Unos doscientos funcionarios penitenciarios participaron ayer en una concentración de quince minutos a las puertas de la prisión algecireña de Botafuegos.

Fue organizada por la sección sindical de CSI-CSIF del centro penitenciario algecireño y sirvió para mostrar la solidaridad de los participantes con los trabajadores de la prisión valenciana de Piccasent, lugar en el que el pasado 27 de noviembre cuatro internos del módulo de aislamiento retuvieron durante varias horas a tres trabajadores. A su vez protestaron enérgicamente por "la forma chapucera y desorganizada en que se llevaron las negociaciones para conseguir la liberación de los tres compañeros secuestrados y maltratados física y psíquicamente por los internos".

El CSI-CSIF considera indamisible que se permitiese que fueran otros internos los que llevasen el peso de las negociaciones hasta las cinco de la madrugada y no se dejasen intervenir ni a los funcionarios de prisiones que estaban esperando desde el primer momento, ni a los 30 especialistas en intervención y negociación de la Guardia Civil que fueron desplazados al centro y que se encontraban en el mismo desde las 23:15 horas, "alargando el sufrimiento de los secuestrados, de sus familias y de todo el colectivo penitenciario".

Tampoco admite las palabras tranquilizadoras de la directora general del Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, que afirmó que los rehenes fueron tratados de una manera adecuada y sin violencia. Apuntaron que los hechos ocurridos en Picassent pueden producirse en cualquier centro penitenciario de España.

El sindicato denunció también la masificación y el hacinamiento en nuestras cárceles, la falta de personal y una pérdida progresiva de autoridad por parte de los funcionarios en el desempeño diario de sus funciones. Solicitó la salida de Gallizo.