Algeciras

El nervioso camino al María Cristina

  • Un solemne cortejo custodió a la Virgen

  • El repicar de las campanas de la Iglesia fue el sonido que la acompañó hasta llegar a Blas Infante

En la Iglesia de María Auxiliadora, poco antes de que el reloj marcase las 16:00, no era júbilo lo que se respiraba. En la intimidad y acompañada por miembros de los Salesianos, la Comisión de la Coronación y representantes del ámbito cofrade, la talla recorrió Ruiz Zorrilla tras abandonar la calle que lleva su nombre para llegar hasta Blas Infante y, en Capitán Ontañón, acceder al Parque María Cristina, donde entre otras muchas connotaciones, le esperaban los suyos. Sus devotos.

A las 16:10 Javier Redondo llamó formar a los suyos bajo las trabajaderas del paso. Al tercer golpe de martillo, los 25 costaleros empezaron a andar despacio dentro de la capilla. Los nervios afloraban y pocas sonrisas, quizás ninguna, se pudieron ver en el templo salesiano. Unos saludaban a conocidos, otros como Jesús Paredes, secretario de la casa, buscaban dos palermos que se habían perdido de vista. En un banco dispuesto en el centro de la nave principal departían el sacerdote Antonio Rodríguez Lucena con José Amado, antiguo alumno del Colegio San Ramón y exaltador de Don Bosco en 2012.

Pasados quince minutos de las 16:00 María Auxiliadora ya estaba en la calle. Los aplausos de un nutrido número de fieles hicieron las veces de himno nacional y la advocación mariana inició su camino a la historia cofrade de la localidad. A las órdenes de Jesús Valencia Aguirre bajo el paso, los costaleros enfilaron María Auxiliadora en lo que en el argot cofrade se conoce como paso mudá. De manera atípica sonaban las campanas del templo, que acompañaron con su repicar hasta la entrada en Blas Infante.

En la avenida del andalucista de Casares el calor comenzó a hostigar. El presidente del Consejo Local de Hermandes y Cofradías, Manuel Delgado Cerro, incluso se llegó a cambiar de lugar momentáneamente en el desfile ávido de una sombra. El aumento de la temperatura fue a compás con el ascenso de la inquietud. Algunos como Manuel Redondo, sustituto de José Antonio Perdigones al frente del centro docente salesiano, sonreían a las cámaras por mera reacción instintiva, pero sin sentirlo. Cuatro miembros del cortejo aprovecharon un paso de peatones y en un ambiente distendido se tomaron una foto al estilo Abbey Road, pasada la Plaza Andalucía.

En el ecuador del penúltimo trecho hasta llegar al parque el público comenzó a tomar protagonismo. La llegada de María Auxiliadora a la entrada principal del Parque María Cristina coincidió con el acceso a este de un amplio número de feligreses, que por un momento se olvidaron de entrar al recinto y fijaron sus miradas en la imagen.

En un bar de Capitán Ontañón se llevaba a cabo la sobremesa de una reunión de amigos cuando la talla salesiana arribó. Tras revirar casi en el cruce con Ramón y Cajal, María Auxiliadora accedió al María Cristina. La gente que se acomodaba permaneció atónita con la vista puesta en la iconografía, que recaló en el escenario dispuesto por medio de una rampa. A la sazón restaban solo menos de dos horas para un hito sin parangón en el municipio.

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