Algeciras

Cañada de los tomates: Un barrio de paso preferente

  • La Cañada de los Tomates, en la zona sur, destaca por la tranquilidad y familiaridad del vecindario

  • La vida del núcleo, de unos 400 vecinos, está marcada por el paso de la vía del tren

En los márgenes de la Cañada de los Tomates se extienden en torno a 140 viviendas. Unos 400 vecinos llenan de vida este barrio estratégico por ser lazo de unión entre el centro de la ciudad y la Algeciras más rural, la enclavada en El Cobre. Su nombre no hace referencia a los cultivos de tomates ni a la presencia de cañas. Este vecindario familiar lo forman personas humildes que en su día construyeron sus casas en torno a una cañada real y hoy esas propiedades han sido repartidas entre hijos y familiares.

El barrio es lo que se ve, sin recovecos, y va desde el paso a nivel situado al final de la avenida Aguamarina de La Bajadilla hasta el punto más alto de la Cañada, justo lindando con el colegio Los Arcos de El Cobre. Empezó con cuatro casas, allá por los años 60, y hoy el barrio está dividido por una calle que soporta un tráfico constante de vehículos.

El nombre viene del apellido Tomati, familia de origen genovés que adquirió los terrenos

Gente trabajadora es la que reside en este barrio que no ha perdido vecinos y los pocos que gana son los criados desde chicos entre sus márgenes. "Aquí casi todos somos familia", reconoce el presidente de la asociación vecinal El Cisne, Francisco Lozano. Eso sí la población está envejeciendo y cada vez cuesta más trabajo encontrar a pequeños jugando en el barrio. No hay que olvidar que siempre hay casos puntuales de familias con carencias económicas, pero no es una situación generalizada.

Aunque la Cañada de los Tomates es a simple vista una calle habitada, ha sido testigo de excepción a lo largo de su vida del paso del ferrocarril, inaugurado en 1890 marcando la existencia de sus vecinos. Además acogió la antigua corchera donde se cocía el material para luego fabricar desde tapones a ropa. Sin olvidar un pequeño molino que, aprovechando el paso del río de la Miel, molía el cereal cultivado en los campos de La Bajadilla.

El colegio más cercano está en la parte más alta y pertenece a El Cobre, al igual que el ambulatorio que está lleno de "carencias" empezando por la saturación de usuarios, la ausencia de Pediatra o de una unidad de ambulancia. Para ir al instituto un servicio de autobús recoge a los pequeños y los lleva a la otra punta de la ciudad. Para sacar dinero en una sucursal bancaria o van a Los Pastores o a La Bajadilla.

No hay tampoco ni una tienda en el barrio, ni siquiera un quiosco y el único punto de encuentro vecinal es la sede, situada junto a la Ermita en la que aguarda la Virgen de Fátima. La imagen la trajo desde Portugal el fundador de la asociación, Francisco Rodríguez Marchante. No existe una devoción especial aunque algunas veces se ha sacado en procesión y son las mujeres del barrio las que limpian el santuario.

Viviendas

Las casas de la Cañada de los Tomates pueden tener, la más antigua, unos 60 años. Era una zona con vida por ser una cañada de paso pero no estaba urbanizada. En los primeros años cada cual hizo su vivienda como pudo, bajo la sombra de la autoconstrucción como en muchas zonas de la periferia algecireña. Sin embargo actualmente está muy controlada cada obra. La mayoría de los terrenos eran parcelas compradas que fueron repartidas de padres a hijos y todos los vecinos pagan sus impuestos.

Servicios

Lo básico no lo tienen como es el autobús urbano. Los vecinos de la Cañada tienen que ir andando hasta La Bajadilla o al ambulatorio de El Cobre para alcanzar la parada más cercana, considerando que la carretera tiene en el punto más alto un desnivel del 70%. Cuentan con "cero" parques, tanto para pequeños como para mayores, y eso que han sugerido en alguna que otra ocasión que den uso a los terrenos baldíos cercanos a la sede vecinal. Hasta el punto de que la asociación se ha propuesto para adecentarlo, siempre que les den al menos los materiales.

En cuanto a limpieza se sienten mal atendidos, tienen papeleras y contenedores suficientes y se barre un par de veces en semana. Seguros sí se sienten y perciben preocupación por parte de la Policía Local, de hecho cuando han solicitado vigilancia para la calle Escritora Emilia Daner, que conecta la Cañada con el centro de menores de El Cobre y era en sus inicios poco transitada, han tenido respuesta. Ha habido pequeños delitos, como en cualquier barrio, pero sienten que residen en una zona tranquila.

Supervivencia

Los vecinos viven aislados pero tranquilos. "No cambio por nada vivir aquí al centro", señala Lozano. Los niños de antaño, no los de ahora, jugaban en el río y se hacían sus propios campos de fútbol allanando la ribera del canal. Antes en medio de la carretera se podía hasta echar una partida a las canicas. Los camiones depositaban escombros en la cañada y el granito y las piedras la extendían los propios vecinos que fueron los que abrieron paso, como origen a lo que hoy es la calle única y principal.

Corrían los años 70 y no había aún suministro eléctrico ni de agua. Las familias iban a la "Fuentecilla" a rellenar garrafas para poder beber y lavaban la ropa en el río. Incluso para ver la televisión lo más normal era usar baterías de coches de 12 voltios con un transformador. Así fueron los comienzos de un barrio humilde que se acostumbró a vivir con nada.

paso a nivel

Es el cordón umbilical de la Cañada y ha marcado al barrio al convertir en un embudo su acceso al centro por la avenida Aguamarina. La asociación de vecinos ha luchado desde sus inicios por eliminar este peligroso paso a nivel, ya conseguido, que provocaba desde retenciones de tráfico al bajarse la barrera al paso del tren hasta situaciones peligrosas de cruces de la vía de coches y viandantes cuando los controles se averiaban.

Esta reivindicación forma parte del pasado desde febrero de 2016 cuando se abrió el paso inferior de tráfico peatonal y rodado por debajo de la actual vía. Al gobierno local del PP le tocó inaugurarlo y recordó el alcalde, José Ignacio Landaluce, que se daba respuesta a una demanda histórica de más de 25 años. Con el nuevo paso abierto también se proyectó un vial que conecte con el futuro Campus Tecnológico de Alamillos Oeste, aunque de esta carretera no se sabe nada.

Tráfico

La Cañada de los Tomates es insegura a simple vista por la estrechez de su calle e inclinación. La falta de espacios para aparcar, los tramos inexistentes de acerado y la velocidad que toman los coches por la escasez de badenes la convierten en un punto negro de seguridad vial. Es habitual que en la zona curva y con menos pendiente los vehículos al cruzarse de frente tengan que parar para dejar paso al que sube -de forma preferente- por verse obstaculizados por otros aparcados.

Es una situación compleja porque los residentes entienden que se debe a la propia autoconstrucción del barrio, ya que hay casas pegadas a fachadas y cunetas lo que haría muy difícil buscar una solución segura al tráfico rodado. El Ayuntamiento valoró dar un sentido único a la avenida principal y habilitar la calle Escritora Emilia Daner como vía para descongestionar el tráfico en el otro sentido.

El paso de vehículos de emergencias en caso de accidente es inseguro, pero los vecinos piden al Ayuntamiento que habilite un espacio de aparcamiento si decide hacer cambios en el sentido del tráfico. Aunque cada vez hay más concienciación y se evitar aparcar en la avenida.

Seguridad vial

Una de las grandes necesidades del barrio son los badenes y los pasos peatonales por la velocidad de los coches y la seguridad de los vecinos. Algunas casas han visto como coches se han empotrado una y dos veces en sus fachadas rompiendo muros y eso se debe a la velocidad con la pendiente. La eliminación del paso a nivel además ha incrementado el uso de la carretera de la Cañada como vía de enlace rápido a la autovía A-7 por Aguamarina, especialmente para los vecinos de El Cobre.

Ha habido muchos accidentes e incluso muertes, por eso piden con urgencia badenes con pasos peatonales a la altura de los números 102 al 87, donde se concentra la mayor densidad de tráfico y más velocidad toman los conductores.

Demandas

Las barreras arquitectónicas son uno de los grandes problemas de la Cañada. Hay tramos donde las aceras son inexistentes porque no hay espacio. Todo el que camina por la Cañada debe hacerlo con "cuatro ojos", tanto mirando al frente como atrás. El camino de los vecinos más mayores es el que conecta con el centro de menores, por allí transitan con más tranquilidad, aunque cada vez son más coches los que usan esta vía. Y usar una silla de ruedas puedes ser una actividad de riesgo.

Por otro lado los vecinos también demandan más desbroce en el barrio, ya que pese a ser pequeño viven al lado de zonas de campo con un riesgo mayor de incendio que el centro urbano. Hay mucha maleza y cañaveral.

Vecinos

La Cañada de los Tomates tiene un origen humilde y por eso se conforman con tener un barrio limpio y adecentado. La asociación tiene unos 115 socios y el día grande es el domingo de velada con la fiesta del agua. La asociación agradece el apoyo que reciben de la concejal Victoria Zarzuela, algo que destacan. La pequeña sede, junto a la ermita, es el corazón del barrio, donde se concentran los vecinos más mayores y se imparten desde clases de baile a talleres de costura.

Historia

El nombre del barrio es una deformación de la palabra Tomati, que era el apellido de una familia de origen genovés que llegó a la zona a través de Gibraltar. Aquel camino también llevaba a El Cobre, donde entonces existía un martinete con el que se preparaban láminas de cobre que se aplicaban a los barcos.

El barrio tuvo una urbanización tardía. Había propiedades con huertos, muchos que aún se conservan, pero el paso a nivel le dio más vida y se fue llenando de gente humilde que poblaba el territorio para aprovechar las vías pecuarias. En pleno siglo XX se cerró el río de la miel y se reconvirtió en una vía de gran tránsito aumentando las edificaciones. Desde 1892 el paso del tren marcó un antes y un después.

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