El Club Polideportivo Arroyo que el próximo domingo visita el Municipal de La Línea se presenta, al menos a priori, como una buena oportunidad para que la Real Balomédica reconduzca su marcha después de dos derrotas consecutivas. El conjunto extremeño y La Roda son los dos únicos del grupo IV de Segunda B que aún no conocen la victoria a domicilio. De hecho sólo ha sumado seis puntos en trece desplazamientos. Pero ojo que los números siempre esconden una segunda lectura: los arroyanos enlazan tres jornadas sin perder y su guardameta, Facundo, acumula ya 298 minutos sin encajar un tanto.

El próximo rival de la Balona sobrevive en la Segunda B merced a su fortaleza en casa. Fuera sus prestaciones bajan y mucho. No es un mal de esta temporada. Ya sucedió la pasada, en la que sólo sumó doce puntos a domicilio. Su última victoria como visitante se produjo precisamente en la jornada en la que la campaña precedente echó el telón, el once de mayo sobre el Córdoba B.

El Arroyo es un club atípico donde los haya, que cumple su tercera temporada en Segunda B. Pocos habrían pronosticado esta situación cuando hace seis años se hizo cargo del club el empresario local Juan Bermejo, que regresaba desde Madrid tras cerca de 40 años fuera de la localidad con la intención de dedicarse "a los caballos y el fútbol". Dicho y hecho: Bermejo gastó su ilusión y su dinero, sin reparar en gastos, en subir al club desde la Regional Preferente a la categoría de bronce. Lo hizo en tres años y con varios conocidos de la comarca como instrumento. No marró.

Tras dos años en el alambre y tras varios amagos de marcharse, el empresario cumplió y dejó la entidad. El club estaba destinado a descender administrativamente ante la ausencia de un sucesor. Hete aquí que, contra todo pronóstico y casi en el último minuto, su recambio fue su mismísima mujer, Teodora Ramos. Una reunión de amigas en un bar precipitó el nuevo proyecto: la directiva está formada íntegramente por mujeres, algo sin precedentes en el fútbol nacional.

Con enorme entusiasmo y orgullo, las ocho mujeres se lanzaron al reto de hacer un equipo capaz de mantener al Arroyo en la categoría. Renovaron a José Francisco Grao, Pato, para el banquillo del cuadro extremeño. Con menos dinero, éste formó un bloque modesto, pero aguerrido, que al menos está peleando por no descender, cuando muchos situaban a los ajedrezados permanentemente en la cola.

El Arroyo, adaptado a su campo de césped sintético -no extrañará el de La Línea- en el que basa su fuerza, está naufragando fuera. No ha ganado aún lejos de su estadio. Además la vulnerabilidad de la Balompédica parece no estar amenazada, ya que el conjunto cacereño sólo ha hecho nueve goles lejos de su estadio (apenas tres equipos lo han hecho en menos ocasiones en este grupo) y de la mitad de sus viajes regresó sin hacer una sola diana.

Sin embargo, en estos momentos acumula tres partidos sin perder y con cero goles en contra. El argentino Facundo Lupardo (ex del Sanluqueño) no ve perforada su meta desde que el Arroyo perdió en Almería el ocho de febrero e Iván Sánchez anotó el tanto del triunfo del filial almeriense en el 62.

Un buen reflejo del trabajo de una defensa reforzada en la que sobresalen dos fichajes del mercado invernal: Gallardo (no estará en La Línea por su expulsión en el 2-0 ante el Marbella) y Arturo. Las contrataciones llegaron, entre otras cosas, para paliar el efecto de la marcha del linense Lobato, al que una lesión impedirá jugar hasta final de temporada.

Otra de las bazas del equipo de Pato son las bandas: sus exteriores, Armero y Minaya, ponen la velocidad, junto el talento y la técnica del veterano Antonio Cruces Doblas Coco (ex de la propia Balona y de la Unión Deportiva Los Barrios), sin duda el jugador más desequilibrante por su habilidad y autor ya de tres goles. Con todo, el cuadro extremeño basa su poderío atrás. El resto lo hace el entusiasmo de un club del perfil más modesto de la categoría que hace no mucho era uno más en Preferente.