Fútbol

Un sanroqueño, tras los pasos de Víctor Valdés

  • Guillermo Lara acaba de debutar con el primer cadete del Barça con el reto de echar raíces "en el mejor club del mundo"

Apenas lleva un mes en La Masía pero ya se siente como uno más. Tiene 15 años pero ya habla como un hombre. Sabe que está ante la gran oportunidad de su vida y va a exigirse el máximo para echar raíces en la cuna de algunos de los mejores futbolistas del mundo: la cantera del FC Barcelona. El portero sanroqueño Guillermo Lara Ramos vive con intensidad y cabeza fría el comienzo de su experiencia en el universo Barça. Acaba de debutar con el primer cadete blaugrana y sueña con alcanzar algún día la cima, como ya hiciera desde los escalafones inferiores uno de los productos de la casa, el cancerbero campeón del mundo Víctor Valdés.

"Me han recibido muy bien y ya estoy totalmente aclimatado. Venía de haber estado en Sevilla con el Betis las últimas temporadas y estoy acostumbrado a estar fuera de casa", asegura Guillermo, que aterrizó en La Masía el pasado 21 de agosto.

El sanroqueño se comprometió con el Barcelona a finales del pasado curso, a pesar del interés de su club por retenerlo y de las proposiciones de otras entidades de talla, incluido el Real Madrid. "Mi familia y yo lo teníamos muy claro desde el principio", confiesa el prometedor guardameta. Guillermo tuvo su primera toma de contacto en un torneo veraniego que llevó al cadete azulgrana hasta Corea del Sur. "Nada más llegar fue un aliciente. En el Barça sabes que vas a conocer mundo también. En el torneo alcanzamos la final pero llegamos físicamente muertos por toda la carga de trabajo. Jugamos muy bien pero nos faltó esa frescura. Fue toda una experiencia", relata.

Guillermo comparte vestuario con chicos de muy distintos lugares. "Hay otro chaval andaluz, de Granada, pero tengo compañeros de todos lados y de muchos países", apunta. De hecho su competencia en la portería es un camerunés llamado Andre Onana. "Nos llevamos muy bien", subraya.

El arquero sanroqueño se estrenó el pasado fin de semana en competición oficial con una contundente victoria ante el Jabat i Terrasa (4-0). El técnico, Quique Álvarez, apostó por Guillermo. "Me sentí muy cómodo-afirma-, en el Barça sabes que no vas a tocar mucho balón con las manos", sostiene. "Aquí hay un sistema de juego implantado que nace desde abajo. Nosotros jugamos con mucho posesión, al toque, abrimos banda, juego rápido", explica. "Para un portero del Barcelona es importante mantener la concentración porque hay fases largas en las que no participas. Uno tiene que ser listo en ese aspecto".

El sanroqueño tiene su "método" para estar centrado en los partidos: "Hablo mucho con los centrales". Guillermo asegura que no se fija en alguien en particular para aprender, aunque si tuviera que elegir un modelo: "me quedo con Víctor Valdés, creo que es el portero más completo ahora mismo". A pesar de sus características-es muy alto y fibroso-evita cualquier parecido con De Egea. "Va a ser el sustituto de Casillas en la selección, estoy seguro". El meta entiende que un portero "debe ser muy fuerte de mente. No te puedes venir abajo por un error".

Guillermo tiene asimilado su nuevo día a día. "Hay muy poco tiempo libre. Por las mañanas asisto a las clases en el instituto y por la tarde tengo más clases en La Masía y los entrenamientos", cuenta. "Aquí algunos llaman esto la cárcel-bromea-, exigen muchísimo pero también te cuidan, te educan en el fútbol y como persona. Tiene mucho mérito porque a pesar de ese nivel de exigencia existe un ambiente buenísimo entre todos los técnicos y los jugadores que conviven aquí". El sanroqueño recibe la visita de sus padres una vez al mes, con los gastos cubiertos por el Barcelona. "Ellos están casi más contentos que yo de que esté aquí. El otro día vinieron a verme en el debut y me dicen que siga así, humilde, trabajador y con ganas de seguir creciendo".

El guardameta no olvida sus orígenes. Criado en la cantera de Los Olivillos desde que era prebenjamín dio el salto al Betis hace tres campañas. En Heliópolis llegó a alcanzar la condición de internacional del combinado nacional. Ahora se alegra del buen momento que vive el fútbol de su pueblo. "Trato de seguirlo desde la distancia aunque estoy algo perdido. Sé que ascendieron y que la gente del pueblo está recobrando la ilusión. Me alegro porque San Roque se lo merece".

Mientras el San Roque disfruta de una temporada histórica en Tercera, un joven de la tierra como Guillermo intentará hacer camino en La Masía, una de las fábricas de sueños más grandes del planeta. Madera y condiciones tiene. Sólo él se puede poner techo.

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