Antonio de la Torre. Actor

"Si me dieran una máquina del tiempo, volvería al pasado para hacer las paces"

  • El intérprete, que recibió el pasado fin de semana el Premio Málaga del XVIII Festival de Cine Español, cierra así el círculo con el mismo certamen que le encumbró por 'Azul oscuro casi negro'.

A la hora de hacer balance, Antonio de la Torre (Málaga, 1968) se revela directo y sin medias tintas. Y aquí reside la señal que delata a los grandes. "Los sueños son posibles, con voluntad todo se puede conseguir y el futuro está por escribirse. Si vuelvo a ese chaval, nunca podía imaginar esto, que ha superado todos mis sueños y expectativas. Ha sido un viaje a un lugar inesperado y hermoso, a veces duro, pero muy bonito", dijo en las horas previas a la entrega del Premio Málaga ante un ejército de periodistas no menos conmovidos.

-Antonio, pues ya sólo le falta hacer de Juanito.

-Sí, lo que ocurre es que ya me he pasado de edad, Juanito tenía 42 años y yo ya tengo 47. Pero me gustaría hacer ese papel por dos razones: la primera, porque me gusta el fútbol. La segunda, porque me gustaría hacer algo como esas películas americanas de fútbol, tan buenas, como Evasión o victoria. Aquí la gran película sobre fútbol está por hacer. También porque hay una unión entre el actor y el periodista que soy, yo entrevisté a Juanito, y cuando iba a la Complutense a estudiar me llamaban Juanito porque me daba un aire. Hay una serie de coincidencias. Y además el personaje tenía chicha, era un tipo de barrio, muy apasionado, volcánico dentro del campo y encantador fuera. Había en él una pieza dramática, en el sentido más respetuoso de la palabra. Además, con un final trágico. De haber vivido habría sido una leyenda, salvando las distancias, pero yo diría que algo así como Maradona. Y luego está toda la historia del éxito. Como entrenador habría llegado a ser un Vicente del Bosque, seguro. ¿Te gusta el fútbol a ti?

-No mucho.

-Pues Juanito estaba haciendo un trabajo como entrenador en el Mérida muy interesante. Aunque es posible que, como personaje, tuviese un trasfondo menos épico.

-Pero, ¿no es la épica un tono apto para contar cualquier historia, en el fondo?

-Sí, pero lo que quería decir es que con la muerte, y más así, temprana, inesperada, tan trágica, todo se magnifica.

-¿Y se santifica?

-No, no creo que una muerte trágica llegue a santificar. Pero el tiempo termina distorsionándolo todo, transforma lo vivido en otra cosa. Y la muerte lo convierte todo en ficción.

-¿En qué medida, entonces, están distorsionados sus propios recuerdos? ¿La idea que tiene de sus comienzos en el cine, por ejemplo, hace honor a la verdad, o está más adornada?

-Lo que pasa es que a base de hablar de mí me he convertido en un historiador de mí mismo. Eso le sucede también a las películas. Un amigo mío, Alberto Simón, dice que habría que hacer una película de mi vida, pero eso lo dice porque él me conoce desde que era un chavalito huérfano de padre. Mi padre murió justo antes de que yo cumpliera 18 años y a partir de aquí se podía contar una historia de superación, del chico que a pesar de todo se esforzó y triunfó. No sé. A lo mejor estoy pecando de vanidad. Sí, es verdad lo que dices, uno se monta su propia autobiografía. Pero es que eso es necesario para aceptar el camino inevitable hacia la muerte. Yo necesito perdonarme los errores que he cometido, si no me volvería loco. No puedo volver al pasado. Si me dieran una máquina del tiempo ahora mismo, la utilizaría para hacer las paces por todas las decisiones que tomé. En este sentido, sí que me vendría bien hacer una película con la historia de mi vida. Pero, honestamente, yo creo que hice lo que tenía que hacer. Nunca pensé en esto como un sacrificio que me iba a reportar el maná, nunca pensé que estaba caminando por el desierto buscando la tierra prometida. Yo era un chaval que hacía lo que quería. Ahora, te aseguro una cosa: la necesidad hace mucho. Y el hambre. Siempre digo que la desgracia objetiva que supuso la muerte de mi padre tiene mucho que ver con la forma en que me busqué la vida. Mi padre era un tío que traía el potaje a casa y de pronto ya no estaba.

-¿Sacrificó algo por el cine?

-No de manera consciente.

-Pero, ¿cómo resultaría el balance entre lo que el cine le ha dado y lo que usted le ha dado a él?

-Ganando yo siempre. Mira, tengo bien presente que nadie hablará de nosotros cuando hayamos muerto. Juan Antonio Vigar [director del Festival de Málaga] me hablaba de que en el futuro vendrá mi hija a ver el monolito que le pusieron a su padre, y bueno, sí, ahí seguirá hasta que me lo quiten por rojo. Hay algo bonito por que esté en mi ciudad, pero a ver lo que pasa dentro de 50 años, a ver quién se fija aparte de los perros que vayan a mear.

-Aunque le queda a usted una carrera larga.

-Claro, yo espero, sin ponerme ambicioso, tener por lo menos 30 años más de carrera, seguir hasta los 75, y a lo mejor a los 75 me planteo seguir hasta los 100.

-Se lo digo porque no es usted, que digamos, el actor que empieza con 15 años y se quema con 30.

-No, qué va, si yo me dedico profesionalmente a esto desde hace sólo ocho o nueve años. Ése es el tiempo que llevo viviendo exclusivamente del cine. Por eso, si me preguntas "¿Qué te ha dado el cine?". Yo te respondo: nada. He hecho lo que me ha dado la gana. Nadie me ha puesto una pistola en el pecho. Hay cosas que he hecho que así contadas pueden dar para una novela, como antes te decía. Pero no es ni más ni menos que lo que he querido. Recuerdo un día después de presentar Gol a Gol, a la 1:00, coger un coche que me prestó un amigo porque en mi R9 ya entraban a dormir los mendigos, e irme conduciendo hasta Valencia para rodar una sesión de Flores de otro mundo que luego no se montó. Ahora puedo contar esto diciendo "Fíjate lo que he peleado por estar en el cine, todo lo que me he sacrificado". Mentira: lo hice porque me apetecía. Es como a alguien que le gusta el fútbol y va a ver al Málaga cada partido. Lo hace porque le sale de los huevos.

-¿Qué le inspira la serie que va a hacer para la BBC, más ilusión o responsabilidad?

-Ilusión y experiencia. Aunque no tengo tantas armas como con el castellano, claro.

-¿Domina el inglés?

-Si es bajito y se deja, sí.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios