La opinión invitada

Álvaro Olavarría

Compre un premio para su vitrina

Sobre la polémica por la proliferación de galardones en el aceite de oliva

HACE unas semanas el director ejecutivo del Consejo Oleícola Internacional, el francés Jean Louis Barjol, tuvo que salir a poner un poco de orden en el patio, pues en el sector del aceite de oliva de unos años para acá están proliferando los concursos de aceites de oliva y, claro, ahora todos los envasadores grandes y pequeños, quieren tener un premio en su vitrina.

El problema está en que algunos de estos concursos entregan tantos premios como participantes, porque lo importante no está en reconocer los méritos a la excelencia de los mejores zumos obtenidos, lo realmente importante es obtener un buen resultado económico en concepto de inscripción o tasa de participación, y cuantos más concurran mejor para el convocante.

Hay otra versión de los concursos y son las guías de los mejores aceites de oliva vírgenes extras de España, del mundo o del planeta, pero también hay que pagar y no poco. Son la prima triste de la guía de vinos de Robert M. Parker, que naturalmente no voy a nombrarlas pero que son igualmente prolíferas, y es interesante conocer cómo llegan a clasificar tal cantidad de aceites y con qué criterios.

Y las primeras consecuencias negativas que detectamos están en los mercados, especialmente emergentes, donde el importador, distribuidor o pequeño comerciante que recientemente se ha interesado por trabajar esta grasa vegetal para ellos exótica, te pregunta si no dispones de tal o cual premio, que otras marcas presentes en ese país sí que lo indican en su etiquetado. El mencionado concurso o guía no tiene ninguna garantía porque no se exige absolutamente nada que acredite el origen, toma de la muestra, cantidad que representa el lote, etc. Y lo más importante, qué criterios se siguen para clasificar los aceites participantes, según que métodos de análisis y con qué equipo de profesionales. Una vez más, se trata de pagar a los espabilados del área de influencia para que te envíen a la fábrica el diploma o trofeo acreditativo de ser uno de los 150 premiados en esta última edición.

¿Y qué propone el Barjol con el patrocinio del Consejo Oleícola Internacional a los organizadores de estos concursos? Pues obligar a que todo concurso que se precie cumpla un protocolo con todas las garantías de imparcialidad, profesionalidad y experiencia de un órgano intergubernamental que desde el año 2000 instituyó el premio más importante para los aceites de oliva vírgenes extras del mundo, Premio a la calidad Mario Solinas, en memoria de este profesor italiano y uno de los principales promotores del análisis sensorial del aceite de oliva virgen extra. Así, aquellos que asuman estas reglas para dirigir y fallar los premios podrán hacer constar la garantía del modelo del COI en sus bases y publicidad.

Las reglas propuestas de manera muy resumida delimitan la participación exclusivamente a los aceites de oliva vírgenes extras que respondan a las condiciones exigidas en la norma comercial aplicable del propio COI. La cantidad mínima a representar por un lote debe ser de al menos 1.500 litros para los concursos nacionales y 3.000 litros para los internacionales. Este punto, en mi opinión, debe ser modificado al menos a cantidades que representen un mínimo de 20.000 litros, aunque sabemos que quedarían fuera muchos pequeños molinos familiares y artesanales de diferentes regiones del Mediterráneo y otros lugares del mundo que les sería imposible participar, pero considero que tiene poco mérito lotes tan pequeños.

Las muestras del lote de aceite deben ser tomadas por un notario con botella y tapón sellado, etiqueta identificativa en la botella con unas claves y quedar igualmente sellado el depósito hasta el fallo del jurado. En este punto no creo necesario precintar el depósito, la muestra ya se tomó con garantías y no debe impedirse el comercio del aceite hasta el fallo del jurado.

Una de las muestras se envían a laboratorios homologados por el COI o laboratorios oficiales acreditados por una autoridad pública para obtener certificado que aseguren que según los análisis químicos corresponde a un aceite de oliva virgen extra. Otras muestras se envían igualmente a un panel de catadores homologado por el COI o a un laboratorio oficial acreditado por una autoridad pública para su valoración sensorial según método COI que emita resultado y definan perfiles de los aceites.

Finalmente, con esta información química y sensorial se ordenan las muestras de los aceites participantes y se encuadran en las diferentes categorías de frutados verdes o frutados maduros y a la vez según intensidades de la mediana de frutado podrán clasificarse en intensos, medios y ligeros. Los convocantes constituirán un jurado al menos de 8 catadores pertenecientes a paneles del COI o laboratorio oficial acreditado, que serán quienes determinen el primer premio para cada una de las categorías y en su caso, segundos y terceros premios. La lista de premiados debe ser publicada en la web de los organizadores o garantizar la publicidad de los resultados. Una copia del fallo deberá ser remitida al COI que igualmente la publicará en su web. Los ganadores podrán hacer mención del premio en su etiqueta.

Pues seguro que algunos puntos podrían ser mejorables, pero aplaudo la propuesta para poner orden y ayudar a los que realmente hacen un trabajo diario en la búsqueda de la excelencia desde el olivar hasta meter el aceite de oliva virgen extra en la botella y por los verdaderos protagonistas de esta historia, los consumidores, para que no se les engañe con falsas historias, que ya está bien.

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