La opinión invitada

El agro innova

  • El articulista defiende el carácter innovador del sector agrario gaditano.

EL título de este artículo lo dice todo: El agro innova. El campo y los camperos somos innovadores porque lo llevamos en el ADN. Desde pequeños vemos cómo nuestros mayores piensan en un cultivo nuevo; en cómo mejorar el rendimiento de su explotación; en conocer al dedillo lo que hacen otros para ver si les resulta a ellos; en cómo cruzar el ganado para tener el mejor semental… Todo eso es innovación aunque no venga con bata blanca y fotografías de laboratorios futuristas.

Y en la provincia de Cádiz, en concreto, ese ADN viene refrendado por la tradición que se ha encargado de hacernos seguir en la senda de la innovación que marcaron nuestros padres, nuestros abuelos, bisabuelos, tatarabuelos… Desde esta provincia se han exportado productos a los rincones más insospechados del mundo; por Cádiz entró en España la revolución en los sistemas de riegos; aquí ya se hablaba de mirar al mercado cuando en Europa no se nombraba; en Cádiz siempre ha habido un buen puñado de agricultores y ganaderos emprendedores que han viajado a donde hiciera falta para traer a esta tierra los mejores adelantos y, así, conseguir el no va más de la calidad y bajo todos los preceptos de seguridad.

Y para refrendar estas bonitas palabras lo mejor es describir un poquito, de refilón, la realidad de la provincia de Cádiz, una tierra que, a pesar de unos datos socioeconómicos complicados, siempre está reinventándose, mirando al futuro y pensando en la innovación. Aquí en Cádiz los agricultores ya están trabajando con cultivos como la quinoa, un seudocereal de origen andino que está muy de moda en las comidas de los europeos por ser rico en Omega 3 y 6 a la par que carece de gluten y es apto para celíacos; también han sembrado una planta, el kenaf, de la que se obtienen fibras orgánicas para la construcción; han apostado por la renombrada stevia, un edulcorante natural que ya puede encontrarse en los lineales y en los bolsos de muchas mujeres sustituyendo a la sacarina por ser más saludable; cultivan el teff, un cereal con reconocido valor nutricional; acaban o están a apunto de sembrar variedades híbridas de colza, una oleaginosa en la que se ha cambiado el ciclo de primavera a otoño como ya se hizo con la remolacha hace años consiguiendo, en el sur, la remolacha otoñal; están ensayando con caquis para ver qué rendimientos da este arbusto subtropical en la provincia; hay quien recoge una de las pipas más tempranas de España gracias a un proyecto en el que se ha apostado por adelantar la siembra y un incremento en la dosis de semillas; Cádiz es un claro ejemplo de que los cultivos genéticamente modificados como el maíz BT y los ecológicos son compatibles; aquí la ganadería es puntera gracias a un trabajo profesional de selección genética, ejemplo de ello son el retinto, el toro bravo, el caballo de pura raza, las ovejas merinas, las cabras payoyas, los corzos, las vacas frisonas, los cochinos…

Otro acicate de la innovación en la provincia de Cádiz son las nuevas tecnologías que se están empleando como la microaspersión vertical; pantallas fotoperiodo -encargadas de hacer la noche en pleno día para modificar el proceso de crecimiento de las flores-; pantallas térmicas; combustible para calentar los invernaderos quemando huesos de aceituna; el uso de drones para optimizar riegos, controlar las malas hierbas o medir la densidad de la plagas; venta directa a través de plataformas on line

Visto el gusanillo que existe en esta tierra y de manera natural, Manuel Vázquez, presidente de Asaja-Cádiz, recogiendo el ímpetu de las mujeres y los hombres del campo, me encomendó una tarea ilusionante: ser el presidente de la nueva sectorial de Asaja-Cádiz, Innovacádiz, que servirá precisamente para poner al alcance de los agricultores y ganaderos de la provincia las nuevas corrientes a través de una verdadera gestión del conocimiento. No pretendemos lanzar ocurrencias, sino proponer ideas eficaces que ayuden a todos los camperos. Nos hemos presentado en los medios, como sectorial, hace escasamente dos semanas, pero el trabajo está siendo intenso desde el inicio. De septiembre a esta parte hemos organizado una jugosa tanda de jornadas en las que hemos planteado el futuro del campo con ponentes europeos y españoles; hemos hablado de almendros y olivar en superintensivo; hemos planteado la posibilidad de conseguir viñedos equilibrados con el afamado catedrático Ramón Lisarrague y hemos aportado las claves del Plan de Desarrollo Rural. Por venir, quedan varias jornadas, entre ellas una sobre la incorporación de las mujeres y los jóvenes.

Entre nuestros objetivos también tenemos difundir la gran noticia del sector agropecuario, el hecho de que por fin la Unión Europea ha saldado una deuda pendiente con nosotros introduciendo el sector en los programas que tienen que ver con innovación como Horizonte 2020, programa marco de investigación e innovación de la UE. Por cierto, el Gobierno y Andalucía también se han sumado y piensan incluir en los Programas de Desarrollo Rural el concepto de innovación.

El camino ya está trazado, por delante, y, repito, una senda ilusionante; tomar el testigo de nuestros mayores, sacar nuestro ADN y ponerlo al servicio de los hombres y mujeres del campo para seguir haciendo lo que ellos han hecho siempre, innovar porque, y creo que ya no hay duda, el agro innova.

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