Algeciras

La Algeciras marroquí

  • La población foránea más numerosa de la ciudad es la comunidad de Marruecos

  • Su epicentro es la zona baja, el área con mayor proporción de extranjeros de Cádiz

El Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía acaba de publicar un estudio que confirma lo que se puede imaginar con un simple paseo por sus calles: la zona baja de Algeciras es el área con mayor proporción de extranjeros de la provincia de Cádiz. Y en particular predominan los ciudadanos del Magreb, un 27,5% de la población que reside en esta parte del centro urbano. Entre ellos destaca la comunidad marroquí, la más numerosa de la ciudad. Son alrededor de 6.000 las personas de Marruecos establecidas en Algeciras, el 60% de los foráneos asentados en el municipio.

La zona baja, de hecho, respira aún más ambiente marroquí del que señalan las estadísticas. Es un pequeño Marruecos incardinado con naturalidad en el corazón de Algeciras. Es un mediodía cualquiera y las mujeres, tocadas con velo, arrastran el carrito de la compra. Los hombres charlan en las terrazas delante de sus tés en vaso largo. Los comercios ofrecen productos y sabores del otro lado del Estrecho. Hay también dos mezquitas en estas calles. Y carteles en árabe.

Ghita Taha es de Larache y llegó hace diez años a la localidad. Trabaja como mediadora intercultural en el proyecto de fomento de la convivencia Un barrio de todos y explica por qué la zona baja es mucho más de lo que exponen los porcentajes. La comunidad marroquí, como cualquier otra, acude al centro a hacer su vida, su día a día, compras, trabajo, relaciones... La mayoría sin embargo no reside por aquí, sino en otros barrios como La Piñera, La Juliana o La Bajadilla.

Se pregunta a uno y a otro y todos coinciden en que la integración es buena. Yacoubi tiene un locutorio. Vino en 2010 con los suyos. "Algunos familiares llegaron a España en los 80 a Barcelona. Yo me decidí por Algeciras porque está más cerca de Marruecos y tenía una mejor cultura para mis hijos. Se integraron muy rápidamente. Los españoles en esta zona son más abiertos a los extranjeros que en otras partes. Aquí es una sola comunidad. Conviven perfectamente", indica.

La mezcla de culturas alcanza extremos que sorprenden y hasta arrancan una media sonrisa. Por ejemplo en la peña Camarón, donde los marroquíes juegan a las cartas, al dominó o al parchís rodeados por fotos del legendario cantaor. Hamed es el encargado de la barra. Los parroquianos ven la mañana pasar "porque no hay trabajo". Uno de ellos cuenta que antes estaba en Trasmediterránea y que ahora va cogiendo "lo que surja". "Echan el rato, se van a la mezquita a rezar, vuelven y luego se van a su casa a dormir", relata ufano Hamed, quejoso sin embargo porque a veces se pasan por la zona algunos a fumar porros y a pedir.

En la carnicería Alhambra no deja de entrar gente. Es un goteo constante de clientes. Los empleados no pueden parar un momento. El dueño, Abdelmounim, carnicero desde chico en su Tetuán natal, dice que gracias a Dios el negocio va bien, que unos meses son mejores que otros, pero que va bien. También precisa que son días especiales, una de las épocas señaladas para la comunidad marroquí. El pasado sábado empezó el Ramadán. Se hacen grandes compras para las reuniones familiares.

En Alhambra toda la carne es halal, hay sandías gigantes de Marruecos y decenas de diferentes clases de tés. Por supuesto no faltan los dulces típicos marroquíes. Qué pinta. La verdad es que a uno se le hace la boca agua.

La cafetería Goya es un clásico en su esquina de la acera de la Marina. Su propietario es Ibrahim. "Vine aquí como todos, para comerciar", comenta. Fue hace 11 años y todavía no domina del todo el español.

La cafetería Goya, como todos los negocios de la zona, está frecuentada por los marroquíes algecireños. En sus cocinas buscan los platos de allá. Los que más salen son el tajine de ternera y el de albóndigas, el pollo al limón o el cuscús.

Desde la terraza del establecimiento se otean los barcos que conectan con Ceuta y con Tánger. En general a la Algeciras marroquí se la ve feliz y contenta, hecha a esta tierra.

Guita, la mediadora intercultural, que está en permanente contacto con la comunidad y sabe bien de lo que habla, afirma que sí, que así es. Pero el vínculo con los orígenes, de cualquier forma, es fuerte. Sí, también hay nostalgia, añade, recuerdos de gente vendiendo hierbabuena y lejía en las calles, de niños gritando en las plazas. "Si nadie ha emigrado, no sabe lo que es eso", remarca. En Algeciras al menos, en la zona baja, los marroquíes se sienten un poco más cerca de casa.

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