Ceuta

El PP teme que el Gobierno convierta a Ceuta en una "ciudad presidio"

  • El diputado Francisco González considera que las dimensiones del nuevo centro deben adaptarse a las condiciones geográficas y que la llegada de presos en tercer grado puede generar "sensación de inseguridad"

El anuncio del Gobierno central sobre la construcción de un nuevo centro penitenciario en la ciudad, que albergaría a 1.000 nuevos presos, de los cuales 300 se acogerían al tercer grado, ha levantado las críticas del diputado popular, Francisco Antonio González, al considerar que Ceuta, "no reúne los requisitos geográficos y de población para acoger el modelo marco establecido en otras comunidades". En este sentido, el parlamentario ha subrayado que este incremento de la población reclusa puede derivar en una "ciudad presidio", a imagen y semejanza de la época en la que Ceuta era una localidad penitenciaria.

A este incremento de reclusos, -la cifra podría incluso triplicarse-, se suma la posibilidad del traslado a la ciudad de 300 presos en régimen de tercer grado. Esta población flotante permanecería en la ciudad durante los fines de semana lo que, a juicio de González, podría derivar en una "sensación de inseguridad, posiblemente subjetiva, de los ciudadanos". Y es que, según subraya el diputado popular, aún ante la decisión del recluso de "reinsertarse definitivamente y no volver a delinquir, hay un alto porcentaje, sin dejar de aplicar la presunción de inocencia, que aprovechan esta situación para volver a cometer algún delito".

Y ello sin contar que el tercer grado contempla la posibilidad de que el recluso únicamente pernocte en el centro penitenciario siempre y cuando esté insertado en el mercado laboral. El diputado del Partido Popular, ni siquiera "contempla esa opción", al preguntarse "dónde estarían esos puestos de trabajo cuando Ceuta tiene el nivel más elevado de paro de todo el país".

Las ventajas que pueden vislumbrarse del nuevo centro penitenciario también han sido analizadas por González, quien no duda del "importante movimiento económico" que se produce en las ciudades donde se ubican este tipo de infraestructuras, "movilizará a empresas de construcción y servicios, pero también hay que evaluar efectos secundarios, ya que puede tener un impacto negativo si no se establecen unas normas adecuadas".

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