doble parricidio en alemania | la sentencia llega diez meses después del crimen

El 'Bretón sevillano' pasará al menos 12 años y medio en un psiquiátrico

  • Un tribunal alemán condena al ingeniero de telecomunicaciones Sergio Oliva por matar a sus hijos, de 5 y 4 años

  • Al término del periodo de condena será evaluado y podría ser encerrado de por vida

El Bretón sevillano

El Bretón sevillano

Juan Sergio Oliva Gómez pasará al menos doce años y medio internado en una institución psiquiátrica de Alemania. Ésta es la sentencia que le ha impuesto un tribunal de este país por el homicidio de sus dos hijos, Miguel Ángel y Leonardo, de 5 y 4 años. Este ingeniero de telecomunicaciones, de 40 años y natural de Sevilla, mató a sus dos hijos, ambos nacidos también en Sevilla, el pasado 18 de febrero. Lo hizo por despecho después de que su ex pareja, Yulia Lantukh, de nacionalidad rusa, decidiera romper la relación, que habían iniciado ocho años atrás en la capital andaluza. El doble crimen se cometió en un pequeño pueblo llamado Aurich, a unos 25 kilómetros de Stuttgart, donde Sergio Oliva residía tras la separación. El parricida mató a los niños golpeándoles las cabezas con una piedra de gran tamaño y luego los remató apuñalándolos en el pecho con un cuchillo de cocina, con el que llegó a atravesar los cuerpos de sus hijos.

Oliva fue detenido tras el doble crimen, después de que ingiriera un bote de fármacos. El proceso contra él ha sido muy rápido, ya que el juicio arrancó el 25 de octubre, ocho meses después del doble crimen. El tribunal del distrito de Heilbronn, donde se han celebrado las siete sesiones de este juicio, dictó sentencia el pasado martes 12 de diciembre. Los jueces condenan a Oliva a pasar al menos doce años y medio en un psiquiátrico. Una vez acabado este periodo, los especialistas tendrán que valorar al condenado para determinar si lo mantienen encerrado de por vida o si en cambio estaría curado para poder ingresar en prisión. Oliva padece una depresión severa con trastornos delirantes y el tribunal considera que representa un peligro tanto para la sociedad como para sí mismo, pues podría intentar quitarse la vida. Por este motivo, considera que debe ir a un centro de salud mental, del que no podrá salir en los doce años y medio, en vez de a la cárcel.

El presidente del tribunal que lo ha enjuiciado, Ronald Kleinschroth, calificó el doble crimen como un acto "absolutamente despreciable" e "increíblemente brutal", para el que no hay un castigo justo y que ha dejado "aturdidos" a los miembros del tribunal, según recogen algunas de las crónicas de la última sesión del juicio publicadas ayer en diversos periódicos alemanes. El juez leyó durante una hora un veredicto en el que detalló los delirios y paranoias que sufría Oliva antes de cometer el crimen. Según los jueces, apenas salía de casa y creía que su ex mujer lo estaba envenenando, estaba convencido de que ella y su nueva pareja pertenecían a la mafia rusa e iban a secuestrar a los niños. Los jueces dejaron claro que ninguno de estos temores estaba justificado y que el acusado vivía muy lejos de la realidad, que no era capaz de discernir de sus alucinaciones.

Sergio Oliva, con camisa blanca y esposado, en el último día del juicio Sergio Oliva, con camisa blanca y esposado, en el último día del juicio

Sergio Oliva, con camisa blanca y esposado, en el último día del juicio / M.G.

"En algún momento decidió usted que su muerte y la de los niños era la mejor solución", dijo el presidente del tribunal. El veredicto relata cómo los continuos procesos depresivos y delirantes de Oliva fueron destruyendo cada vez más su vida. Se sentía abrumado por la educación de sus hijos, que provocó muchas disputas con su ex pareja. También estaba frustrado porque no podía trabajar. Tras la separación, ocurrida durante el verano de 2016, se fue separando cada vez más de la realidad. Oliva no siguió el consejo de su abogado, que le recomendó que acudiera a un psiquiatra. "Si hubiera buscado ayuda, hoy todo sería muy diferente", aseveró el juez. El tribunal condena a Oliva por homicidio y no por asesinato, ya que considera que no era capaz de distinguir la realidad de sus paranoias y que no tenía planificado el crimen. Por ello le impone una reclusión en un psiquiátrico durante doce años y medio.

El juicio comenzó el 25 de octubre con la declaración del acusado, que aseguró que no recordaba nada del día del doble crimen. Dijo que lo único que tenía en la memoria una luz fuerte, como de una linterna, y un bote vacío de pastillas. Sin embargo, se dedicó a defender su currículum profesional ante el tribunal. La vista tuvo siete sesiones, en las que declararon más de una treintena de testigos. Entre ellos está la ex mujer de Oliva y madre de las víctimas, Yulia Lantukh, que fue quien descubrió los cuerpos de sus hijos cuando llegó a la casa de su ex compañero sentimental, alarmada porque éste no le atendía al teléfono. También comparecieron los vecinos que acudieron a la vivienda alertados por los gritos de esta mujer, los policías que trabajaron en el caso y los familiares de Sergio Oliva, que acudieron desde Sevilla. En la última sesión del juicio no había ninguno de ellos para acompañar o apoyar al acusado.

Yulia Lankuth con las fotos de sus hijos Yulia Lankuth con las fotos de sus hijos

Yulia Lankuth con las fotos de sus hijos / M.G.

Durante el juicio trascendió también la manera en la que los niños fueron asesinados. En primer lugar, Oliva mató a su hijo pequeño, Leonardo, de cuatro años, golpeándole brutalmente la cabeza con una piedra hasta que le provocó varias fracturas en el cráneo. Su hijo mayor, Miguel Ángel, de cinco años fue testigo de la muerte de su hermano. Después, su padre fue a por él y le golpeó también en el cráneo, al menos dos o tres veces. El pequeño Miguel Ángel presentaba heridas en las manos, señal de que había intentado defenderse colocándolas sobre la cabeza. Luego, Oliva remató a los menores clavándoles un cuchillo de cocina en el pecho, de nuevo en el mismo orden. Primero Leonardo y después Miguel Ángel. A ambos les llegó a sacar el cuchillo por la espalda. Una vez muertos, los llevó al salón y los colocó en un sofá. Dejó a Miguel Ángel tumbado en el sillón y a Leonardo de rodillas al lado del mismo, apoyando la espalda sobre el sofá. Oliva se cambió de ropa y esperó la llegada de Yulia. El techo y las paredes de la vivienda, así como todo el mobiliario, estaban cubiertos de sangre.

La madre de los niños, Yulia Lantukh, explicó este miércoles a este periódico que espera que Sergio Oliva no salga nunca del psiquiátrico, "puesto que es una persona peligrosa y padece una enfermedad genética". "La sentencia es la mejor para todos, menos para mis hijos. A ellos ya les da igual", dijo la madre de las víctimas.

Lugar donde reposan los restos de los pequeños en Alemania Lugar donde reposan los restos de los pequeños en Alemania

Lugar donde reposan los restos de los pequeños en Alemania / M.G.

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