El Castillo de Guzmán el Bueno se convirtió ayer en la ciudad de Belén, en la cuarta edición del Belén Viviente de Tarifa. Pocos minutos pasaban de las 18:30 horas, cuando se sucedía la bíblica estampa de la Anunciación a María, en San Mateo. Junto a la puerta del castillo se aglomeraba el público para escuchar la narración de Juan Pérez Carrasco. El discurso dio el contexto a los espectadores que comenzaron a disfrutar de la segunda de las escenificaciones con la llegada de los tres Reyes Magos.

Tras la interpretación musical del coro parroquial, el público pudo pasar al interior del castillo. Habían dejado atrás a la figura del Rey Herodes, interpretada por uno de los muchos figurantes de este Belén tarifeño, y dentro del recinto se distribuían los artesanos: herreros, tejedores, mujeres que amasan pan y toda una muestra gastronómica de productos que bien pudieran encontrarse hace siglos.

El Cabrero de Bolonia mostró su queso solidario, un producto concebido hace año y media que ha estado curándose para este momento específico. Quiere venderlo al completo para entregar la recaudación a la gala por la infancia que promueve una televisión nacional. Los animales domésticos ayudaron a dar realismo a la representación. Ovejas, cabras, pavos, cerdos y un borrico permanecen en cuartos configurados para su estancia en estos días.

El Belén Viviente permanecerá abierto todo el fin de semana. El sábado tendrá horario de mañana, desde las 11 horas y hasta el mediodía. A las 18:30 se reproducirá de nuevo la Anunciación y a las 19:00, la llegada de los Reyes Magos. El domingo, la visita podrá realizarse por la mañana.

Por otro lado, José Antonio Aparicio Durán ganó el concurso de belenes organizado por la Asociación de Belenistas tarifeños en colaboración con el Ayuntamiento. En la categoría de entidades, resultó ganadora la instalación de la Hermandad de Nuestra Señora de la Luz, en su sede de la calle San Francisco.