Algeciras

Las manos que bordan para Dios

  • El Taller de Bordado de la Hermandad de Columna muestra en el Museo Municipal sus principales trabajos

  • El grupo humano, un valor en alza de la cofradía del Lunes Santo

Hay muchas formas y estilos de sentirse pleno y realizado en la relación con Dios y su madre a través del mundo de las hermandades y cofradías. Hay quién reza bajo una trabajadera, en el cuarto tramo de un cortejo, sacando brillo a un candelabro o hay quién roza sentirse más cerca que nadie dando una puntada con hilo de oro. Esta historia no es otra que la de una pasión, una afición y una devoción que se abrazan en un extraordinario grupo humano.

El Taller de Bordado de la Hermandad de Columna se encuentra durante todo este mes de enero exhibiendo en el Museo Municipal de Algeciras (antigua Fundación José Luis Cano), algunos de los principales trabajos realizados por este grupo desde su creación (de una manera continuada y sólida), hasta hoy. La muestra, bajo el título de 'La Columna entre hilos de oro', se inauguró el pasado 29 de diciembre con la presencia de numeroso público y representantes de la corporación municipal; se podrá visitar hasta el próximo martes, 24 de enero.

Además, esta exposición guarda la particularidad de estar especialmente viva, ya que uno de sus grandes atractivos es la oportunidad (cuando la disponibilidad de personal en el edificio municipal lo permite), de ver en diferentes ocasiones al grupo de bordado practicando este arte en directo y trabajando 'in situ' en los proyectos que tienen en marcha.

Ignacio Montoro Vaca, Hermano Mayor de la corporación del Lunes Santo, explica el nacimiento de este colectivo y cómo fue consolidándose como uno de los pilares actuales de la cofradía. "La realidad es que varios integrantes del taller de bordado ya llevaban algunos años realizando colaboraciones con la hermandad. En su día, participaron en los trabajos de la parte interior de las bambalinas del Palio de la Virgen de las Lágrimas aunque es realmente entre el año 2012 y 2013 cuando se afianza un grupo primitivo con el objetivo de realizar proyectos de bordado para la cofradía", detalla. "Afortunadamente, no sin esfuerzo, este grupo ha ido creciendo con el tiempo y con ello el ritmo de trabajos y obras que ven la luz para mayor lucimiento y desarrollo de la hermandad. Eso tiene un valor incalculable, mucho más que el económico que obviamente se ahorra la entidad", añade.

"Aunque lo más importante del taller de bordado es el grupo humano que lo forma. Lo principal es la gente que lo compone, un grupo fantástico de personas y que sin ser profesionales realizan una gran labor desinteresada para el crecimiento de la hermandad. Y por su puesto, se lo pasan estupendamente, se llevan de maravilla y desde la cofradía tratamos que se sientan lo más a gusto posible", detalla. "Destacar también que el propio grupo es quién soporta los gastos en materiales (en ocasiones no precisamente baratos), con una cuota mensual que ellos mismos han consensuado, algo que es de admirar, especialmente por toda la pasión, compromiso y entrega que le ponen a cada proyecto. Estamos muy agradecidos y seguiremos trabajando porque esta bonita iniciativa se mantenga en nuestra cofradía", afirma.

El taller suele reunirse una vez por semana en la Casa de Hermandad de Columna [a veces dos cuando se acerca Semana Santa si hay que finalizar algo], para poner en conjunto el trabajo que muchos de los componentes se llevan a casa para ir avanzando. Cuentan con el apoyo de Adrián Adrover, experto en la materia, que asesora y ayuda en la elaboración de las obras.

Una de las componentes del grupo de bordado, Loli López, explica cómo son las sensaciones cuando ven desfilar alguna pieza realizada en el taller la tarde del Lunes Santo o cuando la Virgen de las Lágrimas luce alguna prenda que ha pasado por las manos del colectivo. "Todos los trabajos que se ejecutan bordados en oro son muy delicados, el hilo es muy fino y es una tarea muy laboriosa y paciente; en realizar un proyecto podemos tardar varios meses e incluso años. Pero esa sensación, cuando ves salir a la cofradía de la Capillita de Europa, con ese reflejo que le da el sol en la caída de la tarde y brilla uno de los enseres o reluce algo que lleva puesto la Virgen y sabes que una puntadita de ahí es tuya o que has aportado tu granito de arena a que luzca así de bonito o así de guapa, es una satisfacción que no se puede explicar", asegura.

"Como todo", explica Loli, "empieza a través de amistad. Te vas metiendo en el taller, conoces a la gente, vas tomando cariño a lo que haces y se convierte en una pasión. Además, el grupo de una manera u otra son personas vinculadas a la cofradía y que a su vez están haciendo que sus familias también se integren y vivan la cofradía. Al fin y al cabo, es nuestra manera de hacer vida de hermandad y nuestra aportación a la entidad", matiza.

Actualmente, el grupo de bordado se encuentra inmerso en dos trabajos principalmente. Por un lado, la realización de una nueva saya para la Virgen de las Lágrimas, diseñada a partir de un traje de torero donado a la hermandad; y por otro, la elaboración de todas las piezas que formarán el futuro techo de palio bordado de las Lágrimas. "Un proyecto faraónico", explica entre risas el Hermano Mayor, consciente de la complejidad que conlleva y orgulloso del grupo humano que se reúne cada semana frente a un bastidor.

"El techo de palio es un reto muy importante, son muchas piezas y será un proyecto en el que estemos trabajando varios años pero la recompensa vale la pena. De eso estamos completamente convencidos", recalca Loli López. "Es algo muy bonito saber que estás ayudando a la hermandad a crecer y que será algo que quede para el futuro en la cofradía", añade.

Actualmente, en la exposición, se pueden contemplar la bandera del Cristo, un Senatus, estandarte de la Virgen, Guión Sacramental, bandera de la Virgen de Europa, estandarte de la Hermandad, dos sayas de la Virgen de las Lágrimas, toca de sobremanto, tres fajines, la saya nueva que están en proceso, así como algunas piezas y el boceto del futuro techo de palio, el cuál está montado en la sala con sus doce varales y bambalinas; una muestra fantástica y que ningún amante de la Semana Santa se puede perder.

Y es que casi nada tiene comparación a sentirse tan cerca, como con las propias manos dar forma y sentido al continente que ocupará Dios y su madre. Un rezo entre hilos de oro.

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