La industria del Campo de Gibraltar ya vende el 64% de su producción, casi dos tercios del total, en el extranjero; una decisión estratégica que ha permitido al sector capear la crisis con entereza. Las quince instalaciones de las trece empresas integradas en la Asociación de Grandes Industrias del Campo de Gibraltar (AGI) cerraron el pasado año 2013 con un valor total de la producción de 11.694,7 millones de euros, así como con un montante de inversiones de 173,5 millones de euros. Las ratios de rentabilidad continuaron, así mismo, reponiéndose del terreno perdido.

Son las principales conclusiones que se extraen del informe económico y social correspondiente al pasado año que fue presentado ayer en Algeciras por el presidente de la entidad, Manuel Doblado, y su predecesor en el cargo hasta hace pocos días, Javier Sáez.

Estas cifras se alcanzaron en un contexto económico marcado por una leve subida de la actividad económica mundial en la segunda mitad del año, generalizada en las economías avanzadas y desigual en las emergentes, teniendo como motor estable las exportaciones.

Como ya se ha indicado, un 64,1% de los bienes y servicios producidos por las industrias de la AGI salió de las fronteras nacionales. Se trata del tercer año consecutivo en el que el peso del mercado exterior superó al nacional e implica una importante subida respecto a 2012, cuando las exportaciones representaron el 56,5% del total. Del 35,9% restante, un 2,8% tuvo como destino a otras empresas de la AGI; un 25,4% se distribuyó en el mismo Campo de Gibraltar y el 7,7% restante fue para el resto de España.

Para hacerse una idea de la cada vez mayor internacionalización de las industrias campogibraltareñas, en 2010 las exportaciones supusieron el 39,4% de la producción, por lo que han crecido 24,7 puntos en sólo tres años.

El empleo, otra de las patas importantes en la memoria anual de la AGI, tuvo en 2013 un comportamiento desigual ya que creció el directo en un 3,2% mientras que el auxiliar (contratas) decreció un 15,3%. En total, el empleo directo y auxiliar se quedó en 8.076 personas (-5,6% respecto a 2012, con 8.559). La plantilla propia de las empresas de la AGI (4.608 trabajadores) tiene un contrato indefinido en el 98,8% de los casos. En total, sumándose el empleo directo, indirecto e inducido, la AGI estima que su actividad genera 15.668 puestos de trabajo.

En cuanto al balance económico en sí, el valor de la producción se mantuvo estable en el último año, con 11.694,7 millones de euros (-0,05%) y los ingresos de explotación alcanzaron los 11.885 millones (+1%). El Ebitda (parámetro por el que se mide la rentabilidad) creció ligeramente hasta los 527 millones (+5,6%) mientras que el Valor Añadido Bruto directo se quedó en los 807 millones de euros (+2,5% respecto a 2012).

En cuanto a los efectos derivados, la actividad de las empresas de la AGI se tradujo en la generación del citado valor añadido. Los efectos totales estimados en 2013 arrojaron una cifra de valor añadido de 1.307,9 millones de euros mientras que la aportación a los ingresos municipales supuso una cifra de 34,1 millones de euros, la mayoría por el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI).

En el desglose del valor de la producción global de las industrias, destacó el peso del refino de petróleo, con un 73% del total. La segunda posición correspondió a la industria metalúrgica, con un 10,3%, seguida de la petroquímica, con un 9,8%; la generación de energía eléctrica, con un 3,8%; el tráfico de contenedores, con un 2,4%; y los biocombustibles y gases industriales, con casi un 1%.

Las inversiones recuperaron terreno con un total de 174 millones de euros (+28,8% respecto a 2012), en su mayoría para la mejora de los procesos productivos (47,1% del total). Un 24,2% se destinó a la mejora de instalaciones; otro 14,5% a la protección medioambiental; un 13,7% para seguridad laboral y un 0,5% a investigación y desarrollo. En total, destacó el colectivo, desde el año 2007 se han invertido más de 2.100 millones de euros en el cinturón industrial.

La inmensa mayoría de los productos se expidieron por vía marítima (60,9%) con la carretera (32,2%) como segunda opción. El tráfico ferroviario supuso de nuevo un irrisorio 0,2%, por lo que el colectivo insistió en la importancia de contar con un tren de altas prestaciones para reducir emisiones y mejorar tiempos de entrega.