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Un muerto y catorce heridos, trágico balance del accidente de Udea-Las Columnas

  • El autocar en el que el equipo regresaba de Almería se salió de la carretera durante la madrugada en Nerja y el secretario, Santiago Orduña, falleció. El deporte y la sociedad comarcal se convulsionaron.

Rubén Almagro

 

El deporte y en general la sociedad del Campo de Gibraltar se conmocionó el domingo 21 de abril de 1991. Ese día, cuando el reloj aún no había alcanzado las tres de la madrugada, el entonces primer equipo de baloncesto de la comarca, el Udea-Las Columnas que militaba en la Segunda división, sufrió un gravísimo accidente de tráfico en el viaje de regreso desde Almería, donde la noche antes había encadenado, ante La Salle, su tercera derrota consecutiva.

Un muerto, el tesorero del club Santiago Orduña, que contaba 47 años, seis heridos graves y ocho leves fue el trágico balance de la salida del autocar en el que viajaba la expedición a la altura de la curva del kilómetro 301,500 de la Nacional 340, en el término municipal de Nerja (Málaga).

El vehículo cayó a un terraplén de unos 200 metros y cuando por fin detuvo su caída los viajeros, entre los que se encontraban jugadores, técnicos y simpatizantes, experimentaron situaciones realmente dantescas, en medio de una enorme confusión.

La peor de todas, la situación de Orduña, quien sentado junto al conductor pidió que no se le tocase. Cuando las asistencias médicas le desplazaban al Hospital de la Axarquía, en Vélez Málaga, perdió la vida. Su capilla ardiente fue instalada posteriormente en el pabellón Ciudad de Algeciras.

Mientras los heridos más graves –el técnico Juan Arrabal, los jugadores Modesto Carvajal y José M. Jiménez o Alicia Iglesias, que sufrió la amputación de un brazo– quedaban ingresados en ese mismo centro sanitario, el resto de los expedicionarios, entre ellos los heridos leves una vez recibidos los primeros auxilios, volvieron a montarse en un autobús que había partido de Motril y que arribó a Algeciras momentos antes de las tres de la tarde de aquel mismo domingo.

El presidente del club, Eduardo Corral, que había viajado en su turismo personal –curiosamente Santiago Orduña le había acompañado en el viaje de ida pero había insistido en regresar con la expedición– había vuelto con el capitán, Santi Chico, y con Manolo Olmedo. La llegada estuvo preñada de momentos de gran emoción. Chico y Javi Malla, que se reencontraban, se fundieron en un abrazo mientras que los familiares de los expedicionarios no podían controlar el llanto cuando alcanzaban por fin a verles cara a cara.

El alcalde de la ciudad, Ernesto Delgado Lobato, que dijo estar “muy afectado por la pérdida de un gran amigo” recalcó con rotundidad: “El deporte de Algeciras está de luto y tardará en recuperarse de este terrible golpe”.

luto solemne

El lunes día 22 se constituyó realmente en una jornada del luto solemne a la que se unieron no ya el resto de las poblaciones de la comarca, sino de toda Andalucía. Bajo una fina lluvia recibieron cristiana sepultura los restos mortales de Santiago Orduña, cuyo féretro fue portado, entre más de un millar de asistentes, por directivos y jugadores del primer equipo. Los grandes ausentes fueron los viajeros que aún permanecían ingresados y que algún caso tardarían aún varios días en abandonar el hospital.

Por si hubiese existido bastante dramatismo durante el fin de semana, el presidente de la Federación Malagueña, José Paterna, perdió la vida en otro accidente cuando regresaba a casa después de haber asistido al acto del sepelio en Algeciras.

La Federación se anteponía a la petición del club y le autorizaba a aplazar los encuentros que solicitase, mientras el máximo responsable del club barajaba la retirada de la competición.

Años después el Algeciras-Cepsa entregó en bandeja de plata la plaza que le correspondía en la LEB al CB Los Barrios, que en estos momentos, bajo la denominación de Villa, vive los momentos más brillantes de toda su historia.

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