historia del puerto de Algeciras (LXIX)

Gestiones de la Junta de Obras para atraer compañías de navegación extranjeras

  • Historia. En 1927 se presentó un proyecto para el dragado de 148 metros del muro surdel muelle de la Galera para conseguir el servicio directo del sur de España a New York

Aprincipios del año 1925 está documentado que en el muelle de la Galera atracaban, además de los vapores correos de África, los de la línea semanal de Barcelona, la Compañía Franco-Española de Navegación -representada por Hijos de Ramón A. Ramos- y los de la línea quincenal de la casa armadora de Gijón, Gumersindo de Riesgo Vallina.

Desde el año 1927, la Junta a través del ingeniero director venía haciendo gestiones acerca de las compañías italianas que enlazaban Europa con América para lograr que sus trasatlánticos hicieran escala en el puerto de Algeciras. En noviembre de ese año se presentó un proyecto para el dragado de 148 metros del muro sur del muelle de la Galera "para conseguir que se establezca en este puerto el servicio directo del sur de España a New York, que la Compañía Italiana de Navegación Lloyd Sabaudo viene efectuando hasta ahora desde Gibraltar a New York, restando de este modo esas entradas al puerto de Gibraltar y acrecentando los intereses del de Algeciras, que recibiría con el establecimiento en él de la escala directa a New York, beneficios incalculables".

El 13 de septiembre de 1931 la Junta acordó solicitar de la Dirección General de Navegación la escala en Algeciras de los trasatlánticos de la línea Norteamericana, "por ser nuestro puerto el más indicado para los que parten de la costa de levante". Nueve meses más tarde, ante la falta de respuesta, la Junta solicitó a la Cámara de Comercio su apoyo en la petición al Embajador de Italia para que fuera escogido el puerto de Algeciras como escala de las líneas de navegación de dicha nación en sus rutas de América y, un mes después, el 30 de junio de 1932, fueron convocadas las principales entidades de la ciudad para unificar sus gestiones en el sentido de conseguir que las Compañías Trasatlánticas Italianas hicieran escala en el puerto. Las intensas gestiones realizadas por la Junta, el Ayuntamiento y la Cámara de Comercio lograron, al fin, que a principios de marzo de 1933, el representante de las Compañías Italianas de navegación realizara una visita al puerto con el objeto de conocer todo lo referente a las posibles escalas de los buques de las compañías por él representadas que hacían la travesía a Norteamérica.

Esta visita tuvo como única consecuencia que el 25 de marzo el agente consular de Italia en Algeciras se interesara por "el tipo de tarifas de practicaje establecidas en el puerto en relación con la línea de vapores italianos que se proyecta que hagan escala en este puerto". Sin embargo, la ansiada arribada de los trasatlánticos italianos en sus rutas a América no se hacía realidad. A principios del año 1936, el consignatario Francisco Gil Pineda solicitó la cooperación de la Junta con la finalidad de conseguir el que hicieran escala en el puerto de Algeciras los buques de la Compañía de Navegación Italia, solicitando que se eximiera de los arbitrios que, según las tarifas en vigor, tendrían que abonar los pasajeros que embarcaran o desembarcaran en los expresados buques, persiguiendo con la reducción de gastos equiparar el coste de la escala con los que tenía la que efectuaban en Gibraltar. La Junta informó favorablemente esta petición e incluso propuso la exención de los arbitrios que por ella pueda percibir, "si no de manera definitiva por lo menos con carácter temporal".

Una noticia recogida en el mes siguiente por la Comisión de la Junta de Obras parecía que iba a desbloquear los obstáculos que impedían, hasta el momento, la arribada de los trasatlánticos al puerto algecireño. La Embajada de Italia había elevado una petición al Ministerio de Estado solicitando facilidades y relación de impuestos para que los buques de la Compañía de Navegación Italia pudieran hacer en el puerto de Algeciras la escala que, hasta esa fecha, venían haciendo en el de Gibraltar. La Comisión determinó "que quedasen exentos del pago del arbitrio de pasajeros a base del duplo de transporte los que embarquen o desembarquen de dichos buques, dispensa que tendría un carácter temporal, proponiendo abonen pasado el primer año el 25% e ir aumentado el importe del arbitrio progresivamente".

La Junta aún realizaría algunos intentos más para rematar las conversaciones mantenidas con la Compañía Transatlántica Italiana y lograr que Algeciras fuera puerto de escala en sus rutas entre Europa y América del Norte. En la sesión celebrada el día 27 de agosto de 1937, en respuesta a las preguntas que sobre el asunto presentó el comandante de Marina, la Junta propuso ratificarse en lo acordado en la sesión de febrero de 1936, dispensando del pago de la parte que correspondiese en el impuesto de transporte de mercancías y pasajeros, dispensa total por el primer año y establecimiento gradual en la proporción de un 25% en los cuatro años sucesivos, además de la concesión de un local en los muelles como oficinas de empresas de navegación con carácter gratuito y también con igual carácter conceder los atraques de los pequeños vapores dedicados al transporte de pasajeros de los muelles a los trasatlánticos y en general condonación total o parcial del pago de los servicios establecidos por la Junta en los muelles.

De nuevo aparece el tema de los trasatlánticos en la sesión celebrada el 7 de marzo de 1938, en la que el ingeniero director dio cuenta de la entrevista que había mantenido con el señor Carandichi, representante en España de las Compañías Italianas reunidas sobre la posible escala de los buques de sus representados en el puerto de Algeciras. El señor Carandichi había expuesto los medios auxiliares que se precisaban para poder llevar a cabo dichas escalas, así como los calados necesarios en caso de atraque en el Rompeolas, el poder contar con un remolcador de fuerza superior a 700 toneladas y disponer del ensanche del puente de la Isla Verde para permitir el paso de los vehículos desembarcados.

La Junta, considerando que las medidas exigidas por el representante de las Compañías Italianas implicaban gastos importantes que no podían ser acometidos por sí misma, ya que carecía de los necesarios recursos, acordó que la propuesta fuera sometida a estudio y resolución del Gobierno de la Nación.

La situación originada por el inicio de la Segunda Guerra Mundial en el mes de septiembre de 1939, con el colapso total del comercio internacional y de la navegación civil, alejaría sine die la posibilidad de escalas de los trasatlánticos extranjeros en el puerto de Algeciras, asunto que no se volvería a retomar hasta la década de los años cincuenta.

Antonio Torremocha. Doctor en Historia Medieval. Académico de número de la Academia Andaluza. Director del Museo de Algeciras (1995-2007)

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