La opinión invitada

Agricultura y cambio climático

  • En general se espera que el impacto sea negativo y amenace la seguridad alimentaria.

ES evidente que la agricultura contribuye al cambio climático, pero a su vez también se ve afectada por él. El aumento de las temperaturas termina por reducir la producción de los cultivos, a la vez que provoca la proliferación de plagas, enfermedades y malas hierbas. Los cambios en los periodos de lluvias aumentan las probabilidades de fracaso de las cosechas a corto plazo y de reducción de la producción a largo plazo. Aunque algunos cultivos en ciertas regiones del mundo puedan beneficiarse, en general se espera que los impactos del cambio climático sean negativos para la agricultura, amenazando probablemente la seguridad alimentaria mundial.

Los alimentos son una necesidad humana básica, y una dieta saludable es un componente esencial para nuestra salud y bienestar. Con el tiempo hemos desarrollado un sistema de producción y suministro complejo y cada vez más globalizado para satisfacer nuestras necesidades de alimentos.

Antes de llegar a nuestra mesa, los alimentos que consumimos han sido producidos, almacenados, elaborados, envasados y transportados. En cada una de estas fases se liberan gases de efecto invernadero a la atmósfera. La agricultura, en particular, libera importantes cantidades de metano y óxido nitroso, dos potentes gases de efecto invernadero.

La agricultura ha sido sólo responsable del 10% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero en la UE en 2012. Entre 1990 y 2012, las emisiones de la agricultura se redujeron un 24% gracias a una aplicación más eficiente de los fertilizantes y a una mejor gestión de los cultivos.

Sin embargo, la agricultura en el resto del mundo va en la dirección contraria. Entre 2001 y 2011, las emisiones globales de la producción agrícola y ganadera crecieron un 14%. Este incremento se registró sobre todo en los países en desarrollo debido al crecimiento de la producción agraria total.

Dada la primordial importancia que tienen los alimentos en nuestra vida, parece bastante difícil seguir reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero de la agricultura.

No obstante, todavía hay margen para reducir dichas emisiones vinculadas a la producción alimentaria en la UE. Sería útil mejorar la integración de técnicas innovadoras en los métodos de producción y una mayor eficiencia en el uso de los cultivos que necesitan tierra, agua y luz solar.

Las épocas de floración y cosecha de los cereales se adelantan ya varios días. Es previsible que estos cambios sigan produciéndose en muchas regiones.

En general, la productividad agraria del norte de Europa podría aumentar al prolongarse la estación de crecimiento y el período sin heladas. El aumento de las temperaturas y la prolongación de las temporadas de crecimiento también podrían facilitar la producción de nuevos cultivos. En el sur de Europa, sin embargo, cabe prever que las olas de calor extremo y la reducción de las precipitaciones y del agua disponible limiten la productividad agraria.

Las variaciones de las temperaturas y de las estaciones de crecimiento también podrían afectar a la proliferación y propagación de algunas especies, como insectos, malas hierbas invasoras, o de enfermedades, todo lo cual podría afectar a su vez a las cosechas.

Parte de estas posibles pérdidas se podrían compensar con prácticas agrarias como la rotación de cultivos para adaptarlos a la disponibilidad de agua, ajustar las épocas de siembra a las pautas de temperatura y precipitación y utilizar variedades de cultivos más adecuadas a las nuevas condiciones (por ejemplo, cultivos resistentes al calor y a la sequía).

Además de mejorar la eficiencia, cambiar algunas pautas de consumo podría contribuir a reducir todavía más las emisiones de gases de efecto invernadero vinculadas a los alimentos.

Tanto en Europa como en el resto del mundo, satisfacer la creciente demanda de alimentos utilizando más tierra tendría graves repercusiones para el medio ambiente y el clima. Las zonas más adecuadas para la agricultura en Europa ya están cultivadas en gran medida. La tierra, especialmente si es tierra fértil de uso agrícola, es un recurso limitado en Europa y en todo el mundo.

Quién produce, qué y dónde, es una cuestión sociopolítica controvertida y que seguramente lo será aún más en el futuro. La seguridad alimentaria no consiste únicamente en producir cantidades de alimento suficientes, sino de tener acceso a alimentos de valor nutricional suficiente.

Los efectos biológicos del cambio climático en los rendimientos, el aumento de las temperaturas y el cambio en los periodos pluviales tienen efectos directos sobre el rendimiento de los cultivos, así como efectos indirectos en la disponibilidad de agua de riego.

La adaptación al cambio climático se hace cada vez más presente en la agenda de los investigadores, políticos y encargados de programas, conscientes de que el cambio climático es real y amenaza con socavar la sostenibilidad social y ecológica.

En agricultura, los esfuerzos de adaptación se centran en la implementación de medidas que ayuden a fomentar medios de vida rurales que sean más eficaces ante la variabilidad climática. Esto conlleva a un análisis del costo de inversiones en investigación agrícola, vías rurales, e infraestructura y eficiencia del riego, que apuntan a una mejora en la productividad, y que podrían a la vez ayudar a los agricultores a adaptarse al cambio climático y adoptar técnicas y estrategias de mitigación. De partida cabe señalar que, independientemente del escenario de cambio climático que se considere, la agricultura se verá afectada negativamente.

En este proceso, no debemos olvidar que son los agricultores y profesionales del sector quien desempeñan un papel esencial en la gestión y el mantenimiento de la biodiversidad. Además, son un componente crucial de la economía rural.

Por tanto, las medidas de regulación adoptadas para abordar este problema tan complejo de los alimentos y el medio ambiente deberán tener en cuenta el impacto en la agricultura y su importancia socioeconómica para muchas comunidades.

Este tema y otros de interés se verán en el 14 Symposium Nacional de Sanidad Vegetal, un encuentro de expertos profesionales que se celebrará en Sevilla, desde el 25 al 27 de enero de 2017.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios