Los compañeros de Miguel Ángel Guerrero, fallecido este martes a consecuencia de un accidente laboral tras sufrir una caída desde unos 15 metros, vivieron ayer otra jornada difícil. Una marcha de aproximadamente un kilómetro protagonizaron alrededor de 150 personas -entre trabajadores y amigos- recorriendo la distancia desde el lugar en el que perdió la vida hasta el tanatario de Los Pinos, en el que a la ocho de la tarde se ofició una multitudinaria misa en su recuerdo.

Los más de 120 trabajadores que forman parte de la plantilla decidieron no ocupar su puesto de trabajo por un día en el Grupo Alonso -antigua Torraspapel- en señal de duelo por la pérdida de su compañero y para poder acompañar a familiares y amigos en el tanatorio. Ni ellos ni las empresas auxiliares que también operan trabajaron, paralizando así la actividad como homenaje.

Los gestos en recuerdo a Guerrero comenzaron a las seis de la mañana, cuando se propició una concentración silenciosa en la puerta que duró varias horas por parte de sus compañeros. Se decidió así además permitir que continuase, con la actividad parada, las investigaciones oportunas por parte de la Inspección de Trabajo en torno a las condiciones laborales y lo ocurrido antes del fatal accidente mortal. "Mañana -por hoy-se intentará empezar con mejor pie", hacía referencia uno de los trabajadores ayer.

Tanto el turno de mañana como el de tarde desistió de ocupar su puesto en señal de luto. Sobre las seis de la tarde fue cuando se originó la segunda concentración en la puerta de la empresa, como de forma espontánea habían planeado por la mañana. En este caso se congregaron alrededor de 150 personas y con la colaboración de Policía Local y Guardia Civil pudieron caminar de forma silenciosa y sin ningún tipo de altercado ni protesta hasta el lugar en el que descansaba los restos mortales de su compañero.

La marcha en señal de duelo se llevó a cabo sin problemas en apenas unos minutos, lo que se tardó en llegar al tanatorio, siendo el lugar de destino donde se concentraron las caras de tristeza, muchos sin poder contener la emoción ante la triste pérdida.

Horas después de conocerse el fallecimiento de Guerrero el secretario provincial de Salud Laboral de Comisiones Obreras, José Gavilán, explicaba a este diario que el trabajador se encontraba arreglando un techo tipo uralita de plástico de una de las naves de las instalaciones de la empresa, la antigua de Torraspapel. Apuntó que por motivos que se desconocen, ya fuera una caída, un tropiezo, un resbalón, el exescolta se precipitó al vacío, desde una altura aproximada de 15 metros.

Gavilán ayer ya anunció que la denuncia ante la Inspección de Trabajo por el accidente laboral posiblemente se presente a lo largo del día de hoy. "Vamos a denunciar la falta manifiesta de seguridad del trabajo en altura porque si se ha caído el trabajador es porque no tenía los medios para protegerse en la caída, por lo tanto desde ahí vamos a partir. Tenemos que buscarnos la vida para conseguir información", apuntó el secretario provincial de CCOO.

Recordar que Guerrero era uno de los dos escoltas que en el mes de abril de 2013 mantuvo una huelga de hambre para solicitar un puesto de trabajo en la prisión de Botafuegos. La tragedia fue ayer motivo de pesar de toda la ciudadanía, que lamentaba públicamente el giro del destino de este hombre de 40 años. El empleo que tenía lo había conseguido a raíz de aquella reivindicación, con la mediación de las autoridades y para que pudiera poner fin a tan dura protesta.

Por parte del Grupo Alonso, Marcos Gutiérrez, consejero delegado, señaló en la misma tarde del martes que los departamentos de Salud Laboral y Recursos Humanos de la empresa así como la mutua investigan lo ocurrido desde el primer momento y que hasta que no concluya esta investigación no es posible precisar mucho qué pudo suceder. Aseguró además que Grupo Alonso prestará toda su colaboración en cualquier averiguación que se plantee.

Guerrero fue exescolta en Navarra de cargos públicos amenazados por ETA. Inició la huelga de hambre para reclamar uno de los entonces nuevos puestos de seguridad privada en la cárcel, de acuerdo a las informaciones publicadas en aquel momento que señalaron que el ministerio del Interior iba a promover la contratación para determinadas funciones en las prisiones de los escoltas que desarrollaron su labor en País Vasco y Navarra y que, tras el anuncio del cese definitivo de la violencia por parte de ETA, fueron relevados de estos desempeños.