bella gonzález oria. gerente de Ciudad del Campo

"La nueva generación tiene la obligación de cultivar sano"

  • La empresa Ciudad del Campo es pionera en 'berries' ecológicas

  • Su gerente afirma que la ecología no debe ser una moda, sino el rumbo que la economía tiene que tomar

  • "La salud depende mucho de cómo te alimentas"

Bella González Oria camina entre los cultivos de la Ciudad del Campo, de la que está al frente junto a su padre.

Bella González Oria camina entre los cultivos de la Ciudad del Campo, de la que está al frente junto a su padre. / M. g.

Tiene las ideas muy claras: la ecología es el camino y por él transcurre la empresa que saca a delante hombro con hombro con su padre. Bella González Oria es ejemplo de que el relevo generacional en el mundo agrario no sólo es posible, sino indispensable para avanzar: la Ciudad del Campo es pionera en cultivo ecológico de berries. Aquí cuenta cómo.

-¿Por qué deciden dar el salto para certificar su producción como ecológica?

Comenzamos con la certificación de la huerta y después con las 'berries', siendo la primera la fresa"

-No es tanto saltar como dar un paso hacia atrás. Hay una frase escrita en Ciudad del Campo que dice "el camino por el que voy va hacia atrás, para ver el futuro". Si somos conscientes del aquí y el ahora que vivimos, las nuevas generaciones camperas tenemos la obligación de cultivar sano.

-¿Por dónde han empezado y cuáles van a ser los siguientes pasos en la certificación?

-Comenzamos con la certificación de la huerta, después con las berries, siendo la primera en dar el paso la fresa, a continuación arándanos, y en breve tendrán luz verde frambuesas y moras. También tenemos frutales certificados en ecológico. Para otoño de 2017, iniciaremos la reconversión de los animales de granja, aunque la ganadería apícola ya está en ecológico, tenemos una miel deliciosa en Ciudad del Campo.

-¿Qué supone a la hora de la producción, manipulación y embalaje ser un producto ecológico? ¿Tiene mucho coste?

-Sí, fundamentalmente se debe al cambio de manejo. En ecológico, el manejo agrícola tiene como principal tarea la prevención. No consiste en poner tiritas, ni en un trabajo agrícola de calendario, con tratamientos rutinarios, ni en el monocultivo, sino en crear un entorno saludable donde la biodiversidad, el asociacionismo, el respeto de la flora y la fauna, así como el capital humano, permitan una convivencia estable que favorezca el desarrollo de la producción.

-Y, ¿qué ventajas esperan obtener con la calificación de producto ecológico?

-La confianza de consumidores que busquen una alimentación sana, libre de químicos.

-¿Cuándo han empezado a vender su primera producción ecológica?

-En la primavera de este año.

-¿Por qué no hay producción ecológica en frutos rojos? ¿Por qué son pioneros?

-Afortunadamente somos más de los que creemos quienes hemos iniciado la certificación a ecológico en este rincón de España. Huelva es un vergel, sus tierras surten una amplia variedad de frutas y verduras. El cultivo de la huerta en ecológico no es tan difícil porque la memoria viva de nuestros abuelos nos recuerdan cómo cultivar sano, "como antiguamente", "como toda la vida". Pero no tenemos memoria viva de producción de frutos rojos, no sabemos cultivar "como antiguamente", "como toda la vida" las berries, son producciones relativamente nuevas con un manejo convencional.

-¿Cree que el consumidor es consciente de lo que le aportan los productos ecológicos o aún no conoce bien la diferencia y simplemente cree que son más caros y no compensa?

-El desconocimiento sobre la alimentación en general es muy elevado, tanto en el plano nutricional, como gastronómico, y a nivel agronómico aún mayor. Lo ecológico no debe ser una moda sino el rumbo que la economía tiene que tomar. En las últimas décadas hemos pasado a consumir acorde a un calendario de mercado, a una homogeneización dietética, a comprar con los ojos, le hemos dado la espalda a la naturaleza. El consumidor de a pie comienza a estar cansado de que los productos frescos no tengan sabor, existe desconfianza a la hora de comprar. Empieza a estar interesado por qué hay detrás de cada alimento que compra, si está limpio de químicos, quién cultiva, dónde, la salud depende en un gran porcentaje de cómo te alimentas.

-Creo que tienen un programa de visitas para acercar al consumidor al campo, para que vea la producción, ¿no?

-Cierto, nuestros consumidores tienen las puertas abiertas de par en par. La confianza de saber que a cualquier hora, cualquier día, puede visitar la huerta que alimenta a su familia, una huerta sana para una cocina sana, genera tranquilidad.

-Ustedes hace tiempo que apostaron por la lucha biológica para el control de plagas. ¿Es realmente efectiva?

-Por supuesto, la lucha biológica fuerza la desaparición de plagas al provocar un escenario en el que los depredadores naturales consiguen ganar la batalla a los insectos dañinos para el cultivo.

-¿Cuántas hectáreas tienen cultivadas, de qué variedades y dónde venden sus producciones?

-Tenemos siete hectáreas, es un compendio de variedades donde prima la biodiversidad, y con venta directa en el mercado nacional.

-¿Cuál es el origen de Ciudad del Campo?

-Es la continuidad de un estilo de vida, el de la familia de campo, donde dignificamos este estilo de vida. Hemos creado una ciencia, la campología, la ciencia del campo, siendo éste el espacio unificador de pueblos y ciudades. Dicha ciencia estudia los aspectos sociales y biológicos acontecidos en el mismo.

-¿De dónde surge el nombre de la empresa?

-El diccionario de la Real Academia Española describe rural como inculto, tosco y apegado a cosas lugareñas, sin embargo urbano es descrito como cortés, atento y de buen modo, esa dicotomía en el siglo XXI no tiene razón de ser. Por ello la construcción de este micromundo que fusiona el mundo rural y urbano.

-¿Cómo espera que se desarrolle la campaña este año?

-El campero no conoce el descanso ni mide su trabajo en una campaña, se dice que en cinco años puede hacer balance. No hay dos campañas iguales, el sector lleva pasando unos años duros, esperemos que el tiempo acompañe. Mirar al cielo y a la tierra, mimarlos, y que sea lo que Dios quiera.

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