La opinión invitada

Mecanismos de gestión de crisis en el sector hortofrutícola

  • El autor analiza las actuaciones realizadas ante la caída de precios de este año.

DESPUÉS de una campaña buena como fue la 2014/15 en el sector hortofrutícola almeriense, la situación en la primera parte de la actual resulta decepcionante. Las causas son varias, pero destaca la existencia de una meteorología contraria a las necesidades del campo. En términos generales (cerrado el mes de enero), los precios son un 11% inferiores a los del año pasado y los ingresos un 4% más bajos, no siendo peores gracias a que la producción ha crecido un 7%.

Desgraciadamente, la cosecha ha aumentado de forma descontrolada debido a la existencia de temperaturas anómalas, por altas, en los primeros meses del ciclo. Basta decir, que la producción de berenjena o calabacín es superior en un 20% a la de hace un año.

El pepino es, con diferencia, el que ha tenido peor comportamiento: a las causas anteriores debemos sumar que la comercialización holandesa se ha extendido en su producción más de lo normal por el buen tiempo en el norte de Europa. Como resultado, los precios han caído un 14%. Esto ha obligado a las empresas almerienses a intentar regular la oferta mediante el empleo de retiradas voluntarias.

Otro producto que preocupa es el tomate. Las últimas campañas han sido irregulares y la coyuntura actual ha acentuado la crisis. En este caso, la producción local no ha crecido en exceso (sólo un 1%). Sin embargo, la de la competencia sí lo ha hecho.

De nuevo, las buenas condiciones meteorológicas en el norte han provocado que los circuitos cortos de venta sigan funcionando. Por otro lado, Marruecos ha aumentado drásticamente sus envíos en los meses de invierno. Todo esto ha hecho que los precios caigan un 20% entre septiembre y enero. A fecha de hoy, esta caída supera en algunas variedades el 50%. Tenemos que recordar que sólo este producto supone, de media, más del 30% de los ingresos de las empresas. Por si fuera poco, el veto ruso a las exportaciones turcas (recordar que el año pasado Turquía exportó más de 300.000 toneladas a este país) está provocando que se desvíen las ventas a la UE, un mercado ya de por sí saturado.

Ante este panorama, es normal que el sector se encuentre revuelto. El agricultor está viendo que sus ganancias no cubren costes. Tiene toda la legitimidad para alzar la voz y que se escuchen sus reivindicaciones. No se trata sólo de lo sucedido este año, sino del poco eco de sus demandas continuas cuando se siguen las vías establecidas. A modo de ejemplo, los clientes no cesan de exigir altos estándares de calidad, pero a la hora de la verdad de poco sirven para diferenciarse de un producto más barato, que igualmente se vende en los lineales de toda Europa.

Desde la Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Andalucía, Aproa, se han puesto en marcha los mecanismos de prevención y gestión de crisis. De esta manera, durante 2015 y las dos primeras semanas de 2016 las organizaciones de Aproa retiraron más de 11 millones de kilos de frutas y hortalizas. Más de siete millones de kilos de productos hortofrutícolas correspondieron a las retiradas para la distribución gratuita a organizaciones benéficas. Y cuatro millones de kilos de pepino que las organizaciones de productores de frutas y hortalizas de Coexphal y Aproa han tenido que destruir por los bajos precios a los que ha cotizado este producto a principio de este año.

Desde Aproa se seguirán realizando las actuaciones de coordinación con los centros autorizados para la distribución gratuita de alimentos a personas desfavorecidas, intentando primar este destino frente al destino a vertedero; continuarán con la coordinación de las operaciones con las distintas organizaciones asociadas a Aproa para la recogida y entrega gradual de las frutas y hortalizas en función de los parámetros de consumo de los destinatarios.

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