Algeciras

San Isidro: Un barrio con gran devoción

  • San Isidro, situado en pleno centro, trata de preservar su identidad como casco histórico

  • Con más de 3.000 habitantes, el núcleo está marcado por la falta de aparcamientos

San Isidro es sinónimo de Medinaceli. Es probablemente el barrio con más devotos de Algeciras y para constatarlo sólo hay que visitarlo un Martes Santo cuando el Señor de Algeciras y la Virgen de la Esperanza se abren camino entre sus calles. A finales del XVIII empezó a cobrar estructura extendiéndose la ciudad más allá de la calle Sevilla, hacia el poniente. Unas 3.000 personas residen en este núcleo asentado en pleno corazón de la ciudad entre las calles Sevilla, Blas Infante, General Castaño y Secano.

Aún quedan casas de una planta y algunos bloques, los situados en la calle San Antonio, de la década de los 80. También hay viviendas con más de 120 años y aunque la mayoría de los vecinos son mayores los nietos están dando mucha vida, mientras van llegando jóvenes que toman San Isidro como barrio dormitorio. La zona lo tiene todo a mano al situarse en el centro y representa el casco histórico de Algeciras.

El vecindario nació a finales del siglo XVIII y su nombre original era la Matagorda

El problema de San Isidro es que no hay tiendas de comestibles ni sucursales bancarias, pero tampoco lo echan de menos los vecinos porque viven tranquilos ajenos al bullicio que hay calle abajo, entre Regino Martínez y Alfonso XI. Antiguamente había una tienda en cada esquina, pero se perdió, lo que sí se mantienen son bares míticos como Pepe Troya, Casa Ramón o Los Platos. Hay que destacar también que a San Isidro le pertenecen la plaza Neda y el margen derecho de la calle Sevilla -según la dirección del tráfico-.

Los pequeños del barrio estudian en los colegios General Castaño, Salesianos o Huerta de la Cruz y los institutos más cercanos son el Kursaal y Ventura Morón. El ambulatorio que les pertenece es el del centro.

La asociación de vecinos de San Isidro, que dirige Miguel Ángel Bueno, nació en 1976 de la mano de Francisco Monfillo. Actualmente tiene 179 socios, la mayoría personas mayores que han visto el cambio de estilo de vida, antes más en la calle donde todas las familias se conocían. Los vecinos cenaban en la puerta como una gran familia y en verano el que no está en El Rinconcillo está en Getares.

Es un barrio marcado en definitiva por la historia de la ciudad. En sus márgenes, en Blas Infante, se asentó el antiguo asilo San José desde finales del siglo XIX, edificio que hoy en parte tiene uso con la coordinadora contra la droga Barrio Vivo. En el vecindario también emergió Radio Algeciras, que pasó de ser de carácter privado local a integrarse en el Grupo Prisa. Durante muchos años también ha sido cobijo de la Jefatura de la Policía Local, e incluso de un pequeño cuartel de la Guardia Civil.

SERVICIOS

San Isidro por su localización lo tiene todo y nada. Sus vecinos quieren comunicarse con el resto de la ciudad pero la parada de autobús más cercana está en la Plaza Andalucía. En cuanto a limpieza no descargan quejas con dureza pero en la plazoleta sí se percibe más dejadez especialmente los fines de semana. Faltan papeleras, esa es otra de las grandes necesidades, y aunque los contenedores son soterrados echan en falta más saneamiento.

De parques no hay nada, ni para niños ni mayores, y sí que hay algún que otro solar que podría usarse para tal fin. En cuanto a seguridad lo cierto es que se trata de un barrio muy tranquilo y la Policía Local se ve cuando se le llama. San Isidro ya tuvo su época de auge en los años 70 con la explosión de los primeros pubs como Galerías 26 o Chaplin. Luego en el Secano hasta hace pocos años se ha mantenido un goteo de locales nocturnos, pero se ha quedado en desuso en favor de las calles más céntricas dando así un respiro a los residentes.

Aparcamiento

No todo iban a ser ventajas. Vivir a pocos metros del centro puede ser una verdadero quebradero de cabeza para aparcar en la puerta de casa. A la falta de plazas por la estrechez de sus calles y la búsqueda constante de cualquier persona que quiera encontrar hueco lo más próximo al centro, se le suma el proyecto de rehabilitación del barrio que, si bien está embelleciendo como se merece el casco histórico, no deja de conllevar la pérdida de sitios para estacionar.

Por la antigüedad del barrio son muchas las casas bajas que no tienen garaje y por ello se pidió al Ayuntamiento una alternativa a esta pérdida de espacios con la reconversión de las calles, pero por ahora no las hay más allá de buscar un hueco o alquilar una plaza en los solares del barrio, en los que se ha pasado de construir a ser usados como aparcamientos privados.

Conservación

El barrio ha sufrido en las últimas décadas una alteración en su imagen de fachadas y construcciones por la dejación de funciones de Urbanismo, que no ha controlado las obras en el vecindario pese a ser el casco histórico. Prueba de ello son las moles de hormigón o estructuras de carácter modernista que rompen con la estética de paredes blancas y flores. El gobierno actual ha tratado de encauzar este despropósito con una ordenanza, en vigor desde hace un año, en la que se vela por la conservación del tipismo andaluz en San Isidro imponiendo unas normas estrictas para todos los proyectos de rehabilitación y de nuevas construcciones en consonancia con la estética del barrio.

A ello se le suma el gran proyecto de embellecimiento de San Isidro impulsado también por este equipo de gobierno para dar a sus calles el corte andaluz tradicional. La iniciativa está permitiendo rehabilitar las antiguas carreteras, cuyo adoquinado estaba deteriorado. Tramos de calles como Ruiz Tagle, San Antonio, Gloria o Buen Aire han cambiado la imagen con la sustitución total tanto de la red subterránea de saneamiento como de las conducciones de agua potable, sumado al reasfaltado y adoquinado de la calzada y acera, ambas a la misma cota y delimitadas por una línea de maceteros con flores y árboles. Además se han cambiado las luminarias rematando la actuación adecentando las fachadas de viviendas deshabitadas.

Adoquinado

Este es uno de los puntos más debatidos en el barrio porque no ha sentado bien que se cambien los adoquines antiguos. Una rehabilitación era necesaria y se está viendo efectiva ya que se están salvando muchas barreras arquitectónicas, pero los residentes hubiesen preferido mantener el suelo con adoquines de granito. En cualquier caso también lamentan la falta de conservación que ha tenido el suelo, objetivo de más erosión y prueba de ello es la calle José Román, entre adoquines sueltos y socavones debido al paso de camiones de gran tonelaje según los vecinos.

Medinaceli

San Isidro es el barrio devoto por excelencia. Incluso las imágenes que procesionan el Martes Santo se cobijan en la sede vecinal. La junta de gobierno de la hermandad del Medinaceli pretende integrar a la asociación y a la peña cultural -con más de 45 años- bajo el paraguas de una coordinadora que trabaje por el barrio. La devoción entre los vecinos es "tremenda" y se perciben en citas señaladas como el Besapié.

La hermandad este año está de celebración ya que cumple su 75 aniversario, con más de un millar de hermanos, y la agenda de actos implica también al vecindario. La capilla de San Isidro fue edificada en 1934 en el solar que ocupó un antiguo alcázar musulmán, tal y como reza un cartel de información turística muy deteriorado que da la bienvenida a los turistas al templo, con una afluencia diaria de más de un centenar de personas por la mañana.

DEMANDAS

Uno de los grandes problemas del barrio, aunque está en vías de solución, son las barreras arquitectónicas con aceras estrechas y deterioradas y calles adoquinadas llenas de socavones, que además sólo se han venido parcheando de cara a la Semana Santa. En las calles que aún están sin rehabilitar, que son la mayoría, las aceras "ni existen".

Otra urgencia es el control de las construcciones, que también se debe remediar con la nueva ordenanza de Urbanismo, ya que los vecinos ven a muchos turistas pasear por sus calles con cámaras colgando del cuello para retratar el casco histórico y se topan con excrementos caninos o esquinas negras de sus micciones. Por ello se ruega un mantenimiento básico, como el que requiere la plazoleta de San Isidro, de 1961, en el que asoma un gran grieta debido al muro trasero de los arcos, que está cediendo.

Vecinos

La asociación vecinal es el engranaje sobre el que gira el barrio. La sede, en la calle Alférez García del Valle, cuenta con más de 30 años y en ella se han dado clases desde guitarra y bandurria a cargo de Manolo Campuzano a mecanografía y todo tipo de bailes, ensayando incluso en ella la Joven Orquesta Gaditana. Además cuenta con un patio interior con escenario en el que se celebran numerosas actividades.

Cuando llega febrero se celebra el Carnaval y los vecinos entregan la Ortiga de Oro, una distinción histórica que organiza la peña cultural. En Navidad toca festejar la Pestiñada entre rondallas y fiestas, de hecho quieren recuperar la tradición de preparar los pestiños en plena plazoleta de San Isidro.

Entre los vecinos hay algecireños destacados e históricos como José Foncubierta, José Román, Ramón Puyol, Ana María Espínola, Beatriz Calderón o Paco el Cortina.

Historia

Allá por el siglo XVIII los primeros vecinos de San Isidro eran ciudadanos de las afueras, gente humilde que fue construyendo sus chozos con las piedras de las murallas y usaba matas para dar forma a las techumbres, de ahí que el nombre original del barrio fuera Matagorda. Más tarde se fueron urbanizando las calles hasta casi el siglo XIX, siendo respetada la plazoleta donde había un antiguo alcázar musulmán.

Donde ahora se sitúa la capilla se construyó un edificio que sirvió de almacén y colegio. Hasta 1934 no nació como capilla y se dedicó a San Isidro Labrador al ser la mayoría de los vecinos trabajadores del campo. La devoción por el Medinaceli nació en los años 40.

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