Esta joven francesa afincada en Tarifa tiene a su cargo a una serie de voluntarios que estudian desde tierra el paso de los cetáceos por el Estrecho y su relación con el transporte marítimo de la zona. "Contamos con 7 voluntarios semanales entre los que hay jóvenes estudiantes pero también adultos", dice Pauline Gauffier.
Asegura que "con buen tiempo no es difícil divisar a los animales e incluso conocer desde tierra con un prismático o un teodolito el recorrido exacto de estos animales".
La finalidad de sus horas de dedicación es recabar datos que posteriormente sirvan para dar mayor protección a estas especies, algunas únicas en el Mediterráneo. "Ya se va consiguiendo cosas pero tenemos que conciencia a la gente y aumentar la vigilancia", afirma.
Trabaja en Tarifa con Circe desde 2006, primero como voluntaria y luego desarrollando su tesis de Máster sobre las Consecuencias de la epidemia de Morbillivirus sobre la población de calderones comunes del Estrecho. Ahora estudia las colisiones de rorcuales y cachalotes con los ferrys que navegan por el Estrecho.
En agosto, y tras meses de trabajo, pero también de buenos ratos y muchas experiencias, tendrá los primeros resultados.
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