El túnel del tiempo

"La puntilla es decisiva muchas veces para el corte de trofeos"

  • Juan Ángel Pérez Gómez. Puntillero de la plaza de toros de Algeciras

CUANDO tenía siete años ya iba con su padre al matadero de la barriada de Pescadores, servicio municipal del que sería funcionario en 1966, hasta jubilarse. Pero su vida laboral empezó mucho antes, concretamente a los 12 años, nada más terminar los estudios primarios que comenzó en el colegio de la Cruz Roja y terminó en el colegio de los PP. Salesianos, donde estudió con el que siempre ha sido su ídolo, Miguel Mateo Miguelín y al que, en gran parte, debe su afición por el arte de Cúchares.

"Mi primer puesto de trabajo lo tuve en la Carnicería de Paco Huertas en la que estuve hasta los 17 años", cuenta. Por las mañanas, Juan, desguazaba carnes y por la tarde salaba pieles en la empresa de Antonio Lara, trabajo que realizó durante una década, hasta colocarse en el matadero de la ciudad. Allí, la conexión con los temas taurinos le llevaron a querer ser torero. "Me saqué el carné de aspirante a matador de novillos-toros; pero no llegué a torear ni una novillada, sólo lo hice en capeas y tientas", confiesa. No obstante, lo intentó. Le llamaban El Niño de Lara, sin duda, por el saladero de Antonio Lara donde trabajaba. "Estuve a las puertas de La Perseverancia pidiendo una oportunidad, junto con Ortega Cano, pero... no me la dieron", expone. ¿Se considera fracasado, al no haber podido vestirse de luces?, preguntamos. Su respuesta es tajante. "Ni mucho menos. Fracasado, para mí, es el que paga por torear y no llega a nada. Yo cuando vi que no encontraba apoyo alguno, me limité a mi tarea en el matadero, como transportista de carne y a mi labor de puntillero", explica. Ahí sí que no necesitó oportunidad, ni apoyo de ningún tipo; el oficio lo había mamado desde niño, al lado de su padre, y a ello se dedicó. Profesión en la que sigue y lleva ya más de treinta años. "Lo primero que hice fue sacarme el carné oficial, cosa que conseguí en 1972. Fui el único que lo tenía, por aquellas fechas, en el Campo de Gibraltar y provincia de Cádiz", asevera. Era una forma más modesta de seguir vinculado a su gran afición: El toro.

"Debuté como puntillero, ese mismo año 72, en un festival que se dio en la plaza de toros de Las Palomas. Recuerdo que toreaban Miguelín, Diego Puertas, Curro Romero, Miguel Márquez y Pedro Castillo, cuando todavía era un niño", rememora. Desde entonces, fue el puntillero de todas las plazas de toros de la comarca, trabajo que alternó con su compañero Antonio Álvarez hasta 1998, año en el que Antonio se jubiló y, Juan, quedó como puntillero único de la zona. Ahora, desde hace tres años, va con la cuadrilla del novillero local Paquito Gallego, lo que le ha permitido ampliar su campo de acción a plazas de Málaga, Granada, Ciudad Real, Albacete y otras de Andalucía, La Mancha y pueblos de la comunidad madrileña. También forma parte de la cuadrilla de los alumnos de la Escuela Municipal Taurina de Algeciras desde su fundación que, en la actualidad, dirige Diego Ramos El Merlo".

¿Satisfecho con su profesión? "Le seré sincero. Me hubiera gustado más, como es lógico, haber sido matador de toros, pero eso no quita que me sienta orgulloso de la labor que realizo pues, la puntilla, es muy importante ya que muchas veces, de darla bien o mal, depende que el matador corte o no orejas", manifiesta, con no poca razón. ¿El público reconoce ese decisivo momento? "La mayoría, no; pero los buenos aficionados, sí", afirma. Su dilatada trayectoria como puntillero, le fue reconocida a mediados de diciembre del 2007 por la Peña Taurina de Bono Las Palomas, rindiéndole un homenaje, en el que se le otorgó el trofeo El Búfalo, tercero que concede la citada entidad, desde su fundación. La entrega se llevó a cabo en el transcurso de un emotivo acto, presidido por el alcalde, Tomás Herrera, y el presidente de la referida peña, Juan Díaz, y al que también asistieron numerosos aficionados. "Ha sido una de las satisfacciones más grandes que me han dado, como puntillero", agradece.

Juan está jubilado. El próximo mes de abril cumplirá 70 años. La pregunta es un tanto obligada. ¿Hasta cuando piensa seguir usted, puntilla en mano? Contesta matizando. "Vamos a ver. En efecto ya estoy jubilado, pero sólo en el trabajo que desempeñaba en el matadero municipal de Algeciras, no como puntillero. En esa faena, pienso seguir mientras la vista y las facultades me respondan y, a Dios gracias, las tengo todavía muy en forma", aclara sonriente. ¿Su hijo Juan, le tomará el relevo, en la profesión? "No, con el padre ya es suficiente. Él es cantante, igual que mi hija Vanesa; la única que me ha salido taurina es mi otra hija, Isabel María, que incluso quiso ser alumna de la Escuela de Algeciras. Va conmigo a todas las plazas y no se pierde una corrida", sostiene.

De novillero sin corridas a puntillero en centenares y en ello sigue, Juan Ángel Pérez Gómez.

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