La competencia en la primera plantilla de la Real Balompédica -o quizás sería más correcto escribir entre los centrocampistas y los atacantes del plantel albinegro- está empezando a propiciar banquillazos como el que sufrió el pasado sábado en Aroyo el senegalés Abdoulaye Fall. Una decisión que ha supuesto todo un aviso a navegantes: no existen intocables. Tres jugadores de la primera plantilla que por una u otra razón no están contento con su situación determinaron ayer entrenarse en el día libre que el técnico había concedido. Canario, Óscar Martín y Migue Montes hicieron bueno aquello de a Dios rogando... y con el mazo dando.

La aportación del mediapunta José Antonio Méndez Canario ha caído en picado en el último mes. De aquel jugador que deslumbró desde su mismo debut en el partido copero en Marbella parece que quede sólo el recuerdo. Fue, posiblemente, el más señalado por la derrota ante el Cádiz de hace una semana que alejó a los albinegros de los dieciseisavos de final. Parecía el día señalado para encumbrarse y pasó desapercibido. El futbolista es consciente de la situación y responde de la única manera que lo puede hacer: trabajando.

Migue Montes no consigue desplazar a Copi de la referencia ofensiva. Llegó precedido de un cartel que le del que no está haciendo gala y de hecho ya en la primera jornada de Liga se vio relegado al banquillo. Otro que se ha propuesto revertir la situación a base de horas extras.

El tercero en discordia es Óscar Martín. Después de ser uno de los jugadores más brillantes en pretemporada posiblemente la acumulación de minutos le pasa factura. Últimamente su condición de titular se ve eclipsada a veces en beneficio de José Ramón. Otro que replica a la situación metiénmdole mas horas al tajo.

La imagen de que los jugadores que no son llamados a la titularidad responden con apatía contrasta bastante con esta realidad. Este ejemplo de profesionalidad acabará repercutiendo en beneficio de los propios interesados... y del equipo. Seguro.