2008

La justicia deja hueco al asesino

  • El pederasta Santiago del Valle acabó con la vida de la pequeña Mari Luz Cortés.

Aún no se había pasado la resaca navideña cuando asaltó a Huelva esa desagradable sensación de amenaza que, por desgracia, tan bien conocía. El 13 de enero la familia de una niña de cinco años residente en la barriada del Torrejón daba la voz de alarma: Mari Luz había desaparecido, era demasiado pequeña para haberse ido sola y la habían perdido de vista demasiado poco tiempo como para que pudiera haber llegado muy lejos. Y aunque toda la ciudad se movilizó rápidamente para tratar de localizar a la niña, se vislumbraba el trágico final que se confirmaría casi dos meses después, cuando un trabajador de Cepsa avistaba el cuerpo sin vida de la niña flotando en las proximidades de la refinería.

Santiago del Valle, un pederasta que llevaba años esquivando la cárcel, acabó con la corta vida de Mari Luz. Vio a la pequeña salir de su casa camino del quiosco cercano y llamó su atención. Después, con la cooperación de su hermana Rosa, se deshizo de la niña, aún con vida.

Una cadena de errores y retrasos en el sistema judicial posibilitó que Del Valle estuviese en libertad aquella tarde del 13 de enero y no pagando por las causas que tenía pendientes. De hecho, había sido condenado en 2005 a dos años y nueve meses de prisión por abusar de su propia hija, pero Rafael Tirado, titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Sevilla, no ordenó la ejecución del fallo. Esto tendría consecuencias para el magistrado y generaría una movilización de jueces y secretarios judiciales que se quejaban de la falta de personal y medios en sus centros de trabajo.

Por su parte, el padre de Mari Luz, Juan José Cortés, inició con el apoyo de su familia y de toda la sociedad una campaña llamada "Por una justicia justa", con la que pedía al Gobierno un endurecimiento de las penas para casos como los de su hija. En mayo entregó personalmente a José Luis Rodríguez Zapatero más de dos millones de firmas.

El judicial no fue el único sector en pie de guerra durante 2008. La pesca y el transporte se resentían por la subida de los combustibles y organizaron protestas y paros como el que en junio llevó al desabastecimiento de los mercados y gasolineras.

Combustible fue precisamente lo que les faltó para regresar a los diez barcos de la empresa Astipesca que quedaron atrapados más de un mes en Santo Tomé (África) con 28 marineros, 16 de ellos onubenses.

En clave política, 2008 fue un año caliente. En Bollullos, un pacto entre IU y PP terminó con la alcaldía del socialista Carlos Sánchez. Izquierda Unida acabó expulsando a los cinco ediles de su partido que habían organizado la moción.

En Huelva, Javier Barrero cedió el testigo a Mario Jiménez como secretario provincial. Lo mismo hizo Pedro Rodríguez con Manuel Andrés González, que se convirtió en presidente provincial del PP tras un congreso provincial en el que compitió con otro peso pesado: el alcalde de Palos, Carmelo Romero.

Poco después, en octubre, la portavoz socialista en el Ayuntamiento de Huelva, Manuela Parralo, anunciaba su marcha de la política activa y tras ella se iba el viceportavoz José Fernández. El PSOE eligió a la diputada Elena Tobar para ocuparla vacante.

La ciudad vio también cómo se resolvían los últimos litigios judiciales pendientes. Respecto al Ensanche Sur, el TSJA dio en noviembre vía libre a su construcción tras desestimar el postrero recurso de la Junta de Andalucía. No tuvo tanta suerte el Ayuntamiento de Huelva con el caso de la central de Endesa: finalmente, el alto Tribunal andaluz declaró firme la sentencia anterior y el Consistorio tendría que indemnizar a la empresa.

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