la gesta del tenista español, quien a sus 24 años sigue devorando récords y acumulando títulos en su palmarés. Sin embargo no fue nada fácil para el tenista español que tuvo en Novak Djokovic un durísimo contrincante junto al cual ofreció una gran final, a pesar de las casi dos horas de suspensión que tuvo el partido a causa de la lluvia. Nadal acabó imponiéndose por 6-4, 5-7, 6-4 y 6-2, tras 3 horas y 43 minutos de encarnizada batalla.

Comenzó bien Nadal el partido logrando romper el servicio del serbio en el juego inaugural, aunque Djokovic no se puso nervioso y recuperó el break en el cuarto. Sin embargo, el español le devolvió a continuación la rotura, en su sexta bola de break y ahí sí que lo acusó el jugador balcánico que destrozó su raqueta contra el suelo a golpes. El partido seguía siendo intenso, con duros peloteos desde el fondo de la pista, y Nadal supo mantener su saque y sumar a su favor la primera manga mientras se encendían las torres de luz del estadio y el balear miraba con inquietud al cielo, ya que el cielo estaba cada vez más encapotado y amenazaba lluvia.

Al igual que en su partido de semifinales ante Roger Federer, Djokovic afrontó el segundo set exhibiendo un nivel tenístico descomunal. El serbio sacaba golpes ganadores desde todos los lados de la pista, mientras Nadal trataba de aguantar como podía viendo como el balcánico se colocaba con un 4-1 de salida. Pero la fortaleza mental del número uno volvió a salir a flote como suele hacer casi siempre, pero sobre todo en las grandes ocasiones. Nadal comenzó a dominar con su derecha y a quitarle la iniciativa a Nole, quien impotente vio como el español invertía el rumbo del set y empataba a cuatro juegos.

Con el servicio de Djokovic y un 30-30 con Nadal cada vez más metido en dinámica ganadora apareció la lluvia y la suspensión de casi dos horas del partido justo en el momento más bonito del choque entre ambos. El parón salvó a Djokovic quien reanudó el partido más sereno mentalmente y agresivo en su juego, consiguiendo romper el servicio en el duodécimo juego, con un cien por cien de efectividad, y convirtiéndose en el primer jugador que le arrancaba un set a Nadal en el torneo.

El tercer set fue de mucho voltaje, pero en parte motivado por las numerosas bolas de rotura de servicio que desperdició Nadal, muy irregular con su revés. Salvó en el primer servicio de Djokovic, pudo quebrar en todos los demás del balcánico, aprovechando tan solo una de las once puntos de ruptura de los que dispuso. Sin embargo, la rotura del tercer juego fue suficiente gracias a la consistencia de Nadal con su saque, que se apuntó en blanco en los tres primeros juegos, cediendo sólo cuatro puntos en toda la tercera manga. La pérdida del tercer set fue una losa para la raqueta de Belgrado. Djokovic se fue desinflando en la pista ante la consistencia de Nadal que con dos roturas consecutivas se ponía con 4-1 y servicio, una ventaja demasiado sustanciosa como para dejar escapar el preciado botín que es el Abierto de Estados Unidos.

Con este triunfo, el tenista de Manacor firma un año de ensueño en el que además de recuperar la corona mundial como número uno ha conseguido ganar de manera consecutiva Roland Garros, Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos, y se ha convertido en el jugador de la historia que más Masters 1000 ha conquistado.

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