Vela l V Gran Prix del Atlántico

La falta de viento dificulta la puesta en marcha de la regata

  • El 'Solnes III', el primero en superar la baliza de desmarque, en la que ya da comienzo el apasionante pulso de la clase mini

La ausencia de viento, que apenas sopló con una fuerza de cinco nudos, restó espectacularidad ayer a la salida de la regata transoceánica La Línea-Gibraltar-Lanzarote-Martinica -quinta edición del Gran Prix del Atlántico-, que tuvo lugar al mediodía desde el puerto de poniente linense, en el que se dieron cita alrededor de un centenar de espectadores, entre los que se encontraba el alcalde local, Juan Carlos Juárez.

Las veintiuna embarcaciones de las clases crucero, catamarán, open y mini que finalmente emprendieron la aventura tienen por delante alrededor de un mes de navegación ininterrumpida -sin tocar tierra ni para abastecerse-, un periodo en el que deberán salvar una distancia de unas 3.200 millas hasta llegar a la isla caribeña.

El pantano barométrico que abraza estos días la zona del Estrecho de Gibraltar dificultó la puesta en marcha de la prueba. Los participantes, a marcha lenta, tomaron la salida y se dirigieron a la boya de desmarque, situada a Poniente con una distancia de una milla.

Poco a poco fueron pasando, haciendo bordos que ponían de manifiesto la destreza de los tripulantes, que antes de que se diese el pistoletazo de salida no ocultaban la ilusión al afrontar lo que sin duda tiene tanto de aventura como de actividad deportiva.

Los minis (veleros de 6,50 metros) empezaron su lucha particular con cruces al límite de abordajes, afortunadamente sin consecuencias.

De esta baliza la flota participante se dirigirá a la isla de Lanzarote, con una previsión de navegación de una semana, de persistir las ventolinas que actualmente rigen la zona.

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