Sexo oral

Una cosa es la asimilación y otra la procacidad. De cuestiones morfológicas del higo a estar hasta los huevos

Yescrito : "Cómeme to er higo". Y explícito: en una imagen de anuncio aparece una mujer desnuda, de espaldas, con una postura que deja ver su sexo. No, no se trata de una serpiente de verano, aunque pudiera hacer las veces, sino de un uso del cuerpo de la mujer con torticeros fines publicitarios. Mas en esto se desvanecen las diferencias de sexo (el género es más sociocultural que exclusivamente biológico) porque maromos también se anuncian en bolas. E incluso algún político hoy bastante en la palestra no tuvo reparos en aparecer en un cartel electoral desnudo y tapando su sexo con las dos manos. Por si fuera poco el morbo, los todavía desconocidos anunciantes de la cuestión del higo señalan, con estrategia para acrecentar la expectativa, que esto no ha hecho más que empezar: "Próximamente. ¡Esto es sólo el principio!"

La cosa es que el término "higo" tiene como raíz latina "ficus" y que, en tiempos medievales, el neutro plural "fica" ("higos") adoptó una forma singular como palabra de género femenino que distintas lenguas románicas utilizaron para referirse a la vulva. Dado que se apreció el parecido morfológico de las partes que rodean la apertura externa de la vagina con el higo abierto por su mitad. Asimilación ésta, por lo demás, que ya se documenta en la obra de Aristófanes y de Dante. Se trata, entonces, de una denominación peculiar, por no decir escabrosa, aunque palabras también haya, de carácter más bien culto, como "sicalipsis" -procedente del griego "sykon" (higo) y "aleipsis" (frotar)- que denotan una malicia sexual o una picardía erótica, sin necesidad de señalar más. En fin, la cuestión ha llegado a las tertulias e incluso a las disquisiciones lingüísticas -que no linguales- de las apócopes y las contracciones. Las primeras explican el "to" por el "todo". Las segundas, el "toer" por "todo el". Y así: "Cómeme toer higo". Es más, la aspiración de la originaria f latina lleva de "higo" a "jigo", aunque esta última consideración no se ha estimado en el reclamo publicitario, quién sabrá por qué razones.

Claro que todas estas cuestiones de sexo explícito pueden resultar menos publicitarias y más de hartazgo. Manifiesta Francesc Homs, en píldoras de twitter, que está hasta los huevos del litigio independentista. Aunque, quizás por pudor, no escriba "huevos" sino que reproduzca una imagen. Pero esto es procacidad y no sicalipsis.

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