Algeciras

Blecua disecciona la riqueza y la complejidad del español en la UNED

  • El exdirector de la RAE afirma que los académicos son jueces que valoran antes de autorizar

El español posee una enorme riqueza y justamente esa enorme variedad encierra su notable complejidad. Fue el mensaje fundamental que dejó ayer en Algeciras José Manuel Blecua. Quién mejor que Blecua (Zaragoza, 1939) para analizar la lengua, el hasta este año director de la Real Academia Española (RAE). Fue el invitado del ciclo de conferencias La UNED y la palabra -organizado por la institución universitaria con el patrocinio de Cepsa-, el protagonista de la segunda charla de la edición de este año, que también incluyó en febrero la participación del psicólogo Javier Urra.

La Academia, desde su fundación en 1713, aspiró a reglar todo el español del mundo, es decir, también el de América. No ha dejado de hacerlo nunca, pues, y la vasta extensión de zonas hispanohablantes es la que otorga la fertilidad de la que goza nuestra idioma. Sí, era casi inevitable, en el turno de preguntas le preguntaron al filólogo por amigovio, la incorporación que más ha dado que hablar a la 23ª edición del Diccionario de la lengua española (DRAE). Aquí puede que chirríe, pero es que, según explicó Blecua, es una palabra comúnmente usada allá, desde el Río de la Plata hasta México.

El filólogo, cuya charla si tituló Las tareas de la Real Academia de la Lengua, repitió a lo largo de la clase (la llamó así) que los académicos no son maestros, sino jueces. Auditan sobre la base de datos de la institución y dictaminan de acuerdo a la vigencia, la extensión y el registro (vulgar, culto, etcétera). Y lo que cumple pasa el filtro de la autorización lingüística. En el DRAE hay ahora 19.000 americanismos y la más reciente entrada ha sido una petición de Costa Rica: morista, seguidor de Juan Rafael Mora, político y expresidente del país centroamericano en el siglo XIX.

Blecua anunció que hablaría de la RAE desde diferentes ángulos temáticos (publicaciones, material inédito, digitalización...), aunque se entretuvo con el diccionario, la gramática y la ortografía y casi solo habló de ello, además de mencionar que las nuevas tecnologías han revolucionado el funcionamiento de la Academia y han contribuido al gran propósito actual de la entidad, estar al servicio del ciudadano.

Sí pudo tocar el filólogo un asunto de marcado interés, el de "la lucha entre la norma y la descripción". "La gramática es cada vez más descriptiva y menos normativa", dijo. La misma chica que le inquirió por los criterios que rigieron para aceptar amigovio consultó por malamente. Blecua respondió que el hecho de que se recoja algún término no significa que se recomiende su utilización, que puede ser un vulgarismo de aconsejada omisión. Pero ahí está este adverbio de modo en el DRAE, si bien remitiendo a mal.

Y sobre la ortografía Blecua advirtió que es arbitraria. "A mí me costó mucho quitarle el acento a fue y comprendo que a muchos les cueste quitárselo a solo", bromeó.

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