la opinión invitada

La sequía, adaptarse sí o sí

  • Se reclama apoyo para investigar variedades de cereales que sobrevivan a climas extremos

La sequía, adaptarse sí o sí

La sequía, adaptarse sí o sí

Septiembre ha sido, según Aemet, el mes más seco de lo que llevamos de sigo XXI; octubre, el más seco desde 1995. Ambos datos y, sobre todo algo que no es muy científico pero de lo que nos fiamos mucho en el campo, la observación de nuestros mayores, nos hace pensar que debemos encarar la situación desde ya y, sobre todo, buscar una solución a largo plazo porque lo que vivimos ahora no tiene visos de mejorar por generación espontánea.

Yo creo en el ser humano y me parece que la solución viene de nuestra mano y de las decisiones que tomemos desde ya, y así lo he expuesto en mi ámbito, como vicepresidente del Grupo de Cereales, Proteaginosas y Oleaginosas del COPA-Cogeca, en representación de Asaja Nacional. He planteado en Bruselas que es imprescindible apoyar las diferentes líneas de trabajo que se están desarrollando para obtener variedades de cereales adaptadas a las condiciones climáticas extremas como la sequía, uno de los cultivos que más sufre las situaciones climáticas adversas.

La producción de cereales se ha reducido un 40% desde la pasada campaña

La adaptación climática es una de las líneas prioritarias de trabajo en las empresas que realizan investigación. En el caso de España se siguen dos vías de estudio; una es la adaptación a las variaciones bruscas de temperaturas y, la otra, es la adaptación a la sequía, principalmente con mejoras para disminuir las pérdidas de agua por evaporación. Según datos de Anove, la asociación que agrupa a las compañías y centros públicos dedicados a la generación de valor añadido en el sector agroalimentario a través de la investigación, el desarrollo y la explotación de nuevas variedades vegetales- se estima que en no más de cinco años estas variedades estarán ya en el mercado español.

Y es necesario su apoyo porque los datos no dejan duda, la producción de cereales en España se ha reducido en torno a un 40% de la campaña pasada a la actual y todo apunta a que los grandes causantes de la merma son la sequía y el calor prolongado. En el ámbito mundial también ha habido bajada, esta vez del 4%.

Por tanto, y teniendo en cuenta que para sacar al mercado una variedad hacen falta diez años, si le sumamos que los expertos dicen que los periodos de sequía son cíclicos y se repiten también cada diez años aproximadamente, mucho tenemos que correr para llegar a tiempo al próximo ciclo que será en el 2020.

La cuenta de los años se hace desde los 90 hasta ahora y ojalá se mitigue, porque nombrar los años noventa en Andalucía es cosa grave.

Aquí en el sur, lo llevamos todo por delante, y mientras algunos disfrutaban al máximo de la proyección mundial que nos dio a la comunidad la Expo, otros vieron cómo sus negocios, en su gran mayoría agrarios, se fueron al traste por una sequía que no hay quien olvide, porque nos afectó en todos los ámbitos de nuestras vidas, hasta en aspectos tan nimios como que nos obligó a ponerle horario a ir al baño. Hasta ese extremo llegó.

Cabe destacar que la experimentación no concierne sólo a cereales, se están haciendo ensayos con girasol para obtener un sistema radicular más largo de forma que la planta penetre más en la tierra y que la hoja pierda menos agua por transpiración.

En remolacha también se están abriendo líneas para que el cultivo necesite menos agua.

Todas estas líneas de investigación están íntimamente relacionadas con lo que está por venir y en el camino a seguir para mitigar las consecuencias del cambio climático.

El Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama) ha reiterado esta semana, durante su participación en la Cumbre del Clima de Bonn (COP 23), el apoyo de España a la "Iniciativa 4 por mil" para el aumento del carbono orgánico de los suelos, la seguridad alimentaria y el clima, una iniciativa que el Ministerio va a tener en cuenta en las diversas Estrategias e Iniciativas de futuro a adoptar por España en los próximos años en materia de agricultura, suelos y cambio climático.

Ha añadido que estará presente en la Estrategia de Agricultura, Clima y Medio Ambiente, que incluirá al sector forestal, y que está empezando a elaborarse para definir cuál debe ser la contribución de la agricultura y la silvicultura al desafío del Cambio Climático y a la preservación del Medio Ambiente.

Esta Estrategia tiene además vocación de integrarse en la futura Ley de Cambio Climático y Transición Energética, en la que el Gobierno de España lleva trabajando los últimos meses.

Esta iniciativa que se lanzó en la Cumbre del Clima de París (COP 21) en el marco de la "Agenda de Acción Lima-París" y a la que España se adhirió en diciembre de 2015, tiene el objetivo de aumentar el contenido de carbono orgánico de los suelos de manera que éstos se conviertan en sumideros de carbono, mitiguen el cambio climático, mejoren su resiliencia y, por tanto, la adaptación a los escenarios futuros de cambio climático.

Y los agricultores ya están trabajando en ello desde sistemas como la agricultura de conservación, la producción integrada o la apertura a nuevas variedades adaptadas con un objetivo claro, conseguir más con menos recursos.

El sector quiere avanzar pero, como en todo, no puede hacerlo solo y, recordando las palabras que Emilio Camacho, catedrático de Ingeniería Hidráulica de la UCO, dio en este mismo suplemento "cada euro invertido en investigación, se recupera con creces" y yo aporto, y si de ello depende la alimentación del mundo y la conservación del planeta es innegociable.

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