Campo de Gibraltar

Las mascotas también sufren los efectos de la crisis

  • El 80% de los animales abandonados que son adoptados en la comarca encuentran su nuevo hogar en países del norte de Europa, como Holanda, Dinamarca o Bélgica

Todos los veranos suena la misma canción, la de los animales abandonados, aquellos perros o gatos que empiezan a molestar ahora que empiezan las vacaciones y no hay nadie que los pueda cuidar. O aquellos que, tras llegar con un lazo rojo en navidad empiezan a hacerse demasiado grandes.

Lamentablemente es una canción que se repite todos los veranos y que, desde hace dos años, suena mucho más fuerte por culpa de la crisis económica. Se ha producido un aumento del 50% de abandonos más de mascotas por la imposibilidad de los dueños de mantenerlas, según afirma Peiter Koekebakker, voluntario de Prodean, un refugio de 24.000 metros cuadrados en La Línea. En esta protectora albergan a 600 perros, 200 gatos y hasta un burro y dos caballos que encontraron solos por el campo.

En Algeciras, en la Sociedad Protectora de Animales y Plantas cuentan con unos 180 perros de los cuales unos 30 son cachorros, así como con unos 95 gatos, de los que 25 son pequeños. Paqui Borrego, vicepresidenta de la Asociación Protectora de Animales y Plantas (SPAP) de Algeciras, confiesa que están mucho más allá del límite de su capacidad física para albergar animales. "Las adopciones están al mínimo, apenas una al mes, pero los abandonos siguen aumentando, hay unas dos al día. Se ha notado mucho en la calle, ahora se abandona a perros muy mayores, que llevaban años con sus dueños, algo que me parece incomprensible", comenta Paqui.

Pero las adopciones no son lo único que han disminuido. El número de socios y de ayudas económicas de los particulares también han descendido en todas las asociaciones protectoras de animales de la comarca. En La Línea tienen trescientos socios, lo que no llega apenas para el gasto de 15.000 euros tan sólo para los perros.

En cuanto a las subvenciones públicas, brillan por su ausencia. Koekebakker se queja de que además, cuando muere un animal en el refugio tienen que pagar la incineración al Ayuntamiento, que "encima que no ayudan nos hacen el trabajo más difícil". Las protectoras tienen que sobrevivir de las cantidades percibidas por las cuotas de socio y las adopciones, pero no es suficiente. "Tan sólo 5.000 euros son para la comida de los perros y con el dinero de los 300 socios recaudamos únicamente 1.500 euros" afirma Peiter. La mayor parte de los ingresos que recibe esta protectora provienen de asociaciones de fuera de España, como la holandesa Animal in Need, que colabora activamente con la protectora linense.

Del mismo modo la mayoría de estos animales ven su nuevo hogar más allá de nuestras fronteras. A través de contratos con protectoras internacionales perros, gatos y hasta burros y caballos viajan rumbo al norte de Europa a países como Holanda, Bélgica, Alemania o Dinamarca en busca de una segunda (o tercera o cuarta) oportunidad. "En estos países no hay perros abandonados por las calles, la gente está mucho más concienciada, sobre todo con el tema de la castración, por eso se adoptan tantos perros de España en estos países", cuenta Koekebakker.

Los medios a través de los cuales los animales llegan a los refugios son múltiples. Unos llegan tras semanas, tal vez meses, de vagar solitarios por las calles, otros son atados por sus dueños en las mismas puertas del refugio, y otros a veces incluso son lanzados por encima de las vallas por personas que no quieren dar la cara o pagar la tasa por dejar a su mascota allí, relata Elisabeth Prescott, de la protectora sanroqueña Melampo.

Los animales, una vez en la protectora, son vacunados, desparasitados, identificados mediante chip, y además, esterilizados. Así se evita que crezca desmesuradamente el número de canes y felinos en la ciudad. La función social que cumplen es evidente, pero gran parte de ese trabajo lo consiguen gracias a los pocos voluntarios que acude a las asociaciones a echar una mano. De modo totalmente altruista lavan los perros, limpian las casetas, les dan de comer y participan en campañas de sensibilización de la ciudadanía.

Es muy sencillo ayudar a estas asociaciones que se preocupan de las mascotas de todos. Los precios para adoptar suele rondar desde los 50 hasta los 100 euros, en función de la protectora, precio que se justifica en el modo en que las mascotas se van a su nueva casa. Salen con todas las vacunas, cartilla europea, esterilizados y desparasitados. Es un tratamiento que en una clínica veterinaria cuesta unos 200 euros. Otros modos de ayudar son acoger temporalmente a perros, trabajar como voluntario, hacerse socio o aportar algo de dinero para que el día a día de estos animales sea un poco más humano.

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