De libros

De la 'nouvelle vague' a la animación

  • La obra de Julio Cortázar ha sido profusamente adaptada al cine. Este año verá el estreno de una versión animada de 'Historias de cronopios y de famas'.

La fecunda relación entre Julio Cortázar y el cine empezó hace ya más de 50 años. Este año, cuando se conmemora el 30 aniversario de su muerte, se amplía con una película inusual y original como su obra: un film de dibujos animados para adultos con ilustraciones de grandes artistas plásticos argentinos. El responsable de adaptar al cine Historias de cronopios y de famas, uno de los libros del escritor argentino más complicado de traducir en imágenes, ha sido Julio Ludueña, quien eligió diez relatos y  las ilustraciones de Daniel Santoro, Luis Felipe Noé, Antonio Seguí y Carlos Alonso, entre otros, para realizar este film, que tras su paso por Mar del Plata, La Habana y otros festivales, se estrenará en Argentina en abril o mayo. 

El fascinante y ambiguo universo cortazariano sedujo desde los  años 60 a numerosos directores, entre ellos leyendas como Michelangelo Antonioni y Jean Luc Godard, y al argentino Manuel Antín, el mayor adaptador del escritor a la pantalla grande. Y el primero. Algunas de las películas inspiradas en textos de Cortázar se convirtieron en verdaderos clásicos del cine, como Blow Up (1966), de Antonioni. Otras pasaron sin pena ni gloria. 

El argentino Antín, a punto de cumplir los 88 años, es el más experimentado adaptador de Cortázar e incluso trabajó para ello codo con codo con el escritor.  En 1961 filmó La cifra impar, protagonizada por Lautaro Murúa y basada en el cuento Cartas de mamá, del libro Las armas secretas. La película altera la narración cronológica y espacial al estilo nouvelle vague y a imitación de la estructura tan propia del mismo Cortázar. Al escritor le gustó la adaptación y autorizó que Antín hiciera otras. Así, en 1963, el director realizó Circe, sobre un cuento del libro Bestiario, con Graciela Borges como protagonista y el mismo Cortázar como guionista. 

Le siguió Intimidad de los parques (1964), basada en los cuentos Continuidad de los parques y El ídolo de las Cícladas, filmada en  Perú, con el español Paco Rabal y la argentina Dora Baret. En el plano internacional, fueron los europeos Antonioni y Godard los que hicieron que Cortázar pasara a los anales de la historia del cine. El italiano, fallecido en 2007, trasladó en Blow Up (1966) el relato Las babas del diablo al swinging London de The Beatles, con David Hemmings en la piel de un fotógrafo que es testigo de un asesinato y busca esclarecerlo a partir de sus fotos. 

La película, que también cuenta con la actuación de Vanessa Redgrave, Sarah Miles, Jane Birkin y Verushka, se alzó con la Palma de Oro en el Festival de Cannes y se convirtió en un film de culto. Se dice que Cortázar no se reconocía en él y que le hubiera encantado que llevara al cine alguno de sus relatos el español Luis Buñuel, con el que sentía mayor afinidad estética. Dicen que hubo incluso un proyecto en ese sentido y que el escritor y el cineasta se reunieron varias veces. Pero nunca se concretó nada. 

Godard, por su parte, adaptó en Weekend (1967) el cuento La  autopista del sur, del libro Todos los fuegos el fuego, ambientado en un embotellamiento gigante con Mireille Darc y Jean Yanne. Diez años después, Luigi Comencini utilizó el mismo relato para L'Ingorgo, con Annie Girardot y Marcello Mastroianni. 

En Francia, la segunda patria de Cortázar, Claude Chabrol adaptó el cuento Los buenos servicios para Monsieur Bébé, primer capítulo de la serie televisiva Histoires insolites. Walter Renaud realizó además Le fin du jeu (1971), basado en Final del juego

En 1999, Alexandre Aja dirigió Furia, basado en el cuento Graffiti, con la actuación de Stanislas Merhar y Marion Cotillard. En Argentina, después de Antín se atrevieron con Cortázar el  fallecido Fabián Bielinsky (Nueve reinas), con el corto Continuidad  de los parques, y Cristian Pauls, quien se inspiró libremente en  Casa tomada para Sinfín. Diego Sabanés adaptó para su ópera prima, Mentiras piadosas (2009), el cuento La salud de los enfermos

Pero más allá de Francia y Argentina, el universo del gran cronopio inspiró a directores de todo el mundo. La checa Jana Bokova adaptó Diario para un cuento (1998), con  los argentinos Germán Palacios, Inés Estévez y Héctor Alterio. El brasileño Roberto Gervitz rodó en 2005 el corto Jogo subterraneo  (2005), basado en Texto en una libreta, del libro de cuentos Queremos tanto a Glenda, uno de los últimos trabajos de Cortázar. Y existe un corto lituano titulado Avtobus y basado en Ómnibus. También otro australiano llamado House taken over, sobre Casa tomada. El escritor también fue, además, objeto de varios documentales. Los más conocidos son Cortázar, de Tristán Bauer, y Cortázar: apuntes para un documental, de Eduardo Montes Bradley, ambos argentinos. 

Pero si los cuentos del argentino suponen una fuente inagotable de inspiración para los cineastas, nadie se atrevió hasta ahora con sus  novelas. Y eso que más de uno se vio tentado de hacerlo con la  monumental Rayuela. Pero nadie se animó. Poner en imágenes el París que recorre Horacio y darle un rostro a la enigmática y encantadora Maga seguirá siendo, por lo tanto y por ahora, tarea de la imaginación de cada lector.

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