1.500

La Sociedad Protectora de Animales y Plantas del Campo de Gibraltar se fundó en 1982. Desde hace 23 años cuenta con unas instalaciones de 2.500 metros cuadrados en la barriada de El Rinconcillo donde acoge a 173 animales, entre perros y gatos.

Esta protectora se encarga de recibir animales, tal y como explicó a este diario el responsable Francisco Moreno, por lo que no cuenta con un servicio de recogida. El único problema que encuentran en la actualidad es la dificultad de responder a la demanda que existe. La saturación de perros y gatos en las instalaciones se hace visible, siendo éste el principal escollo al que se enfrentan. Aunque muchas personas se acercan para acoger perros también se ven en la tesitura de impedir la entrada de animales por no poder sustentar tantos gastos.

En total registran 150 perros y 23 gatos. Están divididos en 18 jaulas además de siete patios que les permite disfrutar en semilibertad. Alrededor de seis perros se concentran en cada perrera. Todos ellos esperan ávidos para ser acogidos, muchos de ellos llevan años en esas instalaciones.

Moreno señaló que la protectora se mantiene en su labor gracias a la colaboración de empresas del Campo de Gibraltar así como por la cuota de los más de 250 socios que siguen fieles con sus aportaciones desde hace más de 20 años. En concreto pagan 5 euros al mes en valor de cooperación. Ante esta evidencia el responsable lamentó que nunca hayan percibido ayuda de ninguna institución, pese a "realizar una labor social", aseveró.

Y es que el día a día de la perrera conlleva un gran gasto. Al mes se consume 1.500 kilos de pienso, además de los medicamentos y todo el proceso para mantener los niveles de salubridad en las instalaciones. Contando, además, los costes del suministro eléctrico, agua y línea telefónica.

Los voluntarios desempeñan una labor excepcional en la protectora. Cuatro personas se encuentran de forma permanente atendiendo y limpiando todas las jaulas, aunque en total suman ocho por las actuaciones puntuales que son necesarias. Además cuentan con una veterinaria que se encarga de regular la salud de los animales.

Moreno apuntó que los animales no son sacrificados, están el tiempo que sea necesario, aunque siempre existen casos excepcionales si hay un perro "muy viejo o enfermo" que no tenga solución, por ejemplo. "Tenemos perros por aquí desde hace cuatro años. Nunca se puede decir que este perro no se lo llevará nadie".

El responsable lamentó que este año "se ha notado el parón a nivel general". Otros años han tenido una gran cantidad de adopciones, no sólo de perros cachorros sino también adultos. En cualquier caso las instalaciones no tienen un límite de plazas, no obstante "no podemos hacinar a 300 animales", aseguró. Por ello, en situaciones de saturación limitan la acogida en las instalaciones por falta de economía y espacio.