Me gusta

El "me gusta" expresado en una red social puede procurar un conocimiento detallado e íntimo de quien lo señala

Los adictos a las redes sociales -razones para engancharse hay no pocas, si bien no todas con el mismo estímulo o parecido reclamo- recaban de sus amigos -un guiño este tratamiento a los seguidores- la explícita manifestación de un "me gusta" que acreciente la distinción del perfil -verdadero o falso- con que se aparece en las redes. Pues bien, expresar esta adhesión no es asunto inocente o baladí cuando el análisis de una descomunal cantidad de datos permite establecer relaciones y afinidades con las que percibir no solo hábitos de consumo que propicien posteriores recomendaciones en las redes o buscadores, sino preferencias de otra naturaleza, por ejemplo las sexuales o políticas, que puedan utilizarse en campañas o mensajes electorales. Las acciones de Facebook se han constipado, por ello, ante la sospecha del uso de información, referida a millones de personas que utilizan esa red social, por una empresa de análisis de datos -se afirma como objeto de negocio el "big data"-, sin que parezcan haberse adoptado las necesarias reservas.

Muchos políticos de altas responsabilidades no hacen ascos a expresar su pensamiento breve en los contados caracteres de los mensajes en algunas redes para dejar constancia de su parecer, de su solidaridad, de su adhesión, sobre todo cuando los acontecimientos sobrevienen y una rueda de prensa tiene mayor demora o quiere evitarse por más comprometida. Del mismo modo que personas y personajes con notoriedad social, por distintas circunstancias, se valen de ese mismo recurso y en los programas informativos de televisión aparecen las "capturas de pantalla" con las proclamas a los seguidores y el refrendo de la legión de estos que las leen, de los corazoncitos de la adhesión y del proselitismo de los reenvíos. Este aparatoso atropello lo es, sobre todo, para las portadas o las noticias destacadas de los medios de comunicación, dado que el gran público no se percata de la auténtica naturaleza del uso que puede darse a los "me gusta" con que se afirma el atractivo de lo encontrado en la red. Dicen los analistas de datos que con cincuenta o sesenta "me gusta" es posible conocer más y mejor de quien los manifiesta que sus familiares o personas con quienes comparte intimidad. Pero esta intromisión asusta menos que la suplantación de la personalidad en las redes o los ataques contra el perfil. Y por ahí puede advertirse una incipiente pero señalada objeción, un abandono de las redes.

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