El resto del tintero

Susana Díaz, primer año

HAY quien sostiene que el tiempo nuevo que la presidenta Susana Díaz anuncia no llegará hasta que ésta convoque unas elecciones autonómicas. Y las gane, porque, mientras tanto, seguirá siendo presa de un pasado que le acecha y que sigue muy vivo en los juzgados. Díaz cogió el testigo de la Presidencia de José Antonio Griñán, un hombre de un temple muy distinto a la presidenta, al que el pasado acabó fagocitando, por lo que aún no ha habido un bautizo en las urnas. Las elecciones, pues, serían un cortafuego. Esto es lo que piensan algunos de los asesores de Díaz, y no les falta razón, aunque para llegar al extremo, el de las elecciones anticipadas, habría que contar con la colaboración de los socios de IU. Y parece que no, que los de la federación de izquierdas están por seguir.

Su candidato a la Presidencia, Antonio Maíllo, estableció ayer una línea roja para alcanzar un acuerdo en el Presupuesto: la reposición de los sueldos de los eventuales de la sanidad pública, que vienen cobrando un 75% de su salario como consecuencia de las medidas de ajuste. La Junta prefirió este recorte salarial al ajuste masivo de la plantilla. Díaz ha anunciado que, de momento, reestablecerá las pagas extraordinarias a los funcionarios, pero parece que no va a encontrar más dinero para aliviar la situación de los empleados de la sanidad. Al menos, no de momento, y en cualquier caso lo que sí está claro, y ésta es la línea roja del PSOE, es que no aumentará los ingresos por la vía de una subida de impuestos. Es más, lo que Susana Díaz querría es bajarlos, al menos para las clases medias mediante su margen de maniobra en el tramo autonómico del IRPF. Ésa es la línea roja del PSOE: ni un impuesto de más. Y ni una cesión a la podemitis que pueda sufrir IU.

El PP ha comenzado el curso con una vuelta al pasado. Si Griñán padeció el caso ERE, los populares intentan envolver a Susana Díaz en el de los cursos de formación. Aunque ella no fue consejera de Presidencia hasta mayo de 2012, el PP tratará de buscar una pistola humeante que la relacione con los cursos y, si no, seguirá añadiendo madera a un fuego que llegará a su esplendor cuando el caso comience a verse en varios juzgados de instrucción. Díaz considera que ella resistirá, y para ello no va a dudar en recurrir a medidas un tanto extraordinarias, como la publicación del listado de empresas a las que se exoneró al solicitar ayudas para los cursos de formación. Leer el listado hace pensar que aquí hubo barra libre, y ahora van a pagar los justos y los oportunistas.

Si Díaz no desea convocar elecciones anticipadas, va a tener que reaccionar con un curso político de hechos relevantes, y a ello parece dedicada en estas semanas de agosto. El Debate del estado de la Comunidad, que será durante la tercera semana de septiembre, contendrá importantes novedades, y algunas de ellas no le van a gustar a IU. Si no es así, si no rompe con un programa de hechos, la corrupción se comerá este debate como, posteriormente, lo hará con lo que reste de legislatura.

Susana Díaz cumplirá la próxima semana su primer año al frente de la Junta. En sí misma, ella fue el cortafuegos con el que Griñán impidió que las llamas engulleran al PSOE andaluz. Durante estos 12 meses, la nueva presidenta ha establecido muchos controles, ha marcado un estilo propio, ha aguantado el tirón de los ajustes sin desmantelar la educación pública y la sanidad, pero ahora comienza un nuevo ciclo y no parece que vaya a tener al PP de Juan Manuel Moreno Bonilla, o al de Javier Arenas, envuelto en las ensimismaciones en el que lo envolvió Juan Ignacio Zoido.

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