La opinión invitada

Aceiteras rellenables, amenaza a la calidad de nuestros aceites

  • Defiende que para mejorar la imagen del aceite hay que erradicar estos envases.

EN 2013 entró en vigor el real decreto sobre las normas de presentación de los aceites de olivar en hostelería y restauración, pero, a día de hoy, tenemos constancia de que un gran número de establecimientos continúan con la actividad ilícita de poner al servicio del consumidor aceiteras rellenables. Sabemos que esa normativa se incumple de manera importante y que, ante la falta de control, son los consumidores y el sector productor los que se ven perjudicados por esta práctica.

Por ello, desde Asaja Córdoba hemos iniciado una campaña con el objeto de incrementar el control en defensa de nuestros aceites y garantizar la autenticidad de los aceites puestos a disposición del consumidor final. Nuestra idea es mejorar la imagen del producto, en particular de las denominaciones de origen protegidas, las indicaciones geográficas protegidas y de las marcas productoras consolidadas en el mercado, así como informar mejor al consumidor sobre las características del aceite que se pone a su disposición.

España y Andalucía, como líderes mundiales en la producción de aceite de olivar, deben mantener su firme compromiso con las medidas que contribuyen a reforzar la competitividad de este importante sector. El control de este tipo de actuaciones irregulares está en manos de las autoridades de consumo de las comunidades autónomas, pero, sin embargo, no existe un registro de infracciones, ni del lugar donde se producen.

Y es que ningún establecimiento ha ido a la quiebra por retirar las aceiteras, por lo que no hay explicación para que se cumpla con lo que dicta la legislación al respecto. Porque con estas prácticas se está echando por tierra un eslabón de la cadena productora y alimentaria, de manera que son los propios consumidores los perjudicados, además de los productores de aceite y las denominaciones de origen, puesto que se pueden dar casos de ofrecer un producto que lleva un marchamo de calidad en el envase cuando en realidad se trata de un caldo que no ha pasado por los controles preceptivos.

No se trata sólo de un incumplimiento legal, sino también de una amenaza a la calidad y pureza de los aceites de oliva, además de un perjuicio para los intereses de los consumidores, muchos de ellos turistas que visitan España cada año, atraídos, entre otros motivos, por nuestra excelente gastronomía.

Por ello, insistimos en la necesidad de que el consumidor solicite la hoja de reclamaciones en caso de que se encuentre en un establecimiento con cualquier tipo de aceitera rellenable, buscando así conseguir la implicación tanto de consumidores como de productores con el fin de que denuncien si observan envases o botellas de aceite de oliva sin tapón irrellenable.

Debe quedar claro que los aceites que se pongan a disposición del consumidor en los establecimientos de hostelería y restauración y en los servicios de catering deberán presentarse en envases etiquetados, estar provistos de un sistema de apertura que pierda su integridad tras su primera utilización y disponer de un sistema de protección que impida su rellenado una vez agotado su contenido original.

Han sido muchos los años en los que hemos estado reclamando la medida y ahora, el sector productor hemos encontrado respuesta a una petición que busca un mayor control en el aceite de oliva que se dispensa a los clientes, conciencia y defensa de un producto que hay que distinguirlo y rescatarlo ante el posible fraude.

Por ello, hay que insistir en poner los recursos que sean precisos para ejercer un mayor control sobre cualquier actividad irregular en este sentido porque, aunque cada vez es más constante la promoción del consumo de aceite de oliva virgen extra como el verdadero zumo de aceituna que es, hay quienes siguen dando gato por liebre debido, en gran medida, a la impunidad con la que los defraudadores escapan a la justicia.

Las aceiteras deben que estar cerradas, si se abren ya no podrán rellenarse y tendrán que estar etiquetadas para informar a los consumidores de las características del aceite. Todo ello, con el propósito de continuar avanzando en la garantía de la calidad y autenticidad de nuestros aceites, sumado a que es de dominio público las dificultades que el sector sufre para mantener un precio de los aceites de oliva vírgenes que como mínimo cubra los costes de su producción.

En este sentido, es fundamental que todos mantengamos nuestro firme compromiso con todas aquellas medidas que contribuyan a reforzar la competitividad de este sector, que constituye en muchísimos casos el único punto de contacto de los turistas que visitan España con el aceite de oliva. El que puedan encontrar un producto de calidad, bien presentado y adecuadamente manejado supone, sin ninguna duda, una buena carta de presentación del aceite, lo que facilitará un incremento de la demanda de nuevas exportaciones.

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