Andalucía

Pedro Sánchez camina solo

  • Más noes: ni la siguiente semana ni tras el 25-S ni a ningún candidato del PP Los críticos se declaran de huelga de brazos caídos a la espera del congreso federal Tanto PP como PSOE creen que mejorarán el resultado con unas terceras elecciones

AL acuerdo para elegir un presidente de Gobierno le ha salido un certero enemigo: la creencia, tanto en Génova como en Ferraz, las sedes del PP y del PSOE, de que unas terceras elecciones serían rentables para el bipartidismo. Podemos y Ciudadanos quedarían laminados entre los dos clásicos al cabo de estos 12 meses de espera, la experiencia de la pluralidad acabaría, de este modo, por agotamiento. Mariano Rajoy, que inauguró ayer el curso político en Cotobade (Pontevedra), explicó que la formación del Gobierno es, a dos días de su investidura, un deseo más que una realidad. Después de que los barones socialista proclamasen en julio que era el tiempo de pasar a la oposición y de que se intuyese la caída de Pedro Sánchez, el secretario general del PSOE se ha atrincherado en el no, nadie le replica en público y camina solo. "Este marrón se lo va a comer él", comenta uno de los críticos, que, sin embargo, parece que han tirado la toalla ante la rocosidad de su secretario. Han enmudecido. Se trata de una huelga de brazos caídos, nadie ha solicitado una reunión del Comité Federal antes de la sesión de investidura del martes ni nadie va a pedir en el siguiente, cuando la situación se dé por bloqueada, que al menos 11 diputados se abstengan.

"El PSOE no se trocea", se explica desde el pedrismo, cada día más confiado en que Pedro Sánchez se está haciendo con el partido después de aguantar los desaires de los líderes territoriales. Es como si el secretario general se estuviese cobrando una doble venganza: ante Rajoy, al que al fin verá sometido a una sesión de investidura que perderá, y ante los presidentes de Asturias, Aragón y Andalucía, Javier Fernández, Javier Lambán y Susana Díaz, que fueron los que encabezaron el amago de rebelión contra él y los que más apostaron por pasar a la oposición después de las últimas elecciones.

Las encuestas que manejan en Ferraz indican que el PP podría superar con holgura la barrera del 32% y que el PSOE se aproximaría al 30% sin tocarlo, gracias al hundimiento de Podemos. El partido de Pablo Iglesias ha entrado en barrena sólo meses después de que aspirase a gobernar o a adelantar al PSOE por la izquierda. Por eso, clama ahora por un acuerdo con Pedro Sánchez si Rajoy fracasa, pero eso ya es imposible. La formación de Albert Rivera, Ciudadanos, se ha hecho un esquema similar al del resto de los partidos, y va a presionar al PSOE en los próximos días con un acuerdo similar al que firmó con Pedro Sánchez. La recuperación de unos 2.800 millones de euros perdonados en la amnistía fiscal se destinarán a un aumento del gasto en educación y sanidad.

Es por eso, por la grave posibilidad de la repetición electoral, por la que el PP comienza a ver con buenos ojos la iniciativa socialista de reducir a la mitad las campañas electorales. No se trata tanto de una reacción para controlar el gasto, aunque se venda así, como de impedir que las elecciones se celebren el 25 de diciembre. La Ley Electoral marca que la campaña dura 15 días, pero si se redujese a la mitad, las elecciones se podrían fijar el 18 de diciembre. Tanto Podemos como Ciudadanos están de acuerdo, y el Gobierno parece que está cambiando su negativa inicial.

Resulta chocante que las formaciones sí logren un acuerdo para reformar una ley orgánica en apenas 15 días y no alcancen un consenso de mínimos para dotar a España de Gobierno, pero el país se sitúa en una espiral de despropósitos en la que todo es posible. De este modo, el artículo 51 de la Ley de Régimen Electoral General debería ser reformado antes del 1 de noviembre, que es para cuando se espera la disolución de las Cortes si no hay antes presidente. Si hay consenso, hay tiempo después de la investidura fallida de Rajoy de la próxima semana.

El candidato del PP perderá las votaciones del martes y del viernes, y después de ello se abrirá un periodo de espera -otro más- hasta las elecciones gallegas y vascas del 25 de septiembre. Todo indica que si Rajoy no consigue en esas semanas unos votos de más, no se volverá a presentar a otra sesión. Es decir, que si después de las vascas, el PNV no cambia de opinión y pasa a apoyar de modo claro al PP, el Rey no encontraría ningún candidato. En el caso de que los nacionalistas necesitasen al PP y al PSOE para formar un Gobierno estable ante una presumible alianza entre Podemos y Bildu, el PNV podría dar sus cinco votos, pero aún así se necesitaría una abstención de los socialistas.

Y lo que se viene indicando desde Ferraz es que no habrá voto a favor de Rajoy después de las elecciones vascas y gallegas. También se asegura que tampoco habría un apoyo al PP en el caso de que cambiaran de candidato. Es decir, que lo que se explica desde fuentes cercanas a la dirección de Pedro Sánchez es que no habrá ningún tipo de colaboración del PSOE con un Gobierno popular, por lo que España se dirige a unas terceras elecciones u a otro fórmula que pase por una persona que no sea del PP. Es lo que en varias ocasiones ha dado a entender el catalán Miquel Iceta, uno de los barones que están junto a Sánchez: que se buscase a un independiente como solución a al ingobernabilidad.

Y en el PSOE, ¿qué se dice? Pues el partido está instalado en un periodo congresual en el que cada parte está tomando posiciones para luchar por el liderazgo, Pedro Sánchez, para mantenerlo y los barones críticos, para desalojarlo de Ferraz con Susana Díaz de candidata o una persona afín a ella y a los presidentes críticos. Sin esta circunstancia, no se entiende el enrocamiento de los socialistas ante la elección de un Gobierno. Sólo quienes no se juegan nada en el futuro, como los ex presidentes González y Zapatero, se atreven a solicitar un cambio de posición.

marqués perales

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