Algeciras

La Trocha, un camino secreto para desbrozar del olvido

  • La ruta une Algeciras y Vejer por las montañas en un trayecto casi recto de 50 kilómetros

  • El profesor José Juan Yborra y el geógrafo Jesús Mantecón sacan a la luz el oculto sendero

Un camino de hitos, sendas y grandes historias: La Trocha. Durante más de 6.000 años funcionó como un camino secreto que partía desde la mismísima Plaza Alta hacia el oeste con destino al mundo. Atravesaba las montañas en línea recta y dirigía a los caminantes desde Algeciras a Vejer en 50 kilómetros -la distancia en carretera son 70 kilómetros-. Hoy es un camino perdido, en desuso desde mediados del siglo XIX.

La Trocha estaba plagada de hitos abriéndose al mundo desde las tierras, los montes y las ciudades más allá de las fronteras. José Juan Yborra, profesor del centro asociado de la UNED, y Jesús Mantecón, estudiante de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla, presentarán mañana un minucioso trabajo sobre este sendero en una conferencia que se celebrará en la Politécnica de Algeciras a partir de las 19:30, en un acto organizado por la asociación Iulia Traducta del Aula de Mayores de la Universidad de Cádiz (UCA) del Campus Bahía de Algeciras.

La cartografía del siglo XIX evidencia el uso de antaño del camino y el abandono actual

Con este trabajo los investigadores pretenden "rescatar" el camino de La Trocha, desbrozarlo del olvido para ponerlo en valor y que la ciudad recobre uno de los hitos que le dieron sentido y que el tiempo ha ido soterrando.

El camino parte desde la Plaza Alta y sigue por la calle Mónaco -antes conocido como Puerta de Jerez-, atravesando La Bajadilla por tramos que hoy son calles como Micaela y Vicente de Paul cuyas formas curvas se deben al propio camino. Puntos como Pajarete, Rejanosa, la Cava, el Ventorrillo de la Trocha, el Puerto del Viento, el recodo de Aguafría, el Cobujón, el arroyo de Botafuegos, las Corzas, el puerto de las Hecillas, el valle de Ojén, la Torrejosa y Sobarbarro transcurren a su paso hasta alcanzar las altas extensiones de la Janda con Vejer y Medina a un paso.

El trabajo de Yborra y Mantecón tiene como objetivo visibilizar y poner en valor La Trocha, resaltando no sólo los hitos sino el hecho de que desde Algeciras a Ojén se pueda tardar unas seis horas andando. Hasta el puerto de las Hecillas consideran que podría ponerse en valor el camino porque es monte público. De hecho una vez realizado y expuesta la investigación, desean realizar una exposición en el Museo de Algeciras recordando además el trabajo en el campo. Unas 15 familias vivían en la zona trabajando el corcho y el carbón.

Yborra explica que el nombre del camino está en el subconsciente colectivo pero la realidad está en su abandono. El camino fue transitado por reyes y prófugos, comerciantes y furtivos, campesinos y bandoleros, contrabandistas y dramaturgos, viajeros románticos e ilustres geógrafos, funcionarios y buscavidas. Hay descripciones de viajeros románticos, como apunta el profesor de la UNED en el caso de Moratín, quien contaba que era uno de los "caminos más peligrosos, no sólo por su orografía sino por los asaltantes", y de ahí su nombre: camino secreto.

Actualmente hay tramos casi impracticables. La senda está cargada de hitos que la definen y le dan sentido como el llano de las Tumbas, la Garganta del Capitán, los molinos del Botafuegos, el cortijo de Matapuercos, el huerto de los Mellizos, el balneario de la Garganta Santa, los yacimientos líticos de La Trocha, el frondoso Cobujón de las Corzas -antaño despejado y plagado de viviendas y rediles-, las carboneras y alfanjes, las trochas de Los Barrios, Tarifa y Facinas, la torre del Rayo, las ventas del camino, el monasterio del Cuervo, el Tajo de las figuras, la vega de Pagana, los puentes alfonsíes de Mediana... Y muchos más.

Fue la afición al campo de Yborra la que le llevó a indagar sobre este sendero encontrando muchos textos medievales donde los cautivos de la época árabe decían huir por un "camino secreto". Luego descubrió el profesor que se trataba del antiguo camino de Cádiz, que comunicaba Algeciras con el mundo por el oeste, ya que al este había "tierra hostil" por el reino nazarí de Granada.

Desde el Neolítico prácticamente ha existido este trazado que atraviesa las cordilleras en cuatro kilómetros por la parte más estrecha pasando dos puertos de montaña. En su salida de Algeciras, según los análisis de Yborra, no transcurría el camino en paralelo al río, parte de la vía romana, al poderse inundar.

Estudio del terreno

En el análisis del terreno ha sido clave la aportación del geógrafo Jesús Mantecón, que apunta que La Trocha "ha sido un viaje y una forma de poner en valor una parte del territorio que se encuentra actualmente en el olvido colectivo de Algeciras". Muestra ciertos factores que van desde lo más especifico relacionado con la geografía física hasta lo más relacionado con la antropología y de comportamiento humano que se desarrolló en esta área de Andalucía.

Mantecón primero accedió a la información gráfica recuperando cartografía para probar el paso de la Trocha desde Algeciras, que ya marcó el transcurso del trabajo, puesto que ésta databa aproximadamente del siglo XIX. A partir de este momento había que comprobar la existencia de este camino en el mejor documento que existe: el campo.

Yborra y Mantecón emprendieron varias sesiones de campo comprobando que el camino estaba olvidado y que actualmente su recorrido original no se conocía ni por la historiografía local ni por las fuentes orales procedentes del sector más anciano de la ciudad, que había dedicado su vida a trabajar en la zona que aglutinaba La Trocha.

"Este mapa no sólo aportaba un recorrido que no coincidía con la realidad que mostraban las fuentes, sino que cambiaba el curso de todo aquello que se creía", sostiene Mantecón. Ahí empezaron a comprobarlo con la realidad encontrando una serie de evidencias que reforzaban las hipótesis. Han trabajado con Sistemas de Información Geográfica y bibliografía para reforzar sus convicciones.

Mantecón basó su trabajo en el estudio del paisaje, tanto físico como humano, comparando las formaciones orográficas pues La Trocha se encuentra entre las dos vertientes: Mediterránea y Atlántica, las cuales presentan una morfología diferente. El geógrafo encontró además la influencia antrópica en la zona. En primer lugar se veía una evolución anómala en los tiempos que corren, pues el recorrido había recuperado parte de la vegetación. Se hizo una comparación por imágenes donde se veían estos cambios, que se debían al abandono del mundo rural en Algeciras a favor de las ciudades y las actividades primarias que estaban desaparecieron y con ello La Trocha.

Este factor también les dio una solución para otro de los problemas que se presentaban, que era explicar la importante dicotomía que existía entre el campo y la ciudad -entre el mundo rural y urbano- en Algeciras. Mantecón, aplicando el sistema del urbanista K. Lynch, que decía que el mundo urbano se percibía como un sistema de sendas, bordes e hitos, entendió que es extrapolable a La Trocha al ser una senda -vía de comunicación-, poseer hitos que se repetían como la existencia de ventas e incluso de especies arbóreas como el Álamo Blanco, que guiaba al viajero a lo largo de su viaje.

Destacó Mantecón, que fue alumno de Yborra, "la motivación" recibida por su mentor. "No sólo me ha aportado nuevos conocimientos y experiencia sino que me ha aportado mucho como persona y trabajar con él ha sido una de las mejores experiencias de mi vida y lo que queda todavía".

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