Cultura

Daniel Ruiz García gana el Premio Tusquets de Novela por 'La gran ola'

  • El autor sevillano aborda en la obra, que se publicará en noviembre, "la dinámica de depredación" del mundo laboral de la crisis.

El escritor y periodista sevillano Daniel Ruiz García obtuvo ayer el Premio Tusquets de Novela por La gran ola, convirtiéndose, de paso, en el autor más joven que se hace con este galardón desde que fue creado hace 12 años. El fallo del jurado -compuesto por los escritores Juan Marsé, Almudena Grandes, Juan Gabriel Vásquez y Alberto Barrera Tyszka, ganador de la anterior convocatoria, junto con el editor Juan Cerezo- destacó "el tratamiento narrativo corrosivo y descarnado" del que el autor se vale para abordar "la degeneración de las condiciones laborales", dice Ruiz García, que verá publicada la novela el próximo mes de noviembre en la colección Andanzas de Tusquets y se embolsará un anticipo sobre derechos de autor de 18.000 euros. 

"Me interesaba mucho el camelo formidable del coaching. Digamos que, por obligaciones profesionales, sufrí más exposiciones de la cuenta a ese tipo de sesiones, y me di cuenta de hasta qué punto ese fenómeno ha calado en las empresas y, lo que es más importante aún, en los puestos de decisión de las empresas", explica el escritor, que ya en Todo está bien, su anterior novela, publicada el año pasado en Tusquets, tocó en parte esa manifestación de lo que el autor llama "la filosofía Powerpoint". Con muchos puntos en común con aquella obra, entre los principales el humor cáustico, La gran ola traslada la acción a una empresa que, en pleno proceso de reorientación y expansión, decide entregarse a los remedios pretendidamente infalibles que le vende uno de esos esforzados estrategas new age de las mentes. 

"La novela se centra en algunos aspectos ya abordados en Todo estábien, sí, pero si en aquella miraba más hacia el periodismo, en ésta el contexto es el mundo empresarial. De modo que podría decirse, supongo, que es una novela laboral. A través de distintos personajes que entran en fricción en ese escenario, me apetecía reflexionar sobre lo que esconde ese discurso que enarbolan tantos coachs y tantas empresas y escuelas de negocios: el huir de la zona de confort, el pensamiento positivo, las personas tóxicas... Tal como yo lo veo, es una idelogía legitimadora de malas prácticas empresariales. Bajo toda esa retórica cuqui, ahora más que nunca por culpa de la crisis, se esconde una dinámica de depredación pura y dura", afirma el también autor de Chatarra (1998), Perrera (2009), La canción donde ella vive (2009), Moro (2011), La mano (2011) y Tan lejos de Krypton (2012). 

De ello habla el escritor sirviéndose de "personajes al límite", uno de los sellos de su escritura en la que siempre aflora, de un modo u otro, la dimensión visceral del comportamiento humano. Los dos principales son Julián, director de una de las divisiones comerciales de la firma, acuciado por problemas domésticos y por los números cada vez más reacios a cuadrar de su departamento. El otro, Estabile, un gurú del pensamiento mágico que tiene sometida a la plantilla de la empresa, "es un arribista venido a menos que, en los tiempos del ladrillo, manejó una gran cantidad de dinero, que por supuesto hizo muy rápidamente, y que tras explotar la burbuja y sobrevivir como el buscavidas que es, encuentra en esta empresa la oportunidad de remontar la ola, de ahí el título de la novela", cuenta el escritor sevillano. 

"El subidón ha sido doble", reconocía ayer, en una tarde en la que no paró de sonar el teléfono. "Primero por el premio, obviamente, y por el perfil de su jurado. Que alguien como Juan Marsé lea tu novela y le parezca que es buena ya es en sí mismo algo que impresiona. Da vértigo, incluso. Y en segundo lugar, por supuesto que me alegra la posibilidad de ser leído, es lo que todo escritor quiere, ¿no? Además, yo tengo 40 años, y hoy en literatura si no tienes 50 por lo visto se supone que eres joven todavía, pero yo como escritor no sé si lo soy. Llevo más tiempo de mi existencia siendo escritor que no siéndolo, más de la mitad de mi vida. Otra cosa no tendré, pero esfuerzo y capacidad de sacrificio sí. Esta vocación no es fácil y tiene mucho de ruinosa, así que para qué voy a decir otra cosa, es bonito recibir estas palmadas en la espalda".

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