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El sector pesquero pasa en veinte años del esplendor a la crisis

  • Las décadas de los 70 y 80 representan para la flota de Algeciras el auge que se rompe con los conflictos en el puerto por las irregulares relaciones con Marruecos

Eran los años 70-80 y el muelle pesquero reflejaba el esplendor que vivía el sector. Más de 200 barcos con base en el puerto de Algeciras se apilaban en filas de a cuatro o cinco a la espera de vender sus capturas. A estos se unían otros muchos que, procedentes de Alicante, Galicia u otros puertos andaluces, generaban una importante actividad económica en la lonja pesquera. Eran buenos tiempos y los pescadores rentabilizaban bien su trabajo, especialmente, en aguas de Marruecos.

Tras varios protocolos firmados unilateralmente entre España y el país vecino, se rubrica en el 88 el primer acuerdo de carácter comunitario. Entonces, se comercializaba pescado por un valor superior a los 42 millones de euros. Pero el final de la década de los ochenta supone el comienzo del declive del sector. Aunque no eran nuevos los apresamientos y abordajes por parte de las patrulleras marroquíes, en 1990 estas actuaciones supusieron el desencadenante del conflicto. Ello fue la causa del primer gran bloqueo del puerto. Durante el mismo, muere el marinero gallego AntolínLamba. Se vive la tensión con barricadas y manifestaciones. Hay heridos y detenidos.

La década de los noventa se inaugura también con la “guerra” que las cofradías declaran al decreto promulgado por el consejero Manuel Manaute. La normativa venía a regular la actividad de estas organizaciones pesqueras.

Los sucesivos acuerdos de pesca se firman, no sin problemas. Tras el de 1992 se desarrollan protestas contra la entrada de pescado marroquí. En 1994 hay un nuevo amarre de la flota y ese mismo año Marruecos prohíbe el uso de la red de monofilamento. Entonces, se produce un nuevo bloqueo del puerto que provoca nuevos enfrentamientos con la Guardia Civil.

1995 es un año negro para la flota local. En mayo, se amarra ante la falta de convenio, produciéndose incidentes en el puerto contra la entrada de pescado marroquí. Este país comienza a desviar carga a otros puertos. El conflicto pesquero más largo termina con la firma del que sería el último convenio tradicional que no satisface a los pescadores por la fuerte reducción de capturas. Desde 1986 a 1999 Algeciras llega a perder el 69 por ciento de su capacidad extractiva. A partir de 1999, año en el que expira este último convenio, la actividad pesquera en Algeciras empieza a afrontar su declive. Comienza una dura reconversión que irá haciendo desaparecer la gran flota que fue.

futuro incierto

La falta de pesca ha incidido en la viabilidad de la Cofradía de Pescadores, que año tras año, ha visto cómo se reducían sus ingresos. Pero la falta de acuerdo también hizo que desapareciera toda la actividad directamente relacionada con el sector, como vendedurías, collas, exportadores. Actualmente no hay ni una fábrica de hielo. El servicio está bajo mínimos. La puesta en marcha de Mercalgeciras ha incidido, según denunciaba la Cofradía de Pescadores, en la reducción de la actividad al desaparecer de la lonja las segundas ventas.

La actividad se ha ido reduciendo a una flota de pequeño porte, la mayoría polivalente y renovada, eso sí, que se centra en la pesca del voraz, el sable o el atún, especialmente. Pero la actividad local, como la cerquera, también ha ido disminuyendo mientras afrontaba conflictos a finales de los 90 como el de Gibraltar, la prohibición de la red de enmalle a la deriva o el cada vez menos espacio en la Bahía para la práctica pesquera.

Después de muchos años sin relaciones, 2006 llegó con un nuevo acuerdo de pesca. Había ilusión, pero también cierto excepticismo. Y el globo se desinfló. El Campo de Gibraltar consiguió 14, pero sólo 8 se mantienen actualmente, aunque compaginándolas con el caladero nacional, porque esas aguas no son rentables.

El imparable incremento del gasto por el gasóleo y la depreciación de las capturas, cuyo precio no sube para el sector extractivo en consonancia con los gastos, se ha dejado notar en la cuenta de resultados de los armadores. Hoy prácticamente ya no es rentable salir a faenar. Por eso, cada vez es más difícil encontrar tripulaciones, y más tituladas. No hay cambio generacional. Para el presidente de la Federación Andaluza de Asociaciones Pesqueras, Pedro Maza, es necesaria una restructuración seria, con abaratamiento de los costes y la introducción del sector en la comercialización.

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