Campo de Gibraltar

Dos encierros limpios aún con lluvia jalonan la fiesta del Toro Embolao

  • 'Florón' y 'Elegante' llegan a La Montera sin incidentes Las ocho vaquillas dan juego a los jóvenes en el coso taurino Un mozo es atendido por contusiones en el codo tras una caída

'Florón' y 'Elegante', los dos astados de Gavira protagonistas de la trigésimo cuarta edición del Toro Embolao de Los Barrios, dejaron ayer sendos encierros limpios, sin heridos, pese a que la lluvia -intensa a ratos- hacía temer la posibilidad de resbalones tanto de los morlacos como de los corredores. Afortunadamente no fue así y salvo un par de revolcones que provocaron contusiones menores, la festividad para conmemorar el Domingo de Resurrección en la Villa estuvo marcada por el buen ambiente pese a lo desapacible del tiempo. Sólo una persona fue trasladada al hospital tras sufrir una contusión en el codo, más de cara a un examen en profundidad que por las heridas en sí. Las vaquillas, ocho en total, dieron varios sustos producto de la falsa confianza de los mozos aunque sin más consecuencias que acabar literalmente rebozados en el barro.

La salida de Florón por la mañana y de Elegante a las cinco de la tarde tuvo un cambio de calado este año: la zona verde de planta triangular de la calle Vega Maldonado junto al edificio Maestro Quico, donde se ubica el cajón desde el que se sueltan los astados, no estuvo vallada dando la sensación de un minicoso donde ambos toros dieron sus primeras carreras antes de decidirse por cubrir el recorrido hasta la plaza de toros.

Así fue especialmente con Florón, cuya salida se retrasó hasta las once y cuarto (el cajón que lo traía llegó a las once y cinco), justo después de un intenso chaparrón que dio tregua hasta su entrada en la plaza. Muy activo, dio juego en la plazoleta con los jóvenes correteando, encaramándose a los árboles y evitando al impresionante morlaco colorao mientras éste se recreaba en el césped. También dio juego la fachada de la vivienda del banderillero Juan García Juaneque, ubicada justo en el punto de salida. Decorada con banderillas y con un burladerito en la puerta, despertó simpatías frente al resto, cerradas a cal y canto.

Florón hizo el recorrido hasta La Montera por la avenida Carlos Cano seguido de dos cabestros sin mayor contratiempo que una embestida al vallado en el último tercio. Ya en el ruedo, estuvo una media hora sin apenas sustos. Para ese momento, había comenzado a llover de nuevo y por el hueco central de la cubierta el albero comenzó a empaparse. Las cuatro primeras vaquillas dieron actividad hasta la hora del almuerzo, concurrido pese a la lluvia. De hecho, a la primera hubo que llevársela a la fuerza; parecía no tener ganas de retirarse y, aparentemente, tenía energías de sobra. A la segunda, por el contrario, le fallaron y hubo de ser conducida a toriles pronto.

Por la tarde el encierro concitó más participación, si bien hasta apenas un par de minutos antes de la apertura del cajón de Elegante, un bello ejemplar chorreado-lomo marrón y pecho negro-, llovió con intensidad. De nuevo la carrera estuvo exenta de incidentes destacables y en este caso Elegante apareció en el ruedo precedido de otros dos cabestros haciendo honor a su nombre, como si de los escoltas de una estrella se tratase.

Estuvo menos tiempo sobre la arena porque perdió la bola que protegía uno de los pitones, momento en el que los integrantes de la peña acordaron su retirada (unos 20 minutos después de su salida desde Vega Maldonado).

Su relativamente temprana recogida a toriles motivó que los mozos se animaran entonces con las cuatro vaquillas, haciendo quiebros, aprovechando la jaula central y los burladeros. Aquí hubo de nuevo resbalones y pequeños revolcones, sobre todo porque en ese momento el albero ya estaba totalmente encharcado. Tras las cuatro últimas vaquillas, el ambiente se mantuvo aún algo más de rato en el exterior de la plaza porque comenzó a clarear como colofón a la jornada.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios